Seleccionar la planta adecuada para el jardín no implica solo elegir la especie, sino además habrá que cerciorarse de que se encuentre en las mejores condiciones posibles para que nos auguren una buena permanencia.
Algunos consejos y recomendaciones a tener en cuenta al momento de optar por la planta que nos llevaremos del vivero a casa servirán para que podamos detectar a tiempo si existe alguna anomalía en el vegetal.
Las hojas: un primer indicio del estado general de una planta está representado por el aspecto de sus hojas. Debemos asegurarnos de que luzcan sanas, sin manchas que puedan advertirnos la existencia de algún hongo o plaga que pueda haberla afectado. También, si se observan pequeños insectos como pulgones o cochinillas, es recomendable optar por otra elección; aunque, si fuera la única alternativa, podrá erradicarse sometiéndola a un tratamiento correspondiente. En este último caso, se sugiere que no se entremezcle con otras plantas del jardín hasta tanto se quiten tales insectos.
Otra posibilidad es que la planta presente “ácaros”, lo que visualmente se advierte en una leve decoloración y unos diminutos insectos. Estos también son factibles de ser controlados, pero también se sugiere no mezclarlos.
Mientras más cargada de hojas, más sana será la planta. Y, si tuviera algunas afectadas por su exposición al sol intenso, podrán ser retiradas y posteriormente nacerán nuevos brotes.
Los tallos: el consejo es similar a lo que ocurre con las hojas. En caso de advertir ramas cortadas, es menos nocivo si las afectadas son las más pequeñas debido a que son más proclives a que puedan ser retiradas sin la necesidad de poda y que en su lugar crezcan nuevas.
Los tallos deben lucir sanos, sin rasgaduras o sin las marcas propias que dejan las ataduras cuando se las sujeta a un tutor.
Otra patología que puede ser advertida en una planta es que por falta de luz haya crecido de manera despareja buscando la misma. Eso implica un alargamiento de algunos tallos que pueden hacer perder la forma deseada que ello implica. Es común detectar este tipo de crecimiento dispar en plantas de interior en donde los vegetales deben sortear obstáculos para alcanzar el haz de luz solar.
En tanto, si se trata de un árbol, se sugiere observar que el tronco sea recto o con una inclinación que pueda llegar a ser corregida utilizando un tutor, debido a que si el ejemplar ya adquiere un crecimiento importante será dificultoso a futuro volverlo al crecimiento armónico.
Las raíces: las raíces no deben asomar por los agujeros de drenaje del elemento que hace las veces de contenedor y, de ser así, se sugiere recortarlas con una tijera de buen filo esterilizada para evitar infecciones.
La maceta debe observarse ligera y que no comprima las raíces de la planta, debido a que esto último dificultará el trasplante. En el hipotético caso de que la raíz llegue a nuestro jardín como una especie de madeja, se recomienda intentar desenredarla de manera sutil de forma tal que favorezca al crecimiento.
Flores
Si nuestra elección son plantines de estación, será importante elegir aquellos ejemplares que se encuentren con más pimpollos que flores abiertas, de forma tal que el proceso de floración general se cumpla en momentos en que la hayamos situado en nuestro espacio.
En arbustos florales, como las rosas, puede darse también la existencia de pulgones que deberán ser tratados para que no se conviertan en una amenaza para la planta.
También puede suceder que tu elección se incline por plantas exóticas que no son comunes en esta zona, por lo que deberemos asesorarnos muy bien respecto del grado de exposición solar que necesitan como así también la abundancia en el riego a los fines de que podamos llegar a buen puerto en su implementación. Además, se recomienda someterlas a un proceso de adaptación para que la transición sirva de amortiguación frente al cambio de hábitat a la que será sometido el vegetal.