En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el Uso Indebido y Tráfico de Drogas, se realizaron numerosas actividades en la ciudad y la provincia que buscaron concientizar sobre la importancia de las acciones preventivas y sensibilizar a la población en contra de la naturalización del consumo problemático. En este marco, Puntal dialogó con dos referentes internacionales que participaron de conversatorios durante la semana de lucha contra las adicciones: el cordobés Ricardo Pautassi, investigador principal del Conicet y doctor en Ciencias Biológicas, quien participó de la extensa grilla impulsada por la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia; y el esloveno Matej Kosir, director del Instituto de Investigación y Desarrollo de Utrip (Utrip), referente internacional del trabajo con políticas públicas vinculadas a las adicciones, quien disertó en un conversatorio organizado por la Fundación Conatus Vitae.
Ambos referentes alertaron sobre el impacto que ha tenido la pandemia respecto del consumo de sustancias. Kosir cuenta con numerosos reconocimientos internacionales como el International Collaborative Prevention Research Award, que reconoce las contribuciones al campo de la ciencia de la prevención en el ámbito de la colaboración internacional. Sostuvo ante Puntal que los Estados han quedado muy retrasados en el trabajo sobre estas temáticas en todo el mundo, que es fundamental el trabajo articulado con las organizaciones y que tanto en la prevención como en la asistencia se deben hacer los abordajes de manera interdisciplinaria.
- ¿Cómo ha afectado el contexto de la pandemia Covid-19 al problema de las adicciones?
- La pandemia de Covid-19 definitivamente cambió, y todavía está cambiando, significativamente el panorama de nuestro campo de prevención e intervenciones en la reducción de la demanda de drogas. Debido a que trabajo en el campo de la prevención y la promoción de la salud pública, puedo hablar desde esta perspectiva de manera más creíble. En nuestro campo, vemos un gran aumento de los problemas de salud mental en diferentes poblaciones, como niños y jóvenes, padres, maestros y trabajadores de la salud. Tuvimos que cambiar nuestras intervenciones de vivir en diferentes entornos, como escuelas, servicios sociales y de salud, a plataformas y medios remotos. Nuestro enfoque durante la pandemia es especialmente llegar a tantos padres como sea posible para ayudarlos y asesorarlos sobre cómo manejar situaciones de encierro y cuarentena con sus niños y jóvenes y apoyarlos en la crianza positiva. Ese fue y sigue siendo nuestro principal objetivo en este momento.
- ¿Cómo se afrontará el impacto tras el aislamiento por cuarentena con relación al consumo?
- Vemos un aumento en el uso de sustancias durante la pandemia, especialmente con respecto al alcohol. Al mismo tiempo, las industrias poco saludables (como las del alcohol y el tabaco) aumentaron mucho sus actividades de marketing en las redes sociales y los gobiernos no pudieron controlar ni limitar esas acciones de la industria. Esto seguramente tuvo un impacto en el consumo de sustancias durante el año y medio anterior. En Eslovenia, queríamos prohibir o al menos limitar significativamente la venta y promoción en línea y la entrega de alcohol puerta a puerta, pero sin éxito. El Gobierno no quiso escuchar y actuar de acuerdo con nuestras demandas de promoción. Desafortunadamente.
- ¿Cree que los Estados estaban preparados para dar respuestas con políticas públicas?
- No lo creo. Hay algunos países (especialmente en África) que prohibieron o limitaron significativamente la venta de alcohol y tabaco durante la pandemia (con gran éxito, por ejemplo, Sudáfrica), lo que afectó directamente la presión sobre los servicios de salud, especialmente las unidades de emergencia y traumatología. Pudieron concentrarse más en los casos de Covid-19, lo que significa menos daños y muertes por coronavirus con seguridad. Además, muchas intervenciones, especialmente aquellas para poblaciones vulnerables, se cerraron durante el pico de la pandemia, lo que afectó gravemente a los grupos en riesgo. Especialmente, las personas que consumen drogas o son adictas a sustancias, personas sin hogar, ancianos, jóvenes en riesgo, personas con problemas de salud mental, etc. Los gobiernos a menudo no proporcionaron servicios adecuados para estas poblaciones durante la pandemia. Para ser honesto, muchos de ellos tampoco tenían políticas adecuadas antes de la pandemia, que es el mayor desafío para ellos en el futuro cercano.
