Carmen Gómez (69) y Aldo Lucero (78) son un matrimonio de Villa Valeria y cada enero se convierten en los “ayudantes de los Reyes Magos”.
Carmen y Aldo tienen tres hijos, Claudia, Jorge y Karina, ya todos adultos y profesionales, y disfrutan de esta labor solidaria. Y el pueblo se lo agradece con constantes muestras de cariño.
Hace siete años religiosamente para Reyes la pareja entrega en su casa juguetes a niños de la localidad. La particularidad es que ellos mismos durante el año se encargan de colectar los juguetes que muchas veces están en desuso o dañados y se ocupan de restaurarlos y dejarlos preparados y listos para cada 6 de enero.
Ayer por la mañana, y respetando los cuidados por la emergencia sanitaria, una larga fila de niños aguardaba para recibir su regalo de Reyes en la vivienda que se ubica en inmediaciones del Polideportivo Municipal. Por algunas horas el lugar se cubre de ilusión, y el bullicio colma la calle.
Tal es la envergadura del evento que la radio local realiza su transmisión desde ese lugar a fin de no perderse detalle de ese momento tan especial, mágico, como para estar más a la altura de las circunstancias.
Ellos son reconocidos como los ayudantes de los Reyes Magos y no piden nada a cambio. Solo sentir esa emoción y ver la sonrisa de cada niño que se va feliz con su obsequio.
“Los zapatitos quedaban vacíos”
Los protagonistas de este bello gesto tienen su propia historia que contar. Y que tiene relación con esta festividad, la ilusión de los más chicos y que en muchos hogares se ve frustrada por falta de recursos.
Carmen narra que la idea de hacer esto surge de su propia historia familiar.
“Esto viene porque éramos 14 hermanos nosotros. Trabajaba mi papá solo y nosotros poníamos nuestro zapatitos y pasaba el 7, el 8, el 9 y nunca había nada. Nunca pudimos tener un juguete”, comenta la mujer.
Y señala que hoy, por suerte, sus nietos “tienen de todos. Y tenían muchísimos juguetes y un día les dije por qué no me regalan los que no usan mas y ayúdenme a salir en la camioneta de papá y los salimos a repartir a los chiquitos que no tengan y así nació esto”, cuenta la mujer.
El gesto solidario nace de la historia personal de la pareja, que, siendo niños, y por integrar familias numerosas, nunca llegaron a tener un regalo de Reyes.
“Andábamos mi marido, yo y los cuatro nietos repartiendo y ese año me quedé corta. Pero al otro año ya se enteraron y la gente me empezó a traer juguetes por ahí en desuso o rotos y nosotros nos pusimos a arreglarlos”, agrega la mujer, quien además dice que gasta bastante para dejar en condiciones los juguetes. Pero que lo hacen por la recompensa que reciben de un niño feliz.
“Mientras pueda y tenga salud lo voy a seguir haciendo, por suerte tengo cada vez mas colaboración de la gente que me viene trayendo siempre juguetes”, promete esta mamá y abuela.
A modo de anécdota compartió que en la madrugada del jueves estuvo como hasta las 3.40 acomodando los regalos: “Mi marido me retaba porque todavía estaba acomodando los regalos. Aldo tiene su tallercito atrás y ahí trabaja a full para restaurar juguetes”, cuenta Carmen.
El restaurador
Su esposo es su mejor aliado, ya que juntos comparten la tarea.
Ayer por la mañana y sobre dos grandes tablones ubicados frente a la vivienda fueron acomodados todos los juguetes y fue Carmen quien iba entregando uno por uno a los niños. “Les pedí especialmente que todos vinieran con barbijo”, aclara.
“Estamos muy felices. Yo la apoyo a Carmen en todo lo que puedo. La gente nos hace llegar los juguetes y nosotros los reparamos cuando hace falta y nos vemos recompensados con la alegría de los niños. Nosotros también éramos 14 hermanos, pero hoy que estamos grandes, con nuestra hermosa familia, esto nos llena el corazón”, dice Aldo emocionado tras la tarea de este nuevo 6 de enero.
“¡Los niños felices esperan los juguetes! Este año, restauraron muchísimos juguetes y hasta 3 bicicletas. Ellos ocupan su tiempo y llenan su corazón, al ver a los niños irse de su casa con una sonrisa y felices”, dice Mariana Ochoa, una vecina de la localidad que orgullosa resume el sentir generalizado de la comunidad al ver la solidaridad de este matrimonio.
La historia de Carmen y Aldo es un testimonio vivo de que la magia de los Reyes existe, solo hay que saber percibirla.
Ignacio Castro. Redacción Puntal