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Una vida de rompecabezas

La reconocida patóloga pediatra, Marta Cohen, cuenta cómo llegó al Reino Unido. Todo comenzó tras una cena de 10 dólares que le cambiaría la vida. Su labor hoy es clave para la patología infantil en el mundo

Se recibió de médica en el año 1984, y ya sabía que quería especializarse en patología (el estudio de las enfermedades). Una especialidad que describe como “muy enciclopedista, me permite involucrarme con tumores, infecciones, sífilis, HIV, con bebés que fallecen en el vientre materno; es muy amplia”, comienza diciendo Marta Cohen que a través de plataformas recibe a Salud & Ciencia desde Reino Unido.

La profesional realizó su residencia en la UBA tres años y luego surge la posibilidad de hacer una residencia en patología infantil en el Hospital Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires, sin embargo fue una experiencia de la que asegura; “no era lo que esperaba”.

Después de eso llegan los 10 dólares que le cambiaron la vida. Una historia que tiene muchos más detalles en su libro “Un Mundo en Pandemia”, pero que ella misma cuenta para este diario: “Era la época de la hiperinflación, los sueldos de los residentes eran 40 dólares y voy a un congreso en La Plata donde la cena salía 10 dólares, yo no podía ir porque era un cuarto de mi sueldo. Mis padres (ambos pediatras), siempre valoraron ir a esas cenas de los congresos para conocer gente. Mi madre me manda los 10 dólares y voy, era la única joven ahí. Esa noche conozco a un gran profesor sudafricano que me ofrece ir a hacer un ‘fellowship’ (beca) con él. Era la Sudáfrica del Apartheid, Mandela estaba preso aun. Entonces me casé con mi marido y nos fuimos. Era por un año, nos quedamos dos, vimos el fin del Apartheid, la liberación de Mandela y cómo se construyó esa democracia. Luego nace nuestro hijo con un gran síndrome genético, muy grave, ya tiene 31 años. Entonces nos volvemos a Argentina, tuve mucha discriminación por tener un hijo discapacitado, pensaban que yo no iba a poder trabajar por tener un hijo en esa condición, como era mujer mi vida había terminado, en todas las entrevistas me preguntaban ‘quién va a cuidar a tu hijo?’”.

“Sin embargo, consigo trabajo en el Hospital de Niños de La Plata, donde estuve 10 años. Argentina entra en un momento de mucha inflación, similar al de ahora, sueldos bajos y muchas demandas, se instala el corralito. Ahí le dije a mi marido que era el momento de buscar otros horizontes, elegimos el Reino Unido, y como buscaban patólogos nos pagaron todo a mí y a mi marido para ir, había una sola vacante en Sheffield”.

Marta Cohen ya tenía el nombre de esa ciudad en su mente, porque aquel profesor sudafricano se la había recomendado. “Estaba predestinado, la vida es un rompecabezas. Además, el médico que remplacé porque se jubilada era sudafricano también y amigo del otro. Finalmente nos vinimos con toda mi familia (dos hijas más y una niñera con su hija). Realmente pude consolidar muchas cosas aquí”.

¿Cómo comienza su trabajo sobre muerte súbita en lactantes?

Cuando llego acá no hacía nada de muerte súbita, solo en Argentina había trabajado en un proyecto para hacer una ley de investigación de muerte súbita en lactantes. En 2003 habían puesto presas a tres mujeres porque habían tenido más de una muerte súbita en sus familias en varios embarazos, después se supo que los niños tenían una enfermedad genética. A partir de ahí se elaboró un protocolo (Protocolo Helena Kennedy) para investigar eso. Cuando se lanza yo estaba en Sheffield y dije que estaba muy interesada porque ya lo había trabajado en Argentina. Por eso esta ciudad atrae a muchos profesionales, forenses y pediatras de todo el mundo que buscan formarse.

Marta Cohen | Patóloga pediatra

¿En qué se basa su trabajo hoy?

Ahora mi investigación está concentrada en muerte súbita en lactantes. Lo que buscamos es la causa de muerte en muchísimos lactantes que antes eran diagnosticados con ‘muerte súbita’. Cada bebé que se muere de manera súbita, requiere saber cómo investigarlo, qué tipos de estudios hacerla para encontrar de qué se murió y poder contar con parámetros. Las muertes súbitas ocurren en la familia, hay algo genético por detrás y toda esa información sale ahora con el secuenciamiento genético. El trabajo que realizamos nos llevó de un 80% de muertes que eran ‘muertes súbitas’ a un 36% determinadas como tal, porque encontramos el diagnóstico en el resto. Pero tiene que haber un cambio en el protocolo. En Argentina como en el resto del mundo la muerte súbita la investiga un forense, pero estos profesionales, sin desmerecerlos, no están capacitados para investigar muertes naturales, como la muerte súbita, sino muertes traumáticas.

¿Qué es la muerte súbita?

La muerte súbita es una muerte de causa natural que obedece a una combinación de factores genéticos y ambientales (también infecciosos). En un bebé es una muerte inesperada, sucede antes de los 12 meses, se trata de un bebé en aparente buen estado de salud y no se encuentra una causa luego de haber hecho una investigación completa del niño, su familia y la escena de la muerte. Se da una combinación de tres factores: es un bebé vulnerable por su construcción genética, un bebe que está en una etapa del desarrollo y que está expuesto a factores de riesgo.

¿Cuáles son esos factores de riesgo?

Dormir boca abajo, dormir en colecho, dormir muy abrigado, que fume la mamá durante el embarazo, o consuma alcohol o drogas. Se da una colisión de esos tres factores que mencionaba antes. Por eso necesitamos que se haga la investigación en el hospital. Por eso queremos entrenar a profesionales que puedan llevar esto adelante. Tiene que estar bajo la esfera judicial porque es una muerte no determinada, pero hacerse en el hospital y además eso permite un acompañamiento a los papás.

En ellos también está la necesidad de entender qué paso…

El cuadro que se repite es encontrar al bebé muerto a la mañana, muchas veces en colecho, boca abajo, muchas veces son familias vulnerables con factores de riesgo, viene la ambulancia y lo lleva a la morgue, y ese bebé que hasta ayer estaba en buen estado de salud hoy ya no lo pueden ver más. Lo que logró este protocolo es que cuando el bebé fallece y va al hospital, se lo revisa, los médicos ven si hay abuso, les preguntan a los papás las circunstancias de la muerte y luego se lo lleva a una especie de morgue pero del hospital. Entonces el bebé recibe estudios de radiología, toxicología, microbiología, hematología, es mi paciente, tiene el mismo acceso que un bebé vivo. La familia puede conocer qué paso. Creo que es menos cruel y menos traumática para los papás. Y eso a mí me entusiasmó mucho, porque es algo que les podemos brindar a los padres para que transiten mejor el duelo.

Marta Cohen contó para Salud & Ciencia que pretende traer este protocolo a nuestro país. Un trabajo que le valió la Excelentísima Orden del Imperio Británico, fue designada embajadora académica de Sheffield, realiza colaboraciones con instituciones de todo el mundo y participa de entidades internacionales tras la causa de la muerte súbita para mejorar la investigación y disminuir la inequidad.

Su vida como un rompecabezas; “es estar en el lugar y momento justo; y tomar el tren, porque uno puede dejar pasar esa oportunidad o no”, dice.

Por Fernanda Bireni