El pontífice de 88 años no ha dirigido los principales servicios de Semana Santa y Pascua, pero ha hecho breves apariciones durante el fin de semana de Pascua, incluyendo pasar 30 minutos en una prisión en Roma el jueves y una visita a la Basílica de San Pedro el sábado por la noche.
Francisco, quien pasó 38 días hospitalizado por una neumonía doble, donde estuvo a punto de morir, no puede hablar durante largos periodos debido a sus dificultades respiratorias y está recibiendo fisioterapia para recuperar la voz. El papa también tiene dificultad para levantar los brazos.
Pero el Domingo de Pascua pudo ofrecer la bendición “Urbi et Orbi” a la “Ciudad (de Roma) y al mundo”. Solo el papa puede ofrecer esta bendición, que incluye el ofrecimiento de una indulgencia, una remisión de los pecados.
Hizo un fuerte llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas “a no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo”. “Estas son las ‘armas’ de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte. Que nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano. Ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacando escuelas, hospitales y operadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad”, resaltó.
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