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La seño Luci: La maestra que enseñó a dos generaciones en las aulas

En el marco del Día del Maestro, la historia de la riocuartense de 97 años es digna de ser contada, ya que trabajó 42 años como docente y directora en distintos centros educativos de la ciudad y la zona rural. Con asistencia casi perfecta, se jubiló a sus 66 años de edad

Lucinda Rosa Caminos de Galizia nació el 3 de agosto de 1926 en la ciudad de Río Cuarto y es la mayor de cinco hermanos.

Su madre, luego de que terminara sus estudios primarios, decidió anotarla en el Colegio Nuestra Señora del Carmen.

Caminos cursó sus cinco años allí en el centro educativo y, culminados sus estudios del nivel secundario, recibió sus dos flamantes títulos en 1947: maestra y catequista.

Ya con todos los conocimientos adquiridos, empezó a dar clases particulares en su casa paterna, en el barrio Alberdi.

En 1951 la hermana María Cruz Mignola se comunica con la maestra para que ella ejerciera la docencia en quinto grado en el Colegio Nuestra Señora del Carmen.

“Mi primera vez en un aula fue con 52 alumnas que pertenecían a quinto grado del Carmen, algo que nunca me voy a olvidar”, enfatizó Caminos o, como sus estudiantes o exalumnos la nombraban, la “seño Luci”.

Su paso por el Colegio Nuestra Señora del Carmen fue corto, ya que estuvo dos años; no obstante, su camino en la enseñanza seguía para otros rumbos.

Fue así que emprendió su labor docente en una escuela de la localidad de Carnerillo, donde estuvo diez años allí como maestra.

“Vivía con mis tíos; ellos no tenían hijos, por lo que me recibieron con los brazos abiertos”, destacó Caminos, quien hizo hincapié en que vivió con sus familiares un año.

En diciembre de 1952 contrajo matrimonio, por lo que volvió a la ciudad de Río Cuarto y todos los días que debía asistir a la escuela viajaba para Carnerillo y cumplía con su jornada laboral hasta los sábados por la mañana, ya que comenta la riocuartense que ese día aprovechaba y se quedaba a almorzar con sus tíos para acompañarlos a ellos también.

“Mi papá era ferroviario y mi hermana menor me esperaba en el andén del Ferrocaril de Río Cuarto”, recordó Caminos.

Luego de diez años de ejercer la docencia en Carnerillo, siguió su camino en una escuela rural de Chucul.

Una historia de borrador y tiza

Lucinda Rosa Caminos de Galizia actualmente tiene 97 años. Ha sido maestra y directora de colegio durante décadas, más precisamente 42 años ejerciendo su labor docente, y obtuvo distintos recocimientos por parte de sus estudiantes, docentes y directivos por su gran entrega y servicio a la educación.

A sus 66 años de edad se jubiló de su profesión.

Su rol como directora surge en la escuela rural de Chucul por ser la maestra de mayor antigüedad del centro educativo, sin tener en cuenta la edad del profesor.

Una de las anécdotas o historias que recuerda la seño Luci sobre su labor como docente en escuelas rurales es que en varias ocasiones debía trabajar con dos o hasta tres grados simultáneamente en el mismo espacio.

“En un aula, tres pizarrones y tres grados con contenidos distintos y venían los inspectores para ver cómo trabaja cada maestro”, manifestó Caminos.

Su paso por Chucul fue de treinta años. Allí ejerció la docencia y luego la dirección del centro educativo.

La localidad se encuentra situada en el este del departamento Río Cuarto, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Río Cuarto, por lo que la riocuartense viajaba todos los días ya sea en tren o haciendo dedo en la ruta con dos docentes más del centro educativo.

Tras tantos años de dedicación a la educación de los niños, Caminos apunta que, si veía a algún estudiante atrasado con la materia o que no comprendía ciertos contenidos, ella se quedaba después de dar clases y le explicaba nuevamente las veces que hiciera falta.

Así también, en los recreos siempre acompañó a cada uno de los estudiantes.

“Formamos una gran familia con la comunidad educativa de Chucul, ellos estaban siempre conmigo”, señaló la docente.

Al mismo tiempo, recordó que las docentes no sólo se ocupaban de la educación de los niños sino que también, al ser una gran familia, ellas estaban al tanto de cada necesidad o situación exterior del centro educativo y buscaban una solución para que ninguno de los estudiantes perdiera un día de clase.

El cuerpo docente trabajaba conjuntamente con la Cooperadora y con la Comisión de Madres del centro educativo de Chucul por si a algún estudiante le faltaba el guardapolvo o las zapatillas, ellas le conseguían al otro día para que los chicos pudieran asistir al centro educativo.

Dejar el guardapolvo pero seguir siendo la seño Luci

A sus 66 de años de edad y 42 años de su carrera docente y directiva, Caminos se jubiló con asistencia casi perfecta en su profesión.

La maestra resalta que sus exalumnos la recuerdan y hasta la saludan por su cumpleaños.

Una de las anécdotas que comentó la riocuartense en diálogo con Puntal fue cuando una de sus estudiantes del centro educativo de Chucul la invitó a un acto escolar sin saber que, en realidad, la ex-alumna la había invitado a su acto de despedida de maestra en la escuela, en el que también había varios chicos del curso al cual ella daba clases.

“Algunos estudiantes míos hasta son abuelos y, cada vez que nos encontramos por las vueltas de la vida, ellos se acuerdan de mí, como yo de ellos”, remarcó Caminos.

Al día de hoy, además de ser la seño Luci de cientos de estudiantes, es mamá, abuela y bisabuela, por lo que su entrega de amor y dulzura es repartida en cada una de las personas que la rodean y, a pesar de su longeva edad, ella recuerda al detalle su historia de vida como a cada uno de los protagonistas de su largo camino recorrido.