“Estamos todos pensando en que se termine rápido este ciclo de gobierno y en el nuevo gobierno habrá que recomponer la economía”. Quien habla es el ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, que señaló que los desafíos que se vienen por delante para el país son enormes y que las transformaciones deberán ser muy profundas.
Giordano habló después de que la Provincia consiguiera acceder al mercado oficial de cambios para conseguir los 143 millones de dólares que les pagará a los acreedores en las próximas horas. El gobierno cordobés debió recurrir a la Justicia porque el Banco Central había determinado horas antes que las provincias sólo podían acceder al dólar oficial para cancelar el 40% de sus compromisos; al resto debían conseguirlo en otro lado o refinanciarlo.
- Finalmente Córdoba obtuvo los dólares en el mercado oficial a partir de que la Justicia la habilitó.
-Es que era una medida arbitraria y sobre todo ilegal. Por lo tanto, confiábamos en que la Justicia iba a dar una sentencia favorable a la posición de Córdoba pero nos preocupaban los plazos. El directorio del Central tomó una decisión ya cuando el ciclo de pago se había iniciado, con lo cual daba poco tiempo para la reacción. Afortunadamente, la Justicia actuó con celeridad, entendió la gravedad del tema, que ameritaba una acción de excepción, y respondió favorablemente. La Nación lo cuestionó pero su postura será considerada en su momento en la Corte; mientras tanto, Córdoba está accediendo al mercado único de cambios y ya ha comprado los dólares para el pago que se acreditará el lunes.
- ¿Esto despeja el panorama para el año?
-Sí, el vencimiento más o menos de esta misma magnitud es el 10 de diciembre. En el medio hay otros vencimientos pero de magnitudes menores. Pero hay compromisos de otras provincias, que estaban muy preocupadas cuando salió esta resolución del Central. Me parece que se va a consolidar el criterio de que las provincias acceden al mercado único y esto va a pasar a la historia sólo como un susto porque queda muy clara la arbitrariedad de la medida y el perjuicio que genera a las provincias.
- ¿Es una medida que les puede generar problemas a las provincias para financiarse?
- Obviamente que estas desprolijidades no ayudan. Lejos de aportar solución a un problema objetivo del Banco Central, no es por acá el camino. Los montos involucrados son ínfimos con respecto al problema de reservas pero, además, mete todo un ruido en un contexto de mucha desconfianza hacia Argentina. Esto fue una razón más, aun cuando el final haya sido feliz. Agregó más resquemores por parte de los acreedores que se preguntaban qué puede pasar y se confirmó lo peor, que es que el Banco Central tomó una medida desesperada. Lamentablemente, pasan estas cosas. Ojalá no se repitan a futuro. Hoy estamos todos pensando en que se termine rápido este ciclo de gobierno y en el nuevo gobierno habrá que recomponer la economía. En el mientras tanto la buena noticia es que Córdoba no va a incumplir con sus acrededores. En realidad nunca estuvo en riesgo el cumplimiento pero sí que lo va a hacer de la manera en que estaba prevista, que es ir con los pesos al Banco Central y comprar los dólares
- Mencionó el hecho de que habrá que reconfigurar la economía en el próximo ciclo de gobierno. El propio gobernador Schiaretti planteó que es necesario armar un gran acuerdo político para ordenar la economía porque de lo contrario no se podrá superar la crisis ¿Es indispensable un consenso amplio para operar sobre las variables económicas?
- Sin duda que Argentina necesita transformaciones muy profundas y un cambio de rumbo. La magnitud de los cambios, sobre todo en lo que hace a la organización del Estado, implica romper con una mala práctica que llevamos más de medio siglo sosteniendo: con un Estado con déficits crónicos de financiamiento y gestión. Eso no se hace de manera simple sino que se requieren cambios muy innovadores, muy audaces. Y eso requiere dos cuestiones. Primero, tener ideas claras de qué hacer. Segundo, lograr una acumulación de capacidad política para instrumentar eso que se debe hacer. Creo que son las dos cosas. Por ahí me parece que se sobreexagera la cuestión política, que sin duda es necesaria, y se subestima la complejidad de los cambios que necesita el Estado. No son dos o tres ideas en las que todos estemos de acuerdo sino romper con viejas ideas que están muy arraigadas, que de una u otra manera se han aceptado y nos han llevado adonde estamos. Creo que son las dos cosas y estamos lejos en ambas de lograrlo.