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El edificio del Museo cumple 45 años como Monumento Histórico Nacional

Fue la primera construcción de la ciudad en recibir la distinción. Se trata de la casona más antigua que aún se mantiene en pie. Por estos días se dio inicio a una nueva restauración.

A 45 años de ser declarado Monumento Histórico Nacional, el edificio del Museo Histórico Regional (ubicado en la esquina de Alvear y Fotheringham), el primero de Río Cuarto en adquirir dicha distinción (el segundo fue el de la Escuela Normal), está siendo restaurado por estos días, con el objetivo de garantizar su preservación. Se trata, nada más y nada menos, de la construcción más antigua de la ciudad que aún se mantiene en pie. El inmueble tuvo múltiples destinos a lo largo de los años. Allí vivieron personalidades como Lucio V. Mansilla, Eduardo Racedo, Julio A. Roca e Ignacio H. Fotheringham, entre otros.

La directora de la institución que depende del Municipio, Karla Macías, aseguró a Puntal que, de acuerdo a lo consignado por Carlos Mayol Lafèrrere en “Inventario y catálogo descriptivo del Archivo del general Ignacio H. Fotheringham”, en 1865, doña Silvestrina Arias vendió a la Sucesión de Proto Ordóñez un terreno baldío situado en la esquina de las actuales calles Alvear y Fotheringham. Y que, al año siguiente, dicho solar fue adjudicado a la viuda Belisaria Ordóñez Villada. Por lo que, a pesar de que no hay constancias documentales, se presume que en 1866 se comenzó la obra de un edificio de planta, lineal, extendidos sus dos frentes sobre las arterias citadas anteriormente, con un gran patio interior.

Una vez concluida, en 1869, fue ocupada una parte por el Juzgado de Paz Letrado y otra por la Comandancia de la Frontera Sud y Sud Este de Córdoba, incluido el domicilio particular del coronel Lucio V. Mansilla, quien vivió allí hasta ser destituido en abril de 1870.

“En los dos años siguientes, vivió en ella el coronel Eduardo Racedo y, de 1873 a 1877, sirvió de sede a la Comandancia de las Fronteras de Córdoba, San Luis y Mendoza, ejercida por el coronel y después general Julio Argentino Roca (dos veces Presidente de la Argentina)”, agregó Macías.

“Su dueña, Belisaria Ordoñez Villada, falleció en 1887. Entonces, la propiedad se subdividió y se repartió entre sus tres hijos: Proto, Abel y Adela. Esta última recibió la fracción Este, con frente a la entonces calle Tucumán (hoy Fotheringham). Al momento de la herencia, Adela Ordóñez estaba casada con el militar de origen británico Ignacio Hamilton Fotheringham, y le dio el destino de bien de renta. Recién en 1895, el matrimonio resolvió ocuparla y establecer allí su hogar”, acotó la directora.

Modificaciones

Más adelante, Macías sostuvo que después de 1910, probablemente en 1911, “el general le introdujo importantes reformas, contando, seguramente, con el concurso de alguno de los numerosos e idóneos constructores italianos que desarrollaban su oficio en la ciudad”.

“La reforma consistió, esencialmente, en enfatizar la entrada al zaguán con directa penetración a la sala y cerrado con cancel el paso a la vivienda, donde cristales biselados presentaban en armónica composición el juego de iniciales de los propietarios. Primordialmente, la fachada fue motivo de una cuidadosa renovación, introduciéndole una secuencia de arcos de medio punto franqueados por pares de pilastras corintias, con un almohadillado separando en franjas el paramento, e instalando en el friso decoraciones florales que marcan la cadencia que distingue al conjunto. Las balaustradas de terracota retoman el ritmo planteado por las tres grandes ventanas con rejas que asoman al exterior, acompañando a la puerta con tableros y banderolas, sobre las que, en argamasa, se colocó el monograma con las iniciales del general. El remate a nivel azotea se definió con un murete de terminación ondulada que le otorgó, observada desde la vereda, una deliciosa línea que se recorta contra el cielo”, repasó la directora.

El interior de la casona también fue objeto de reformas. Se la amplió con nuevas dependencias y se le introdujeron molduras y cielorrasos que le dieron un estilo italianizante.

“Se destaca la galería que circunda el primer patio, sostenida por columnas de fundición, unidas por largas tiras de cenefas decorativas”, puntualizó Macías.

Años más tarde, en 1938, tras la muerte de Adela Ordóñez de Fotheringham, sus descendientes pusieron el edificio en venta y fue adquirido por el señor Eligio Luis Bongiovanini para ser rentado.

Entre 1944 y parte de la década del 70, el lugar se convirtió en un albergue transitorio conocido como “Hospedaje Lalo”.

La creación del Museo

El Museo Histórico Regional funciona en el edificio de Alvear y Fotheringham desde el 11 de noviembre de 1981, por lo que el año próximo cumplirá 40 años de actividad.

