La economía circular en la cadena del maíz tiene en Río Cuarto un potencial que suma de manera frecuente nuevos capítulos. A lo que existía, se lo perfecciona. Es el secreto de una agricultura sustentable que en los eslabones del medio alimenta la producción de carne y hasta genera electricidad y gas; todo a partir del cultivo de maíz que es un símbolo de Córdoba y de la región en particular.
Y un elemento cada vez más relevante entre los eslabones es el biofertilizante, que es el desecho que queda luego de producir gas y electricidad en los biodigestores y que regresa a los lotes para recomponer los nutrientes que el cultivo consumió para su desarrollo. Allí todo vuelve a empezar.
Pero lo que comenzó como una aplicación en las hectáreas alrededor de la planta de Bio4 hace unos años, ahora tendrá otras características porque la empresa planea desarrollarlo a escala industrial y permitir que más productores puedan recuperar los suelos de sus campos. Porque además hay un dato clave: el estudio de quienes vienen aplicando los biofertilizantes en los campos alrededor de Bio4 observaron que hay una constante mejora en los niveles de fósforo, un elemento clave que desde hace tiempo se viene perdiendo en los campos argentinos, básicamente por la ajustada ecuación económica y su alto costo de reposición. Ese es uno de los costos ocultos de las retenciones.
Juan Córdoba es gerente de Bioeléctrica, la unidad de negocios de Bio4 que produce biogas y electricidad a partir de vinaza y estiércol de feedlot, y explicó que “con la producción de biogás actual de las plantas del complejo de Bio4 podemos aplicar biofertilizante en unas 2 mil hectáreas alrededor de la planta, que son rentadas”.
Y agregó: “Esas tierras sólo reciben biofertilizantes, por lo cual hablamos de una composición excepcional, que reemplaza todo lo demás”.
¿No hace falta incorporar más nutrientes?
Exacto. Con el adicional de que hemos descubierto que, luego de aplicarlo durante años en los mismos campos, se elevan los niveles de fósforo de los suelos, algo que empieza a ser una deficiencia severa en el país. A la urea se la incorpora pero el fósforo es muy costoso.
Al no restituirlo se va agotando...
Lo que ocurre en la práctica es que se va tomando todo el stock de fósforo del suelo y se patea a futuro la solución. Y por eso también se puede tener el actual nivel de retenciones, porque hay una toma de valor del suelo que no se repone.
¿Cómo es eso?
Lo normal para un productor argentino es poner 150 o 200 dólares de fertilizante por hectárea cuando en Estados Unidos es 300 o 350 dólares, y la diferencia es eso. La rentabilidad de ambos es similar pero allá el suelo se conserva y se proyecta a largo plazo. Pensemos además que el 65% del maíz se va en grano por el puerto, por lo cual estamos exportando esos nutrientes.
¿Y qué ven con el biofertilizante y el fósforo, que se repone lo que consumió el cultivo?
Lo que vemos es que un suelo que tenía 5 ppm empieza a tener todos los años un poco más. No sólo que el cultivo tomó lo que necesitó para desarrollarse, sino que luego el nivel de fósforo es mayor para la próxima campaña. Eso lo vuelve una alternativa muy positiva.
Y hoy hay mucha materia prima para producir ese biofertilizante...
Cuando uno observa la Aregntina productiva se observa que hay muchos establecimientos con producciones confinadas como feedlots, galpones de pollos, granjas de cerdo, tambos y que producen esos efluentes. Lo interesante de eso es que puedan pasar por la planta de biogás donde se le extrae la energía, se le quita la parte orgánica y todos los nutrientes quedan disponibles, pero ya digerido, estabilizado. Por lo cual el biogás se vuelve una alternativa no solo muy interesante para aprovechar pasivos ambientales y generar energía sino que lo vuelve también un opción muy valedera como fuente de fertilizante orgánico y ser una alternativa a los convencionales que son cada vez más caros.
¿Ese uso y medición que vienen realizando en estos años inicia un camino de comercialización ahora?
Estamos en un proceso de inscripción del producto y esperamos que a fin de año tengamos el trámite aprobado y tengamos el producto para comercializar bajo el nombre de TerraMax. A su vez, estamos trabajando para mejorarlo y poder ofrecerlo a nuestros socios y que ellos lo empiecen a adoptar en sus campos dada la experiencia lograda en estos años. La idea es concentrarlo para ofrecerlo a terceros. Y eso mismo, como ya tenemos una red de muchas plantas, podemos multiplicarlo en cada lugar. Es un camino al que hay que ir y además está generando cada vez más interés, especialmente entre los grandes jugadores porque se ve esto como la opción carbono neutral.
¿En qué etapa están hoy?
Lo que estamos haciendo son pruebas y ensayos, en una planta piloto, para lograr el producto que queremos, que ya lo obtuvimos, pero lo estamos tratando de mejorar en algunos aspectos. Comienza ahora la industrialización, una escala superior para poder comercializarlo desde el año próximo.
¿En qué consiste esa mejora?
Estamos tratando de concentar los nutrientes en un volumen menor para eficientizar el traslado. Y luego va a campo en un tanque del tipo cisterna.
¿Cómo es la composición, es efluente de feedlot y derivados de maíz?
Sí, pero hay que pensar que hoy el 90% de lo que ingresa al digestor es vinaza, un subproducto del etanol de maíz. En ese momento, al grano ya le sacaron la energía para el etanol y los nutrientes quedaron. Por eso lo que hacemos es devolverle al campo lo que usó el maíz para crecer.
Después de la aprobación pendiente, ¿qué resta?
Después de la aprobación final del Senasa vienen las inversiones para comenzar a producir que es la infraestructura que vamos a montar en el predio de Bio4. Tenemos expectativas de que la aprobación llegue de manera inminente para comenzar las obras a comienzos de 2024 y comercializar hacia mediados de año, antes de la próxima campaña. Se aplica concentrado en presiembra.
¿Cuánto estiman producir?
Unos 100 mil metros cúbicos anuales que podrían alcanzar para cubrir unas 5 mil hectáreas aproximadamente. Eso depende de la respuesta que haya de parte de los productores porque una cosa es aplicar para cubrir la carbono neutralidad y otra es para ir mejorando el suelo año tras año. Si se busca esto último, se tiene que aplicar más biofertilizante.
¿Los digestores ubicados en otras localidades van a necesitar una planta de concentrado o se puedes traer los efluentes y procesarlos en Bio4?
No, salvo que sean muy próximos y compartan una planta de tratamiento, sino es necesario una inversión en cada ubicación.