Tanto él, como la mujer, trabajaban en un restaurante de Arroyo de Los Patos, ubicado a la vera de la ruta provincial 14. Ella era cocinera y Cabrera “banderillero”, ordenaba el estacionamiento. De allí se conocían y convivieron en algunos momentos.
Tras el asesinato del hombre de 54 años, la mujer lo descuartizó con un cuchillo, hirvió los huesos en una olla y los esparció en diferentes bolsas en Las Rabonas, cerca de la cola del Dique La Viña.
Cabrera, oriundo de Buenos Aires, había revistado en el Ejército Argentino y se radicó en Mina Clavero hacía ocho años, desapareció el 26 de abril del año pasado. Recién el 1 de mayo se realizó la denuncia sobre su paradero. Más de cincuenta personas, entre ellos personal de la Departamental San Alberto, bomberos de varios cuarteles y efectivos del Duar, intervinieron en el operativo por distintas localidades de esa región de Traslasierra.
La víctima fue buscada durante 10 días como desaparecido hasta que finalmente Molina confesó que ella misma lo había matado y descuartizado para luego esconder los restos.
La mujer brindó detalles de los lugares donde había dejado los restos de Cabrera y quedó detenida e imputada bajo la carátula “homicidio calificado por codicia”.
Luego, la Cámara del Crimen de Cruz del Eje lo recaratuló a “homicidio simple” y, tras un año, mediante un juicio abreviado, la asesina fue condenada en Villa Dolores.
“Reconozco el hecho y pido perdón” , fueron las últimas palabras que expresó la mujer antes de ser condenada a 13 años de prisión, según un video que publicó Radio Power 104,1. De este modo se puso punto final a uno de los juicios más macabros de la historia reciente de Córdoba.
La fiscal Analía Gallaratto ordenó la detención inmediata de la mujer, que horas después fue trasladada a la cárcel de Bouwer.
La autopsia determinó que la causa eficiente de la muerte había sido por un fuerte traumatismo craneoencefálico con hemorragia cerebral.