Sin embargo, la necesidad de contar con un museo surgió varios años antes. Al respecto, Macías señaló que, en las décadas del 40 y 50, junto a la expansión urbanística, la ciudad comenzó a identificarse con el arte, las letras y el periodismo.

En ese contexto, las primeras gestiones para la constitución del espacio estuvieron a cargo del comisionado municipal Arturo Oscar Culasso, quien en diciembre de 1945 le delegó la tarea al profesor Alfredo Vitulo, persona que se ocupó de presentar un anteproyecto. El lugar elegido fue el sitio en el que había funcionado el “Refugio Nocturno”, donde se alojaban personas sin recursos a cargo de los franciscanos (en calle 25 de Mayo 76). No obstante, al año siguiente quedó sin efecto, recordó Macías.

En octubre de 1950, el Colegio Nacional, por medio de su rector, Víctor Barrionuevo Imposti, habilitó en su biblioteca un Museo Histórico Regional. Allí se receptaron importantes y valiosas donaciones de objetos y documentos por parte de los ciudadanos. De todas maneras, tras el cambio del rector y la inactividad, el espacio se cerró al público en 1956 por decisión del Ministerio de Educación.

Bajo el proyecto del profesor Garrido Vidal, en 1964 se habilitaron como museo dos salas en el Teatro Municipal. Macías contó que allí también participaron personas de la cultura riocuartense, entre los que se destacó José Bozzano, un importante coleccionista que donó una gran cantidad de piezas y objetos que hoy constituyen gran parte del acervo del Museo. A modo de reconocimiento, la biblioteca de la institución lleva su nombre.

Hacia finales de la década del 60, el Museo seguía sin sede ni organización. Fue así que, en 1969, la Junta de Historia Municipal remitió una circular a antiguos habitantes de Río Cuarto, solicitándoles antecedentes de la casa de la calle Fotheringham 178, para poder determinar el valor histórico de la misma.

En paralelo, continuó Macías, el profesor Tenaglia inició gestiones ante el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba para que la casona fuera declarada Monumento Histórico Nacional y sede del Museo Histórico Regional. Sin embargo, pasaron 5 años sin ningún tipo de respuestas.

En el medio, en lo que hoy es el Centro Cultural Trapalanda de calle Colón 149, en la sede del Museo Municipal de Bellas Artes, en marzo de 1971 se inauguró el Museo Regional de Ciencias Naturales e Historia de Río Cuarto, donde se agruparon la nueva colección y la ya existente.

En 1974

Recién en 1974, señaló Karla Macías, el doctor Fernando Mahum elevó un proyecto al Congreso Nacional para que se concretara la creación de un museo. El expediente fue aprobado por el Parlamento, al igual que la ley por la que se ordenó la expropiación de la antigua casona, para que pase a manos del Estado.

En ese contexto, el 30 de septiembre de 1975, hace 45 años, el edificio de Alvear y Fotheringham fue declarado Monumento Histórico Nacional y Sede de un Museo Municipal.

En 1978, la Provincia de Córdoba declaró el espacio como Lugar Histórico, por lo que se le abonó una suma de dinero a su propietario y se lo expropió. Así, el edificio pasó a manos de la Municipalidad para su custodia, en 1980.

La comuna local inició los trabajos de reconstrucción y adaptación del edificio a las necesidades de un museo. Además, adquirió un terreno contiguo, donde actualmente funciona la plazoleta.

El 11 de noviembre de 1981, como se mencionó anteriormente, en coincidencia con el Día de la Ciudad, comenzó a funcionar el Museo Histórico Regional.

Desde entonces, se han realizado distintas intervenciones para lograr un correcto mantenimiento, como el caso de las obras concretadas en 1995 y 2017, y como las que se están desarrollando en estos momentos.

Aunque en el presente se encuentra cerrado al público por el aislamiento social dispuesto por la pandemia del coronavirus, el Museo Histórico Regional siempre tiene sus puertas abiertas para ser visitado. La historia del lugar y los objetos que se guardan allí hacen que valga la pena el recorrido, así como también la vista del nuevo Mural Histórico emplazado en la plazoleta, el cual muestra más de 100 personalidades de la historia de Río Cuarto.

Karla Macías comentó que trabajan con intensidad con todos los niveles educativos que existen en la ciudad. Además, recordó que cuentan con una importante cantidad de talleres con diferentes temáticas.

“Aquí trabajamos todo el año. Por eso, esperamos que una vez que pase la pandemia, más personas se acerquen a conocer el Museo Histórico Regional”, concluyó Macías.

Bibliografía consultada

.Carlos Mayol Lafèrrere: “Inventario y catalogo descriptivo del Archivo del general Ignacio H. Fotheringham” – Barchiesi SRL – Río Cuarto 2008.

.Yoli Angélica Martini: Teoría y práctica de un museo, balance de una pasión – Ediciones del Boulevard - 2007.