El especialista remarcó que “en las sucesivas pulseadas del gobierno con el mercado, se hizo uso y abuso de mecanismos transitorios que no sólo no se sostienen en el tiempo, sino que al poco tiempo pasan a jugar en contra”, alertó.
Y allí encausó su análisis sobre la quita momentánea de los derechos de exportación a los granos: “Es el caso de la eliminación temporal de retenciones para el complejo agrícola, que dio por resultado un septiembre récord en materia de liquidaciones, en torno a los 7.100 millones de dólares, con corolarios de todos modos no demasiado constructivos: el Tesoro sólo capturó el 38% de ese flujo; el sacrificio fiscal fue del orden de los 0,2 puntos del PIB, y hubo también costo político, porque la mejora de precios al productor en este lapso no ha sido plena, considerando el valor teórico al mercado interno”, remarcó Vasconcelos.
Por otra parte, en su informe sobre “El momento bisagra del programa económico”, el economista del Ieral remarcó que “la manta se ha hecho más corta, ya que se prevé que para octubre-diciembre las liquidaciones de la agroindustria no superen un promedio de entre 700 y 800 millones de dólares, cuando en el período enero-setiembre los ingresos ocurrieron a un ritmo de casi 3,2 mil millones por mes”, recordó.
Finalmente, Vasconcelos destacó que los efectos colaterales de esas medidas cortoplacistas “no demoran en aparecer, e ilustran sobre las urgencias del momento bisagra en el que se encuentra el programa económico. Por caso, la recaudación del IVA DGI de septiembre mostró una caída de 3% desestacionalizada con respecto a agosto, reflejando el deterioro del mercado interno; pero al mismo tiempo, el IVA DGA se incrementó un 7%, poniendo en evidencia el adelanto de importaciones por expectativas de devaluación. Es difícil encontrar un mejor ejemplo de la bifurcación de caminos”, finalizó el economista del Ieral.