Milei avanza, o mejor dicho arremete, con una agenda que incluye una reconfiguración -o una destrucción, dirán los más críticos- de tipo sistémico:su ámbito de acción no es parcial, sino general. Casi que podría recuperarse en este punto una frase de Cristina:va por todo. Él mismo dijo alguna vez que es como un topo metido en el Estado para hacerlo implosionar.
El libertario encarna un tipo de gobierno aluvional, entremezclado con un estilo discursivo confrontativo, violento, muchas veces incoherente, que se aparta de la manera en que el poder se había ejercido hasta ahora. Milei gobierna desde el asco y lo expresa: casi todo lo que existe y configura el país le revuelve las tripas.
Su gestión ha demostrado hasta ahora en el plano político una doble habilidad. Por un lado, cada avance contra un sector del Estado está acompañado por un proceso de construcción de agenda que de alguna manera -a veces más, a veces menos- termina dándole resultado. La Afip es un ejemplo, aunque en ese caso se trata de una presa fácil. La Casa Rosada anunció la disolución del organismo con una serie de argumentos que prenden en un sector no menor de la sociedad. La lógica de construcción de esos argumentos es siempre similar:se toma un dato puntual, que puede ser veraz o al menos verosímil, y se convierte en un vehículo para esmerilar a un área completa del Estado. Por ejemplo, de la Afip se dijo que los empleados ganan 32 millones de pesos por mes. No importa que ese sueldo sea en realidad de una sola directora y que esa funcionaria haya sido contratada por el propio gobierno libertario por ese monto. Lo relevante para la estrategia del Gobierno es que se muerda alguna fibra que en la sociedad ya estaba presente: en este caso, que en la Afip ganan cifras exorbitantes y que es un privilegio insultante.
Como se dijo, el caso de la ahora ex-Afip es sencillo de ejecutar por el oficialismo porque nadie tiene en especial estima a un organismo recaudador. Pero el mismo modus operandi se aplicó con respecto a las universidades, una institución que cosecha entre el 70 y el 80% de imagen positiva. Y el Gobierno al menos logró instalar en un sector la duda sobre la transparencia en el manejo de los fondos y los procesos de auditoría. Volvió a usar un aspecto puntual para desacreditar a todo un sistema.
La segunda habilidad de los estrategas de La Libertad Avanza -porque detrás del desenfreno de Milei hay alguien que evidentemente piensa la política- es que ha sabido aprovechar el desconcierto opositor en un doble sentido: para conseguir votaciones clave en el Congreso y para acrecentar las divisiones internas de las fuerzas que no gobiernan. Esa capacidad explica, en parte, que la caída de su imagen no haya sido tan profunda como se podría esperar de un gobierno que causa un shock de recesión, una caída muy fuerte del poder adquisitivo y niveles de pobreza que rozan el 53%.
El peronismo tiene sus propios problemas pero Juntos por el Cambio, el Pro y el radicalismo han colapsado a instancias de Milei.
¿Cómo posicionarse con respecto al nuevo poder?Esa es la pregunta que desvela a la oposición. Y que la ha hecho entrar en crisis.
Cristina sostiene un enfrentamiento abierto y a cara de perro con Milei que a ella le sirve:es la única figura que lo confronta de igual a igual y que parece no estar mirando al electorado del país sino exclusivamente al de provincia de Buenos Aires, donde el presidente flaquea en términos de imagen. La disonancia que afecta a la expresidenta es que el escenario cambió incluso hacia adentro de su propio partido:ella ya no hace y deshace a su antojo, sino que hasta la contradicen algunos dirigentes que hasta no hace mucho eran abiertamente sumisos, como por ejemplo Axel Kicillof.
Macri está conflictuado con respecto a Milei. Sufre porque le ha robado las banderas, el espectro de la política que alguna vez le perteneció y, además, porque le traumatizó el partido. El exjefe de Boca cuestiona que no le den todos los espacios de poder que pretende; es decir, hace reclamos de la vieja política a quien se ubica desde la antipolítica. Pero, además, Macri le reprocha a Milei las formas. Y no es sencillo reposicionarse, con el desgaste que arrastra el expresidente, desde el formalismo. Menos cuando no parece ser un aspecto que les interese especialmente a quienes apoyan al Presidente.
El elemento más trascendente de Milei es que parece ser el único que tiene en claro lo que quiere. Y determina al resto, que está a favor o en contra, pero siempre de lo que el libertario establece como tema y como concepción.
Por ejemplo, ¿qué representa hoy el radicalismo, que acaba de quebrarse oficialmente en el Congreso?Ese partido centenario se ha convertido en invidualidades que se referencian en Milei para bien o para mal, que pretenden convertirse en aliados del Presidente o en sus adversarios.
El caso del radicalismo es particularmente interesante para Córdoba. Primero, porque uno de los protagonistas centrales es Rodrigo De Loredo, la principal figura que la UCR tiene en la provincia. Y segundo, porque a diferencia de lo que ocurre en el peronismo nacional, cuya crisis no parece que vaya a afectar al PJcordobés porque son universos paralelos que no se contaminan, en el radicalismo provincial puede existir un correlato de lo que ocurre en el país.
A De Loredo se le fueron 12 diputados, que son los que responden a MartínLousteau y Facundo Manes. El panorama venía siendo tirante y se terminó de quebrar cuando el propio cordobés fue a una reunión de la mesa legislativa en la que estuvieron los diputados más cercanos a los designios del Gobierno. De Loredo no sólo asistió sino que sentó a su lado a Luis Picat, uno de los “radicales con peluca” que avaló los vetos de Milei a la fórmula jubilatoria y el financiamiento universitario y cuya expulsión era reclamada por Manes y Lousteau. “Es de mi extrema confianza, no pienso desprenderme de él”, les dijo el excandidato a intendente de Córdoba. Casi una provocación.
Cerca del jefe radical, que se quedó con el sello, señalan que De Loredo venía buscando la ruptura. “No quiere saber nada con Lousteau;tienen que estar en espacios distintos”, señalaron. El cordobés acusa a sus dos adversarios de intentar destronarlo desde el primer momento y, además, de afectar su estrategia, que contempla acercarse a Milei sin tener permanentemente objeciones desde adentro. De Loredo cree que la ruptura le da a su bloque un barniz de coherencia.
¿Qué puede ocurrir en Córdoba? ¿Se trasladará ese quiebre en el radicalismo antes de la elección de 2025? Cerca de De Loredo sostienen que en la provincia no han aparecido cuestionamientos que puedan representar un peligro. Señalan que hay disidencias pero menores y que, en general, el partido acompaña la estrategia de despegarse de Lousteau y alinearse con Milei. Principalmente, porque entienden que interpreta lo que piensa la mayoría del electorado cordobés.
De todos modos, el 2025 sigue siendo una incógnita. ¿De Loredo va a propiciar una alianza con el mileísmo enCórdoba?“No podemos saberlo hoy;con este gobierno hay que ir día a día”, dicen allegados al diputado. Tampoco está claro qué pasará con Juez y la alianza que han venido sosteniendo. “Con Luis se está en un proceso de guerra fría. Ya veremos”, señalan.
La estrategia final no dependerá sólo del radicalismo y de De Loredo, de su capacidad por alinear o no a su partido, sino también del estado en que llegue el propio gobierno de Milei al lejano octubre de 2025. El cordobés ha expresado algunas diferenciaciones con respecto a la gestión nacional, una puerta que le permitiría salir y alejarse en caso de que sea necesario.