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Escribir para conectar con uno mismo

Leí sobre esta práctica y algunos la llaman Mindfulness Writing o Escritura Consciente. Lo cierto es que parece invitarnos a la reflexión sobre pensamientos y emociones propias. Por qué la recomiendan

“Aunque parezca ‘random’ nunca lo es”, me dijo no hace mucho una profesional en psicología. Las cosas que se dicen cuando uno intenta reflexionar pueden parecen atadas de los pelos, pero no es así. Eso que trae la mente cuando estamos en una sesión de mindfulness, por ejemplo, o en plena terapia, o meditando, o esa ficha que cae y todavía no sabemos bien donde encajarla; puede ser sanadora (reveladora) después. Decir esas cosas en voz alta, o en voz media para con nosotros mismos al menos deja planteada situaciones. Permite empezar a ubicar las cosas en los lugares a los que, parece, pertenecen.

Si me parecen reflexiones banales, tal vez cobren sentido después. O de lo contrario, me daré cuenta de lo llano de mis reflexiones para crecer. En fin. Decir las cosas y escribirlas parece ser una manera de conectar con uno mismo.

La periodista Eugenia Castagnino, cita el libro ‘Esta historia ya no está disponible’, del escritor Pedro Mairal que escribe: “Hay que soltar unas frases escritas, incluso sin conexión entre sí, sin coherencia, que salga la palabra para afuera, sacar el verbo de la asfixia hacia el aire. Con angustia o felicidad, pero que salga”.

A veces serán recuerdos que no estaban tan presentes, otras serán preguntas con o sin respuesta, otras veces serán sueños sin sentido, y otras reflexiones que sobre nosotros mismos, nuestras relaciones, nuestros trabajos, nuestros sueños y metas.

Anotar tus pensamientos y reflexiones personales en un cuaderno personal es una técnica muy útil para conectar contigo mismo. Es un hábito altamente efectivo para tomar conciencia acerca de nuestras emociones y pensamientos. “Además, al plasmarlos por escrito, siempre dispondrás de un recurso que te ayudará a identificar cuál es tu estado emocional predominante, que puede servirte para extraer conclusiones acerca del rumbo que está tomando tu vida y reenfocar aquello que ya no tiene sentido para ti”, escribió Alicia González, coach, en su sitio abrazandoelcamino.com.

Recientemente, la escritora y docente Jazmín Carballo fue consultada sobre algunos disparadores y ejercicios concretos para empezar a sacar eso que tenemos dentro a través del lápiz y papel. Esto dijo:

¿Qué hay adentro de mí ahora?

La idea es que escribas durante unos 10 o 15 minutos con esta pregunta en tu cabeza; podés ir actualizando en cada “ahora” y traer nuevas imágenes a cada momento. Podés poner la alarma para no estar pendiente del tiempo, y si te pasás de los 15 minutos, genial. Si te aburrís o sentís que “no tenés más nada que escribir”, escribí eso y fijate qué más aparece en ese aburrimiento o en esa “nada”. Cada cosa que aparezca es bienvenida: no la pienses, escribila, dejala registrada en la hoja, sin prejuicios, o incluyéndolos.

La memoria de mis pies

Proponete unos 10/15 min de escritura desde este disparador: ¿cuál es la memoria de tus pies, qué dirían si pudieran hablar? ¿Qué historia se desata si les das voz? ¿Cómo es que caminan, cómo pisan el suelo, con qué ritmo, con qué partes, qué sentís al pisar? ¿Qué zapatos vistieron tus pies? ¿Preferís andar descalza? ¿Qué zapatos perdiste, cuáles te hubiera gustado perder? ¿A dónde te llevan tus pies, a dónde quisieran ir y todavía no fueron? Estas son algunas preguntas para indagar, podés inventar nuevas o sumar todas las que te aparezcan, y la escritura puede empezar desde ahí y también puede irse para cualquier lado. Y está bien, para donde sea que se vaya es siempre bienvenido. También podés probar escribir la memoria de cualquier otra parte de tu cuerpo.

¿A qué le estoy prestando atención?

La práctica de mindfulness es la práctica de la atención plena. Si llevamos esto al terreno de la escritura, podríamos ejercitarla diariamente: ¿a qué cosas les dedicaste atención hoy? ¿Qué viste en tu día? ¿Qué te sorprendió que no habías visto antes? ¿Qué conversaciones escuchaste? ¿Qué hiciste que te quedó resonando? Prestar atención a todo lo que hacemos, sentimos, vivimos, escuchamos y/o vimos en un día es un torrente de estímulos en los que podríamos detenernos y escribir. Elegí alguna cosa –pequeña, mínima, mundana– de tu día y escribila acá, con todos los detalles que puedas. ¿Te animás a hacer esto todos los días?

Escribir implica estar solo frente a un par de hojas, que no juzgan, que no ríen, que no lloran. Nadie nos escucha en ese lugar. Caren Osten Gerszberg es coach en psicología positiva, y en su sitio https://www.mindful.org/ se responde a esta pregunta: ¿Por qué la escritura consciente no permite hacer catarsis?

“La escritura consciente, también conocida como escritura expresiva, es una forma de escritura curativa que implica expresar tus pensamientos y sentimientos más profundos. Es una oportunidad para poner la pluma en el papel (o los dedos en el teclado), liberarse de su crítico y editor interno y prestar atención a la narrativa de su experiencia y cómo la entiende”.

“Muchos de nosotros tenemos una tendencia natural a contarnos historias sobre cómo pensamos y sentimos, lo que generalmente da forma a la forma en que damos sentido a nuestra vida y al mundo. Pero a veces, los pensamientos y las emociones que asociamos a una experiencia (un desafío, una interacción, una pérdida o un recuerdo, por ejemplo) cambian con el tiempo. Y en ocasiones, la forma en que contamos nuestras historias no es exactamente la correcta. La escritura consciente pone la distancia suficiente entre usted y una "historia", lo que puede ayudarlo a verla con más claridad”.

“Una práctica de escritura consciente puede mejorar tu calidad de conciencia, ayudándote a dar sentido a tus pensamientos, sentimientos y perspectivas. Gracias al espacio y la sensación de curiosidad que brinda la atención plena, una práctica de escritura consciente puede mejorar su calidad de conciencia, ayudándolo a dar sentido a sus pensamientos, sentimientos y perspectivas. Es una oportunidad para reducir la velocidad, respirar, pasar a una página nueva y abrirse a lo que está pensando y sintiendo. En última instancia, es un camino para dar sentido a una experiencia y luego ver y comprender cómo te relacionas con ella”.

Entonces esa agenda 2020 que quedó sin usar, esas hojas que quedaron libres en los cuadernos de los chicos, puede ser el puntapié inicial para tomar la pluma y bajar de nuestro acelerado cerebro un poco de conciencia de lo que nos pasa. Están listos?

Por Fernanda Bireni