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La planificación, esa mala costumbre que nos sacamos de encima

Lunes 20.- “Francamente, no creo en los planes económicos”.- Ahí tienen los ansiosos que se han pasado meses reclamando lo que, ahora queda claro, era para el Presidente una mera construcción supersticiosa superada por las enseñanzas de la Historia. Todas las especulaciones han quedado derrumbadas: que para conocer el plan económico había que arreglar primero la deuda con los bonistas -total, lo último que le interesa a un acreedor para cerrar una negociación es saber cómo vas a hacer para pagarle-, que hay que esperar que pase la pandemia -total, cuánto puede faltar, si en cualquier momento llegamos al pico-, o que todavía lo estamos estudiando porque “el plan macroeconómico que perseguimos” se vincula a “un proyecto nacional de desarrollo que comprende múltiples áreas interrelacionadas", como dijo Alberto en su discurso inaugural, en esa época remota en que parece que todavía creía en los planes económicos. No señor, como le dijo al Financial Times, en su primera entrevista con un medio extranjero -seguramente con vistas a espabilar a los inversores que hacen fila para poner sus porotos en la Argentina-, en lo que sí creemos es en “metas que podemos establecer nosotros mismos", y como todo el mundo sabe la mejor manera de llegar a una meta es a pura intuición, ir viendo si conviene esto o lo otro según cómo venga la mano, sin un programa preestablecido que se interponga en nuestra espontánea creatividad. Gracias por la franqueza, señor Presidente, nos intranquilizaba un poquito pensar que la irrupción de un plan pudiera perturbar la plácida y solvente administración de la economía de la que estamos disfrutando.

Martes 21.- En plena negociación por la deuda, Cristina Kirchner salió a respaldar los argumentos de Guzmán.- Tal como habíamos señalado oportunamente, la adhesión de la semana pasada al “mejor análisis que he leído” sobre el inconducente diálogo de Alberto con el empresariado garca no significaba que no estemos todos en la misma página. Está “clarito como el agua”, tuitea Cris, que la última propuesta sobre la deuda es la última, así que o se atan los rulos o hacemos otra. Nos conmueve que nuestra lideresa se la haya jugado así: ocupada como está en corregirle la agenda a Alberto -“desde el afecto”, ¿eh?, igualito que Hebe-, en denunciar a los espías macristas que le seguían los pasos o en retuitear chistes sobre el vandalismo de las mulitas contra los silobolsas, entre otras trascendentes tomas de posición sobre la realidad nacional, se hizo así y todo tiempo para pronunciarse por primera vez (¡sí!, ¡por primera vez!) sobre este problemita de la negociación de la deuda. En cualquier momento encuentra otro hueco en su nutrida agenda de tuiteos y retuiteos y nos enteramos, también por primera vez, de que respalda las políticas de su Gobierno contra el coronavirus o de que le importa un pomo cómo la están pasando los argentinos en la cuarentena.

Miércoles 22.- Polémica por la descalificación del legislador Santoro a Patricia Bullrich.- Mientras el generoso guiño de Cris cerraba la grieta que en realidad no era tal, porque como se sabe cualquier pretendida señal de disidencia entre mutuamente afectuosos integrantes del oficialismo es pura hojarasca mediática, la otra grieta se ensanchaba justamente donde la predisposición natural de los protagonistas más debería contribuir a hacerla desaparecer. Porque el caso del jubilado que se defendió legítimamente, metiéndole un par de chumbos, del ladrón que lo amenazaba desde el piso con una pierna rota, volvió a poner en evidencia que aunque el Rambo K Sergio Berni y la Superniña M Patricia son dos almas gemelas en términos de estrategias para combatir el delito, las ganas de buscarle el pelo al huevo son más fuertes. Fijémonos que según se desprende de la prolija y medulosa argumentación de este muchacho Santoro, la defensa de la justicia por mano propia que en Bullrich había sido una especie de aberración autoritaria y protofascista producto de la intoxicación alcohólica, en Berni constituye una progresista y sensible interpretación de la ley porque cuando la dijo estaba sobrio. A lo mejor es que por eso de que “los chicos y los borrachos dicen siempre la verdad”, este asesor top de Alberto cree que Patricia cree en lo que dice, mientras Sergio en el fondo está plenamente compenetrado con los criterios garantistas de su querida amiga Sabina Frederic, pero cumple patrióticamente el papel de cavernícola que Cristina le ha asignado, ponele, para no dejar en manos de la oposición la bandera de la “mano dura”. Como sea, la conclusión más importante del caso es que apuntala la convicción albertista de que en materia de seguridad tener un plan es tan innecesario como en el área económica, y que también aquí la mejor garantía de éxito pasa por improvisar sobre la marcha a medida que se acumulan los cadáveres de jubilados y ladrones.

Jueves 23.- El abogado de Cristina Kirchner integrará el Consejo Asesor de la Reforma Judicial.- En cambio, en este temita parece que no hay tanto margen para la improvisación creativa. Será que una reforma integral que permita alcanzar las metas que podamos establecer nosotros mismos no es algo sencillito que podamos resolver con las ocurrencias del momento, como la inflación, la recesión y la inseguridad, sino que aquí hace falta un plan, y no cualquier plan sino uno elaborado por los mejores juristas a los que podamos echar mano. Y está clarito: si por ejemplo la meta es una Justicia independiente del poder político, qué mejor que recurrir al abogado de la lideresa, alma máter de una estrategia judicial estrictamente técnica para probar que Cristina no recibió ningún pago indebido de Lázaro o Cristóbal por el alquiler de hoteles, locales, edificios o departamentos que no usaban, que toda la obra pública durante su gobierno se ejecutó de manera transparente y que los fajos de dólares precintados en cajas de seguridad son ahorros que oportunamente se invertirán en reformar el capitalismo. Todos argumentos que por ahora no han prendido en una Justicia cómplice del lawfare , pero seguramente terminarán por ser aceptados por una Justicia libre de influencias políticas como la que Alberto se ha comprometido a construir.

Viernes 24.- Correo Argentino: Zannini pidió el rechazo de un recurso de Macri por el tamaño de la letra del escrito.- Y una pista sobre la Justicia que se viene la aporta el procurador del Tesoro, jefe de los abogados del Estado, prueba viviente de que a la hora de defender el interés público tiene muy en claro cuáles son las prioridades. "El segundo párrafo de la página 29 contiene caracteres de la letra cuyo tamaño es inferior a 12, correspondiendo en consecuencia su desestimación", argumentó Zannini respecto de un infame papel presentado por el grupo Macri ante la Corte Suprema. Lástima que no se le hizo lugar a la objeción porque en realidad el párrafo estaba en cuerpo 12, solo que en una artera chicana los abogados del enemigo, tal como refutaron en otro extenso escrito, lo habían puesto en una fuente que confundió a nuestro héroe, seguramente en busca de hacerlo pisar el palito. Pero bueno, más importante que este pasajero traspié es que haya quedado en evidencia que en la nueva justicia albertista, aparte de la exclusión de esas típicas maniobras para embarrar la cancha propias de las intromisiones de la política, habrá una sabia y juiciosa administración de los recursos, el tiempo y el esfuerzo, cosa de que las discusiones sean sobre el fondo trascendente de cada pleito y no sobre nimiedades que solo sirven para extender los plazos hasta el infinito.JOE