Hasta la mañana del martes, Mauro Bergoglio —hijo de Oscar Bergoglio, uno de los cuatro hermanos del papa Francisco— no tenía la posibilidad de viajar a Roma para despedir a su tío. Su consuelo, en medio del dolor, era evocarlo por su conocida humildad y su particular sentido del humor, que se manifestaba tanto en encuentros formales como en charlas informales, cuando todavía era el Padre Jorge y trabajaba junto a los curas villeros en los barrios más humildes.
Sin embargo, una entrevista que Mauro brindó al periodista Luis Novaresio para A24 cambió por completo la situación. Dueños de una agencia de viajes vieron la nota y, al enterarse de que Mauro no contaba con los medios para costear el pasaje, decidieron ayudarlo y le ofrecieron los boletos. Gracias a ese gesto solidario, el sobrino del Papa podrá estar presente en la ceremonia que se realizará en el Vaticano.
Conmovido, Mauro reconoció que la repentina muerte de su tío fue “un golpe muy duro e inesperado” para toda la familia, especialmente porque ocurrió en plena etapa de recuperación, tras haber estado internado durante 38 días en el hospital Gemelli de Roma, debido a una neumonía bilateral.
Al ser consultado sobre el vínculo que mantenía con Jorge Bergoglio después de su elección como Papa, Mauro explicó que solían comunicarse principalmente por correo electrónico. “Siempre nos mantuvimos en contacto. Para nosotros era algo natural hablar con él, aunque intentábamos no molestarlo porque sabíamos lo ocupado que estaba”, relató.
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