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Ambiente irá hoy a tomar muestras ante la muerte de miles de peces en el río

La escena es impactante porque las orillas están pobladas de doradillos, bagres, sábalos y moncholos. Hoy harán un relevamiento y empezarán a averiguar qué pasó en ese lugar

Unos pocos kilómetros al este de la ruta 8, contorneando junto a la traza del río Chocancharava, un par de casas muy aisladas y unas maquinarias que extraen arena interrumpen el tranquilo paisaje de lotes de soja, de maíz y restos de bosque nativo especialmente conformado por espinillos. Abajo, el curso de agua avanza tranquilo.

Dentro del agua, un joven trabajador lidia con una tropa de caballos que incansablemente entra al agua y sale para barrer arena a la orilla que luego recoge una pala, la coloca sobre una zaranda y la clasifica. Terminará en alguna obra de la ciudad.

Pero el joven advierte lo que un par de kilómetros más adelante espera como una desagradable sorpresa: decenas, cientos, miles de peces muertos en las orillas y los barrancos. En el lugar, aves de rapiña van marcando el camino. Los peces muertos tienen la inconfundible huella de que fueron comidos por caranchos, jotes y hasta chimangos que sobrevuelan el lugar. También algunos perros, claro.

“Ahora hay menos, pero el fin de semana había orillas blancas de peces. Nunca había visto algo así”, relató el joven mientras sostenía las riendas de los caballos.

Mortandad de peces en el río Cuarto

Arriba, la última casa antes de desembarcar en ese escenario está habitada por un hombre que supo trabajar en la Policía. Tiene sus animales y vive allí desde hace años. Ovejas, cerdos, gallinas con sus pollitos y algunos perros rodean la casa. Al atardecer es el momento de la recorrida final y la alimentación del ganado. Pero antes se detiene a contar lo que vió el fin de semana, cuando comenzaron a aparecer los peces muertos. “El sábado a la madrugada, cuando llegué sentí un olor extraño acá pero no le presté atención. Al día siguiente me encontré con todo esto. Es un desastre”, relató el hombre mientras caminaba hacia los lugares en donde más peces muertos había.

Justamente, el alerta se encendió el fin de semana cuando llegaron las primeras noticias de lo que había ocurrido allí, unos 200 metros aguas abajo de la planta de tratamiento de líquidos cloacales.

Hay sábalos, moncholos, bagres y doradillos desparramados por todos lados. “Lamentablemente son miles de peces muertos, pero a su vez, vamos a lamentar que muchos de ellos llegan acá y siguen río arriba para desovar; eso se va a perder todo”, explicó el hombre ya parado a la orilla del río. El sol comenzaba a caer detrás de los restos de monte y en la orilla el plateado de los peces desprendía un brillo tenue. Las aves de rapiña, que se habían juntado en un islote, aprovechaban a comer.

Peces muertos en el río Cuarto

“Esperemos que se pueda averiguar qué pasó acá. Primero para saber, pero después para que nunca más vuelva a ocurrir algo así, que es irreparable”, agregó el hombre que finalmente se volvió a los corrales a darle de comer a los animales antes del anochecer.

Según averiguó este diario, hoy irán hasta la zona técnicos de Ambiente de la Provincia para tomar muestras del agua y posiblemente de los peces muertos, que podrían contener parte de la respuesta sobre qué fue lo que ocurrió y qué pudo contaminar el agua y causar la muerte de los miles de peces.

Ya a la vuelta del recorrido, el joven arenero agrega un dato más: “El fin de semana cuando entrábamos al río, salíamos como con aceite en las piernas. Tal vez sea lo que terminó contaminando a los peces”, sugirió. Ahora llegará el tiempo de los especialistas que deberán rastrear qué fue lo que finalmente causó ese desastre.