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Pinturas rupestres en las sierras, un tesoro en riesgo de desaparecer

Un nuevo ataque en uno de los aleros del cerro Inti Huasi puso en debate la escasa protección de estos sitios arqueológicos. “Las leyes están, pero no se cumplen”, sentenció Ulises D’Andrea. El guía turístico Hernán Casasnovas pidió la intervención de Turismo y Ambiente de la Provincia para resguardar estos lugares

Las sierras de Córdoba guardan en su interior un tesoro invaluable, que son las pinturas rupestres dejadas por los pueblos originarios. Pero la falta de control está conspirando contra estos lugares que son flancos continuos de visitantes que, usando aerosoles o elementos punzantes, provocan daños a estos registros arqueológicos.

Tras la última denuncia realizada por la Provincia sobre el daño registrado en una pintura rupestre situada en uno de los aleros del cerro Inti Huasi, el llamado “Las Catas”, volvió a instalarse el debate sobre la escasa y casi nula protección que existe de estas galerías y otros sitios en los que hay registros pictográficos.

Ulises D’Andrea, arqueólogo y descubridor de los esqueletos más antiguos de aborígenes en la zona de Alpa Corral, sostuvo que, “desgraciadamente, en la mayoría de los lugares donde hay pinturas no existe protección alguna. Sólo sobreviven aquellas que están en lugares inaccesibles” y que es la propia naturaleza la que se encarga de cuidarlas.

“Hay legislación tanto provincial como nacional que habla específicamente de la protección de estos patrimonios históricos, pero en los hechos no hay nada, porque no existen guardaparques ni personas que se encarguen de cuidar estos lugares”, señaló.

En el país hay más de 2.000 lugares, entre galerías, cuevas y rocas, donde antiguas civilizaciones dejaron plasmados sus grabados. 

En Córdoba, es el Cerro Colorado uno de los lugares más emblemáticos de pinturas rupestres. Pero también los comechingones dejaron sus huellas en Alpa Corral (Cerro Blanco), Achiras (El Ojito) y Amboy. Algunos de estas pinturas se encuentran en tierras privadas y a las que sólo se ingresa abonando un canon. Aun así son vulneradas.

Los últimos tiempos y el auge del turismo alternativo y actividades deportivas como trekking han conspirado contra la protección de estos espacios, debido que hay grupos de visitantes que llegan sin la supervisión de guías especializados, ingresan y provocan daños a las pinturas.

“No hay control”

D’Andrea afirmó que, aun en lugares convertidos en reservas, los controles no existen. “En el caso de Cerro Colorado, que es un parque nacional de resguardo arqueológico, hay un solo guardaparques. Entonces, poco puede hacer para controlar. Además, parte de las pictografías están en tierras privadas y debería ser el Estado quien concientice a estas personas para que también cuiden de esos sitios”, manifestó el arqueólogo riocuartense.

En las Sierras del Sur existen también innumerables expresiones rupestres en piedras y galerías. Es el caso de Alpa Corral y hasta en Las Albahacas, pero es la naturaleza la que se encarga de su protección. Por ser sitios de difícil acceso, no están al alcance de los visitantes. “La cuestión es -advirtió D ‘Andrea- que con tanta gente haciendo trekking ahora son zonas que están en peligro y hay que buscar la manera de protegerlas”.

“La gente que llega al lugar, cuando ve las pinturas, tiende a dejar grafitis o rayarlos, como para dejar su huella, sin tomar conciencia del daño que ocasiona”, indicó Ulises D’Andrea.

Insistió el investigador que el Estado debe articular los medios, sumar más  guardaparques y hacer un estricto control de los guías turísticos.

“La legislación está y habla de la obligatoriedad de contar con guías turísticos responsables y guardaparques que cuiden de la flora, fauna y pasaje de nuestras sierras”, sentenció D ‘Andrea.

En la provincia de Córdoba hay un registro de guías habilitados por Turismo. Aun así, hay grupos que hacen sus incursiones de forma independiente y son los que terminan provocando daños. 

Los guías

Hernán Casasnovas es guía de montaña y presidente de la Asociación de Guías del Parque Nacional Quebrada El Condorito. Conoce a la perfección cada rincón de las sierras y coincidió en que no hay control ni protección alguna sobre estas pictografías.

“Lo que veo desde un comienzo es que lugares como el Inti Huasi deberían estar protegidos con carácter estricto e impedir el avance como ocurrió en Cerro Colorado, donde se han volteado rocas que tenían pictografías para hacer construcciones privadas”.

Y agregó: “El problema es que no hay control en el área de turismo alternativo por parte de la Agencia Córdoba Turismo, ente que tiene que controlar que los grupos que ingresen a hacer travesías lo hagan con personas habilitadas”. Asimismo, Casasnovas precisó que sólo una persona está afectada a estas tareas. En tanto, nulo es el control en terrenos serranos privados, en los que son los propietarios quienes deberían hacer sus propios controles.

A modo de ejemplo, Casasnovas mencionó: “En los fines de semana cuando  hay más excursiones, sólo una persona tiene que controlar a la gente que sube al Champaquí y es esa misma persona la que tendría que estar en los ingresos de Los Gigantes, del Uritorco, del Cerro Colorado”. 

Además, detalló que desde el Estado deben articularse acciones conjuntas entre Turismo y Ambiente. La primera en el control de los guías para confirmar que están habilitados; y, por el otro, guardaparques que recorran permanentemente las zonas.

Casasnovas puntualizó que hoy son los guías de turismo quienes en ocasiones se convierten en vigías y cuidadores. “Nosotros tenemos que cumplir el rol, sobre todo cuando hablamos del Champaquí ,de cuidar a los grupos que llevamos, pero a la vez tenemos que estar sacando fotos y observando aquellos lugares que son dañados para luego denunciar. No es esa nuestra tarea, pero lo hacemos”, admitió.

La desprotección es tal que no sólo están en riesgo las huellas dejadas por los aborígenes, sino también las reservas de agua, ríos, arroyos y la fauna y flora autóctona que se ve invadida por la civilización.

Patricia Rossia

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