- ¿Se puede trasladar la experiencia vivida en países europeos a otros países?
- En la misma medida, sí. Por supuesto, tenemos que adaptar las intervenciones y políticas a la situación de cada país de la comunidad local. Sin embargo, los programas e intervenciones de prevención más eficaces suelen ser universales y se centran en las normas sociales, la formación en habilidades para la vida, el aprendizaje social y emocional y las estrategias de prevención ambiental (por ejemplo, las mejores compras en políticas). Hay muchas historias de éxito en el mundo con respecto a la transferencia de mejores prácticas a otros países, especialmente de Estados Unidos a Europa o de Europa a África o Asia y América Latina. Si seguimos algunos principios y enfoques universales básicos en la prevención, es muy probable que tengamos éxito. Pero es un trabajo duro, no hay soluciones fáciles ni recetas únicas. La mejor opción es desarrollar un enfoque de múltiples niveles y componentes a nivel nacional, regional o local.
- Usted cuenta con mucha experiencia en el trabajo desde organizaciones no gubernamentales, ¿cuál es la contribución de estas instituciones a la lucha contra las adicciones?
- En muchos casos, las organizaciones no gubernamentales son los únicos proveedores de servicios en el campo de la adicción. Especialmente en el campo de la reducción de daños y la rehabilitación social y reintegración de personas con problemas de adicción. Tanto el sector gubernamental como el no gubernamental deben trabajar de la mano, porque se complementan. Si falta una pieza, tenemos un problema. Ambos deben ser parte integral de todas las políticas o estrategias de uso de sustancias en el mundo.
- Aumenta el trabajo interdisciplinario para el tratamiento de las adicciones. ¿Cuál es el valor de este tipo de intervención?
- Cada ser humano es único. Es por eso que el enfoque debe centrarse en las personas y sus propias características específicas e historial de adicción (por ejemplo, a través de un tratamiento personal o un plan de recuperación) y diferentes profesionales deben participar en diferentes partes del espectro de la intervención. Es similar en la prevención. La ciencia de la prevención también es una ciencia multidisciplinaria y reúne muchas otras ciencias, como la medicina (por ejemplo, epidemiología y neurociencia del desarrollo), sociología, psicología, economía, ciencias políticas, entre otras. Si queremos tener éxito en el campo de la adicción, tenemos que comprender y reunir diferentes aspectos del problema. De lo contrario, podemos fallar fácilmente y dejar atrás a muchas personas necesitadas. Y no queremos fallar, ¿verdad?
Por su parte, Ricardo Pautassi es un investigador cuya tarea es reconocida a nivel mundial, con un trabajo enfocado en el análisis de los efectos recompensantes del alcohol en la adolescencia, mediante modelos experimentales en animales y en humanos, para determinar factores predictores para la vulnerabilidad del consumo excesivo de alcohol en adolescentes y mecanismos neurobiológicos subyacentes.
El especialista consideró que, “hasta el momento, las investigaciones del consumo de sustancias en pandemia no son del todo concluyentes acerca de los efectos de la misma. En Argentina, en algunas investigaciones que hemos realizado en Córdoba hacia todo el país, encontramos en las primeras semanas de la pandemia un incremento en el consumo de alcohol y marihuana, al igual que la deslocalización del consumo: gente que habitualmente consumía los días viernes o sábado, o por la noche, comenzaba a hacerlo en los días de la semana o en otros horarios”, indicó.
Explicó que esto se presenta como un temprano síntoma del consumo problemático “porque los motivos que llevan a consumir durante la mañana no son los mismos que los de la noche y pueden estar asociados a la intención de reducir tensión o problemas de ansiedad”, dijo y agregó: “Investigaciones posteriores, en tanto, a mediados del 2020, con la pandemia ya avanzada, y hacia el final de la fase más estricta, indicaron que por suerte estos niveles de consumo no escalaron, sino que hubo una cierta estabilización”.
