“Ha sido un homicidio complejo, que tuvo un cariz que desbordó por la trascendencia que tuvo el hecho. No participé directamente en la investigación, pero sé que hubo mucha gente involucrada trabajando, gente de distintas áreas de la fuerza con mucha experiencia investigativa”.
El diagnóstico data de abril de 2010 -hace más de doce años- y le pertenece a quien era el máximo responsable de la Policía de Río Cuarto en 2006.
Aunque parezca increíble, fue la única -y última- vez que el comisario Sergio Edgardo Comugnaro declaró en sede judicial en relación al homicidio de Nora Dalmasso, perpetrado la madrugada de noviembre de ese año por una persona conocida de la víctima, con quien acababa de mantener relaciones sexuales consentidas, según coincidieron en este juicio los forenses que analizaron su cadáver y la escena del crimen.
Comugnaro declaró en el cuarto piso del edificio del Correo Argentino, donde funcionaban los tribunales civiles, y no en sede penal, como hubiera correspondido al máximo responsable de la Policía de Río Cuarto. Y no lo hizo en relación al crimen de Nora Dalmasso, sino por la demanda civil iniciada por el actual imputado y sus dos hijos contra este periodista por el supuesto “daño moral” ocasionado por su cobertura del crimen. En aquella oportunidad, Comugnaro dijo que conocía a Marcelo Macarrón porque años atrás había atendido a su hija por un problema en sus pies. Pero admitió que, curiosamente, no tenía agendado su teléfono en el celular, sino el del abogado Daniel Lacase.
-¿Por qué tenía agendado el celular de Lacase? -, le preguntaron.
-No tengo ninguna relación con Lacase. Lo conozco como conozco a otros letrados que por ahí participaron en alguna causa que he investigado durante los 26 años que llevo en la fuerza-, respondió.
Es curioso. A pesar de su inusitado protagonismo en el caso Damasso, Lacase no es penalista: su especialidad siempre fue el derecho laboral. ¿En qué caso podría haber confluido con el jefe de Policía de Río Cuarto? ¿Por qué lo llamó a Lacase y no directamente a Macarrón, a quien sí conocía por el tratamiento médico que le había hecho a su hija?
Comugnaro tampoco recordaba que Silvia Magallanes le pasara su teléfono para ponerlo en contacto con su novio, que estaba junto a Macarrón en Punta de Este, como declaró la testigo acusada de falso testimonio hace años por el fiscal Luis Pizarro. Al contrario, Comugnaro ratificó que fue él quien llamó a Lacase, aunque en realidad quería hablar con Macarrón.
“No recuerdo si hablé con Lacase esa noche o a la madrugada del día siguiente. Mi intención no era hablar con el doctor Lacase, sino con Macarrón. Pero como no tenía su teléfono y sabía que venían viajando juntos, lo llamé a Lacase, que no me pudo pasar con Macarrón porque estaba manejando”, declaró bajo juramento. Con esas palabras, contradijo la versión oficial del viudo y su vocero, que siempre sostuvieron que el que manejaba era Lacase. “La finalidad era informarle lo sucedido y en lo que se estaba trabajando”, precisó Comugnaro.
El por entonces jefe de la UR 9 dijo que tenía previsto ausentarse de Río Cuarto la semana posterior al homicidio de Nora para participar de la “Junta de Promoción y Retiro” de la Policía en la ciudad de Córdoba. Y que llamó a Lacase antes de viajar “para comentarle que había estado en el lugar, cómo se estaba trabajando y que se estaba poniendo todo el énfasis en el esclarecimiento del hecho” (sic).
Durante su ausencia se instalaron en el Hotel Opera de Río Cuarto los policías provenientes de la capital provincial comandados por el comisario Rafael Sosa, “que trabajaron en conjunto con la gente de Investigaciones de Río Cuarto”. “Mi función como jefe era supervisar las áreas específicas de Investigaciones, pero no recaía en mí la responsabilidad de la investigación”, aclaró Comugnaro, tomando distancia de los magros resultados obtenidos.
Precisó que cuando volvió a su ciudad, “el fiscal (Di Santo) había organizado dos grupos de trabajo en ese primer momento, que era la gente de Homicidios de Córdoba y de Investigaciones de Río Cuarto. Poco tiempo después se sumó la Policía Judicial”.
Contra la prensa
Después de cumplir con el trámite aparentemente impostergable de integrar la Junta de Promoción y Retiro, Comugnaro se entrevistó con Di Santo, que manejaba “un sinnúmero de hipótesis”. “El fiscal organizó los equipos de trabajo y cada uno trabajaba en una línea investigativa”, dijo. Pero se quejó porque “todo era un caos” por la presencia permanente de periodistas de todo el país: “Fue tanto lo que se dijo y lo que se hizo por parte de los medios, que realmente era un caos, a tal punto de inventar alguien de un medio en la puerta de la Jefatura, donde estaban todos instalados, una persona a la que tuvieron que salir a investigar, y todo era para lograr una mayor primicia” (sic).
“La causa fue compleja porque había una persona muerta en el interior de un domicilio donde no había ningún hipotético testigo y en ese momento no se sabía de cuándo databa la muerte. Y a la complejidad de la causa se agregó el tratamiento que le dio la prensa, que sin duda trajo complicaciones: no se podía traer un testigo a declarar porque toda la prensa iba detrás”, precisó Comugnaro, que aclaró una y otra vez que “el responsable de la investigación era el fiscal”.
El regreso de Comugnaro a Río Cuarto duraría lo que un suspiro: el 30 de enero de ese año fue trasladado a Córdoba capital, mientras los policías llegados desde esa jurisdicción preparaban la imputación del “perejil” Gastón Zárate.
Años después, el comisario Sergio Comugnaro fue designado jefe de la Policía de la Provincia por el gobernador José Manuel de la Sota.
Hernán Vaca Narvaja. Especial para Puntal