Un informe del Research Institute of Organic Agriculture ubica a la Argentina en el tercer puesto global entre los países con mayor superficie sembrada de productos orgánicos. Lo más justo sería decir que el líder es Australia con 35.6 millones de hectáreas y que casi empatan China y Argentina en segundo y tercer puesto respectivamente, pues el gigante de oriente cuenta con 3.6 millones de hectáreas y son 3.1 millones de hectáreas las que hay a nivel nacional.
Los productos orgánicos tienen su referencia en las denominadas economías regionales, que en Argentina son muchísimas, tienen un alto potencial, pero al mismo tiempo un sinnúmero de trabas y dificultades que en la actualidad les impide producir al máximo potencial.
Alejandro Arroyo Welbers, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, hace un análisis de esta situación y del rol clave que tiene el Mercosur para potenciar este logro en superficies con el que ya cuenta el país.
“Ir conjuntamente con Brasil, Uruguay y Paraguay en estos temas nos da mayor poder de negociación, mayor escala, mayor presencia. Podemos decir que cuanto más juntos estemos, más posibilidades de negociar tenemos, sobre todo ahora que está marchando para adelante la relación con la Unión Europea. Este año electoral para la Argentina puede ser una pausa, pero en adelante, los planetas están alineados como para que el año que viene empiecen a surgir muchísimas oportunidades para las economías regionales”, dijo Arroyo Welbers para Tranquera Abierta.
Además detalló que “más del 80% de la oferta exportable argentina tiene desgravación arancelaria cero desde el día de la firma, mientras que más del 90% de las ofertas exportables europea hacia Sudamérica, tiene una desgravación gradual arancelaria de hasta 15 años, con lo cual te da enorme oportunidad para todo el sector industrial de poder adaptarse y hacer la reingeniería que deban hacerse. Hay tanta productividad en economías regionales y tantas oportunidades que este sería un fantástico momento para nosotros y para los países del Mercosur también”.
Sin embargo, las trabas que tienen las economías regionales de la Argentina son muchas…
Sí, las barreras vienen dadas por un tema de infraestructura; los ferrocarriles, la hidrovía, la red vial, las plataformas logísticas, todo eso que falta y que está en muy mal estado. Pero justamente eso es una gran oportunidad para captar inversión directa, tanto nacional como extranjera, al estar tan baja la vara nos da una enorme oportunidad para poder captar y desarrollar infraestructura, que es lo que Argentina necesita.
¿Qué implica que estamos casi empatados con China en este dato de superficie?
China hace uso de todo lo que tiene, de todo lo que puede hacer. Podríamos pensar que China no demanda demasiada producción orgánica, sorprendentemente, sí. Dentro de la Asia Pacífica son los que más demandan productos orgánicos, estamos hablando de una población de 1300 millones de personas, por eso con que solo un pequeño segmento lo demande, ya es una necesidad tremenda que tiene impacto mundial. Entonces esa es otra oportunidad fantástica para poder desarrollar. Pero eso sí, son exigentes en cuanto al tema de los fertilizantes, pesticidas, el tema del packaging, el embalaje. El segmento ABC1 de China (mayor poder adquisitivo), son por lo menos 200 millones de personas, demandan este tipo de productos, con lo cual es muy prometedor.
Esto se puede dar desde el Mercosur hacia el mundo…
Así es, por eso es muy importante que Argentina vuelva a integrarse al mundo. Ahora estamos aislados, estamos lejos de todo, Argentina y el Mercosur. El Mercosur es el bloque regional más irrelevante al planeta solamente participan del 3% del comercio internacional, lo cual es casi ridículo. El Mercosur tiene que integrarse con la Unión Europea, tiene que integrarse con el EFTA (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein), tiene que integrarse con Singapur, con Israel, entre otros.
Lo trazable no solo es sustentabilidad, también están los aspectos sociales…
Exactamente, las certificaciones generalmente van a los procesos de producción, la trazabilidad apunta a pesticidas, fertilizantes, agroquímicos, a los procesos en sí; pero también hay un costado social que eso preocupa mucho sobre todo en el hemisferio norte. El consumidor que busca el comercio justo, el trabajo en blanco, que no haya trabajo en negro, trabajo esclavo, que no es aplicable en Argentina pero sí en otros países donde aún sucede. Todas estas consideraciones hay que tenerlas en cuenta a la hora de trabajar una estrategia de certificación desde Argentina para esos países.
Cuando una empresa regional logra exportar nos cuentan el arduo trabajo que hay detrás para cumplir con todo esto…
Sí, claro. Esto no es completar un formulario y listo. Esto es un proceso, es inversiones, es tiempo, es sacar una norma ISO que lleva varios años de trabajo, pero hay que saber que es hacia dónde va el mundo, si uno quiere diferenciarse y competir. Si no lo hace vos, lo va a hacer el de al lado.
¿Y el de al lado quién es?
Bueno un productor en Brasil, en Uruguay, en Perú, en Chile, en Sudáfrica, en Australia, en Nueva Zelanda, todos exportamos más o menos lo mismo, con más o menos valor agregado. La estrategia tiene que ser diferenciación, y la diferenciación viene por el lado de la certificación, que es lo que el consumidor en el norte exige rigurosamente.
El informe internacional también muestra qué países tienen la mayor cantidad de agricultores de productos orgánicos, esto ¿con qué se relaciona?
Ahí se ubican Etiopía, India y Uganda y esto tiene que ver con que en esos países hay mucha cantidad de pequeños agricultores, agricultores artesanales que se ‘zambullen’ en este tipo de producción como estrategia. Pero más allá de eso lo que tenemos que mirar es el área sembrada porque indica hacia dónde van las economías regionales en este sentido. Y la buena noticia es que Argentina está bien posicionada y tiene mucho más para crecer, lo que necesita el país es que se integre a través del Mercosur con los bloques regionales que demandan este tipo de productos. Por otro lado mejorar la infraestructura, eso permitirá al país integrarse al mundo y ser atractivo para los inversores extranjeros.
¿Qué rol juegan las energías renovables?
Todo lo que es bioenergías, energía solar, energía eólica, hidrógeno verde (aunque parezca prematuro) significa un combo de tremendo potencial. Pero insisto, para entrar en la vitrina internacional, Argentina tiene que volver al mundo. Argentina es un shopping de energías, vos podés elegir la energía que quieras, las tenés todas. El tema es que sea un shopping en un barrio interesante y no en un barrio marginal, para ponerlo en términos comerciales.
Por Fernanda Bireni para Tranquera Abierta