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Masiva procesión: el obispo pidió la protección de la Virgen en medio de las "dificultades actuales"

Monseñor Uriona celebró la misa de la Inmaculada Concepción, patrona de la ciudad y de la Diócesis de Río Cuarto. Destacó las virtudes de María. Estuvieron presentes autoridades civiles y militares

En el marco de una masiva procesión, el obispo Adolfo Uriona pidió este lunes la protección de la Inmaculada Concepción, en medio de las "dificultades actuales".

Como sucede todos los años, la misa se celebró en la Plaza San Martín.

Estuvieron presentes el intendente Guillermo De Rivas y el legislador Juan Manuel Llamosas, entre otras autoridades.

En la oportunidad, monseñor Uriona expresó lo siguiente:

- "Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Hoy estamos de fiesta porque nos congregamos en la alegría y la fe, bajo el manto protector de la Inmaculada Concepción, patrona venerada de nuestra ciudad y de nuestra Diócesis de Río Cuarto".

- "Celebramos un misterio de gracia sublime: la preservación de María de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su ser, en previsión de los méritos de Cristo Jesús. No celebramos una idea abstracta, ni un dogma lejano: celebramos a nuestra Madre".

- "Y al mirarla a ella, la Inmaculada, miramos el destino más hermoso al que Dios nos ha llamado".

- "En este año 2025, hemos caminado junto a toda la Iglesia Católica como 'Peregrinos de la Esperanza'. A poco de tiempo de finalizar el Jubileo, hoy en nuestra fiesta patronal contemplamos a aquella que es la Madre de la Esperanza".

- "Las lecturas bíblicas nos trazan un arco perfecto: desde la ruptura del dolor en el Génesis hasta la plenitud de la alegría en el Evangelio".

- "La primera lectura, tomada del Génesis (3,9-15.20), nos sitúa en el drama del pecado original, la caída de Adán y Eva, y la consecuente ruptura de la alianza con Dios".

- "Hemos leído que cuando Dios pasea por el jardín y le pregunta a Adán: '¿Dónde estás?', éste responde: 'Tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí'. Ése es el drama del pecado".

- "El mismo revela nuestra desnudez, nuestra nada y nos llena de miedo aislándonos de Dios y de los hermanos".

- "Ahora bien Dios no abandona al hombre, sino que en ese momento oscuro le hace la primera promesa de esperanza: 'Pondré hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón'. Hoy celebramos el cumplimiento de esa promesa".

- "María es esa 'mujer' que nunca tuvo que esconderse de Dios. En la Inmaculada Concepción, Dios nos dice que el mal no tiene la última palabra. Antes de que el pecado pudiera tocarla, la gracia la abrazó. En un mundo herido por el miedo de Adán, María es la criatura nueva que vive en la confianza total".

- "Ella es la enemiga absoluta de la desesperanza porque es la Madre de la Esperanza".

- "Su Inmaculada Concepción no es sólo un privilegio, sino la primera victoria de Cristo en la historia humana, la preparación del campo santo donde el Salvador iba a nacer".

- "El Apóstol Pablo, en su carta a los Efesios (1,3-6.11-12), nos eleva a la perspectiva eterna de Dios. Nos dice que 'Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor'. Esta elección, este designio de amor, encuentra su máxima y perfecta realización en la persona de María. María es la primicia de esta elección".

- "Si fuimos elegidos para ser 'santos e irreprochables', ella fue la primera en recibir este don en su plenitud, preservada desde el inicio para ser la Madre digna de Dios".

- "Su Inmaculada Concepción es la prueba más hermosa de que el plan de Dios es la santidad y que la gracia puede triunfar plenamente en una criatura humana, llevándola a la perfección para la que fue creada".

- "Contemplemos a la Inmaculada, nuestra patrona. En ella vemos este plan de Dios realizado a la perfección. Ella es la 'santa e irreprochable'. Lo que Dios hizo en María de manera singular y preventiva preservándola del pecado original, quiere hacerlo en nosotros de manera curativa".

- "En esta etapa final del Jubileo, la Inmaculada nos recuerda que nuestra identidad no se funda en el pecado que cometemos, sino en el amor con el que fuimos elegidos".

- "Nuestra vida no está definida por sus problemas, sus crisis o sus fallos. Está llamada a ser, como María, una tierra de gracia, elegida para la alabanza de su gloria".

- "Finalmente vemos que en la anunciación el ángel no la llama por su nombre civil, 'María', sino por su nombre real ante los ojos de Dios: 'Llena de Gracia'. El título 'Llena de Gracia' es más que un simple saludo. Es su nombre, su identidad más profunda. Significa que María ha sido inundada, colmada, por la gracia de Dios de una manera total. Es la confirmación de su Inmaculada Concepción".

- "La gracia la ha precedido, la ha preparado y la ha llenado. Pero el misterio no se completa sin su respuesta libre y consciente: 'Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí tu palabra'. Este 'sí' es el eco del designio eterno de Dios, el reverso de la desobediencia de Eva. Donde Eva dijo 'no' y se escondió, María dice: 'Hágase en mí según tu palabra'. Este 'sí' de María es la puerta por la que entra la esperanza al mundo".

- "Hermanos, el Jubileo de la Esperanza nos ha enseñado que la esperanza no es un optimismo ingenuo que dice 'todo saldrá bien'. La esperanza cristiana es la certeza de que, en medio de nuestras luchas, Dios camina con nosotros".

- "Hoy renovamos nuestra consagración a la Inmaculada. Ella es el faro de esta esperanza porque en ella vemos que Dios es más fuerte que el pecado. Si Dios pudo preservar a María en medio de una humanidad caída, también puede sostener a nuestra Diócesis, a nuestras familias y a nuestros jóvenes en medio de las dificultades actuales".

- "Que, al mirar su imagen, recordemos que la pureza no es sólo ausencia de mancha, sino presencia de fuego, presencia de amor. Que ella, que aplastó la cabeza de la serpiente con la humildad de su 'sí', nos ayude a vencer el desánimo y a ser testigos valientes de su Hijo Jesús".

- "¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos! Amén".

La solemnidad de la Virgen se completó con el Festival de la Esperanza.