Comentó que a nivel internacional hay trabajos que destacan resultados similares. “Sin embargo, en los trabajos argentinos hemos visto un aumento en lo que tiene que ver con el malestar psicológico, lo que se conoce como internalizante, es decir: depresión, ansiedad y estrés. Aquí sí observamos aumentos en los índices, con porcentajes de un 20% con altos niveles de depresión, evaluado no clínicamente, sino que con instrumentos que sirven a una exploración inicial que se hizo online, con muestras que no son necesariamente representativas de toda la población”, sostuvo Pautassi.
- ¿Se han observado diferencias de consumo entre las distintas sustancias? ¿Y entre los distintos grupos etarios?
- Sí, hay mucha evidencia de que hay grupos que son particularmente más vulnerables tanto al impacto psicológico sobre sus patrones de depresión y ansiedad como en el consumo de sustancias. También como resultado de estudios hechos en Argentina desde la Universidad Nacional de Córdoba se observó que aquellas personas que tienen una psicopatología subyacente, es decir, que vienen previamente con enfermedades mentales, son más sensibles a estos fenómenos. No es una sorpresa pero es un resultado interesante y pone en la lupa hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos sanitarios. Estos resultados son concordantes a otros encontrados en Europa, como Inglaterra. Tanto aquí como en Europa o Estados Unidos, se observa que la población más joven, que va de los 18 a los 35 o 40 años, y en especial las mujeres, son población a riesgo para tener malestar psicológico inducido por las medidas de restricción y para empezar a consumir o variar los patrones de consumo.
- Se habla de que lo más difícil será recuperar los lazos y retomar las redes tras la pandemia, lo que afectaría a los problemas de adicciones, ¿cómo sería ese impacto?
- Hasta ahora no he visto equipos que estén analizando esto, al menos a nivel de relaciones sociales habituales, cómo nos servimos de los otros, mis compañeros de trabajo, amigos, amigas, parejas, para soporte social. Lo que sí hay es una caída económica marcada, lo que puede traer un concomitante.
- ¿Esta realidad que se observa en Argentina se repite en otros países de la región? ¿Es una situación común a todo el mundo?
- Los datos que hemos observado en Argentina son similares a los que se han visto en otros lugares del mundo; también en la región se han tomado datos: en Uruguay, que presenta características culturales similares a las nuestras, se han observado resultados parecidos. En lo que es referido a los grupos vulnerables, también se repite en otros lugares del mundo. Se ha visto que el nivel de preocupación específico sobre la pandemia, el temor de contagiarse y las consecuencias está asociado a mayor malestar psicológico inducido por las restricciones. Se podría decir que Argentina tiene rasgos más distintivos que pueden ponerla más a riesgo, porque en muchos hogares el alcohol forma parte de la vida cotidiana, está en la mesa familiar, es lo que se denomina una “cultura húmeda”, se acepta que los hijos consuman en la mesa o que sean introducidos al alcohol en el marco de fiestas o eventos familiares. Dado a las restricciones se podría pensar que eso nos pone más a riesgo, pero es simplemente una hipótesis.
- Están trabajando fuertemente contra el consumo de alcohol en mujeres embarazadas, ¿es un fenómeno que creen que se incrementó en este período?
- En relación con este tipo de consumo, como se ha dicho anteriormente, es probable que en muchos casos las mujeres se hayan visto afectadas por estas situaciones de restricción, es posible que la desigualdad distribución de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos se hayan incrementado y por lo tanto más mujeres estén más a riesgo de incrementar su malestar psicológico durante la pandemia. En este sentido, es más probable que los niveles de consumo de las personas con capacidades gestantes se eleven y que durante el embarazo también se eleven. Nada de esto quiere decir que haya pasado, pero sí es un grupo a seguir y un elemento a considerar, por lo que se deben redoblar los esfuerzos para que no hayan consumos durante el embarazo.