“La hepatitis C se cura en pocas semanas y con medicamentos fáciles de administrar y prácticamente sin efectos adversos, los cuales están aprobados y disponibles en nuestro país, siendo de cobertura universal obligatoria por parte de obras sociales, prepagas y el sistema público”, comienza resaltando el comunicado con los resultados de la encuesta realizada por la Asociación Civil Buena Vida. Sin embargo, entre los 301 pacientes que participaron del estudio, sólo el 45,6% de los encuestados alcanzo la cura del virus. El resto, la mayoría, estaba todavía en tratamiento o a la espera de acceder a la medicación para lograrlo, pero con obstáculos en un camino con frecuencia difícil de transitar.

La asociación es una organización de pacientes que acompaña a personas con enfermedades del hígado, y el proyecto obtuvo el auspicio de dos entidades de referencia nacional: la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE) y el Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación.

“Nos propusimos cuantificar y respaldar con datos de la vida real aquello que percibimos cada vez que nos llama un paciente, cuando nos cuenta lo que le dice su obra social o cuando le preguntamos a cualquier adulto si alguna vez se testeó contra la hepatitis C. Las respuestas suelen ser desalentadoras, pero en esta enfermedad hay oportunidades inmejorables para cambiarle el destino a la gente”, sostuvo Rubén Cantelmi, paciente curado y presidente de la Asociación Buena Vida.

Seis de cada diez encuestados desconocían cuándo o cómo habían contraído el virus. A quienes sí sabían o creían saber cómo lo habían contraído, se les consultó sobre el tiempo que había transcurrido entre el contagio y el diagnóstico. Las respuestas no causaron sorpresa, pero sí preocupación: en el 55,6% de los casos, había pasado más de una década y en el 17,2%, entre 5 y 10 años. La realidad es que las medicaciones modernas están disponibles desde 2015 y antes de su llegada no había grandes opciones, pero en la actualidad verdaderamente hace la diferencia recibir el diagnóstico porque ahora es sinónimo de posibilidad de cura, evitando el desarrollo de cirrosis o cáncer hepático.

“El análisis de sangre para detectar esta enfermedad es sencillo y económico, pero muchas veces no se solicita entre los estudios de rutina como el nivel de colesterol o de glucemia”, refirió el Dr. Manuel Mendizabal, médico hepatólogo, Secretario de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE).

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La encuesta también indagó sobre cómo dieron con el diagnóstico y en la enorme mayoría de los casos fue accidental. Luego, se les preguntó cuánto tiempo había pasado entre la confirmación del diagnóstico (mediante un estudio de su carga viral) y el inicio de los trámites para acceder al tratamiento, y en 6 de cada 10 casos había llevado más de 6 meses y en sólo el 7,5%, menos de un mes.

“El escenario actual, en el cual se ha establecido el tratamiento universal del virus de la hepatitis C, basado en nuevas drogas antivirales altamente efectivas (que curan a más del 95%), con un excelente perfil de seguridad y que nos permiten la simplificación del tratamiento a tan solo 8 o 12 semanas, nos abre el camino a reencauzar a las personas al sistema de salud, así como también a empoderar a la ciudadanía en la necesidad de realizarse el testeo de las hepatitis virales y continuar fortaleciendo las medidas de prevención”, subrayó el Dr. Ezequiel Mauro, Director del Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación.

De hecho, a los encuestados que habían demorado más de un año entre el diagnóstico y el acceso a la medicación (que habían sido el 87,2% del total de pacientes tratados o en tratamiento), se les solicitó que compartieran los motivos de esa postergación. El 28,2% respondió que porque “no le dolía nada”; el 21% creía -erróneamente- que el tratamiento generaba muchos efectos adversos; el17,3% no sabía que la hepatitis C tuviera cura; el 8% asumía que iba a tener que pagar por las drogas y que serían caras, cuando en realidad el paciente no debe pagar nada de su bolsillo, el 7% consideraba que no iba a poder lograr que le dieran los medicamentos y el 6% no podía descuidar el trabajo o el hogar.

“Actualmente, el desafío en hepatitis C pasa por aumentar la concientización en la comunidad civil y médica, no solo en cuanto a la importancia de las medidas de prevención, necesidad de testeo en todo mayor de 18 años, sino también en el beneficio que implica la cura del virus”, agregó el Dr. Mauro.

Las hepatitis NO pueden esperar

La Alianza Mundial contra las Hepatitis sostiene que muere 1 persona cada 30 segundos por causas relacionadas con la hepatitis , por lo que ni siquiera en este contexto de pandemia se puede esperar para actuar.

Para esta organización, las personas que tienen hepatitis y no lo saben no pueden esperar a ser testeadas. Los que saben que tienen hepatitis no pueden esperar por los tratamientos que les salvarán la vida.

Redacción Salud & Ciencia