El movimiento “slow life” es toda una filosofía de vida, una manera de entender el mundo que nos rodea y la manera de vivir el día a día. Se basa en la desaceleración del ritmo de vida que llevamos, con el fin de vivir el momento presente y disfrutar del ahora. Desacelerar el ritmo para conceder tiempo a actividades placenteras y que nos hagan felices.
En este sentido, un entorno agradable que aporte sensación de paz y tranquilidad es un gran aliado. Por ello, el espacio en el que vivimos es muy importante. El hogar tiene que ser un espacio armónico y equilibrado para relajarnos.
El significado LITERAL es vida lenta, aunque nada tiene que ver con ser ocioso y trabajar poco. Significa tomarse la vida lejos de la prisa que envuelve nuestro día a día. Significa disfrutar de cada momento y saborear un presente efímero al que no solemos dedicarle mucho tiempo.
Si has decidido que es el momento de bajar el ritmo, el mejor lugar para empezar es nuestro hogar. La decoración de nuestra casa juega un papel muy importante y podemos adaptarla de tal manera que nuestras habitaciones rebosen de calma y nos hagan bajar la velocidad a la que vivimos.
Apuesta por lo natural
Todo lo que evoque a la naturaleza está permitido, empezando por la paleta de colores. Los tonos tierra y beige se apoderan de tus estancias para crear calma visual.
Rodearnos de plantas naturales nos ofrece grandes beneficios, ya que depuran el aire y aportan frescura. Las plantas son indispensables tanto para crear ambiente como para hacer “slow gardening”, dedicarles un tiempo a tus plantas te ayudará a relajarte. Las texturas y tejidos de tus muebles y accesorios también cuentan. Opta por algodón, lino, lana, terciopelo... La suavidad invita a quedarse.
La luz es paz
Sabemos que la luz natural es muy beneficiosa para nuestra salud y hace nuestro entorno más agradable. Una clave para entender el estilo “slow life” está en la luminosidad. Por lo tanto, es conveniente favorecer la entrada de luz natural. Los espacios que crea son simples y libres de todo aquello que no es esencial. Por ello es indispensable que la luz natural fluya sin obstáculos. Para lograr esa fluidez, las ventanas se despejan y se visten de cortinas y estores de materiales vaporosos y naturales en tonos claros. Y para reforzar la entrada de luz, los espejos son elementos clave. De todos los tamaños y materiales, priman los de grandes dimensiones con marcos de madera.
Lo primero que vemos al entrar
Para poder dejar el estrés al otro lado de la puerta, lo que te recibe al llegar a casa debe reconfortarte. Lo importante es tener un lugar donde dejar el abrigo, las llaves, los zapatos... De esta forma todo lo que traes de la calle no entrará en casa. Así que los percheros y las cestas son grandes aliados. Lo mejor es poner una consola o un mueble funcional que te esté esperando apenas entrás.
Colores claros
Para una decoración relajante y luminosa, lo ideal es optar por colores neutros y tonos claros. El blanco, los tonos tierra y una paleta de colores orgánicos son muy apropiados. La propuesta cromática se puede completar incorporando otros colores en su versión más suave como verdes, azules, etc.
La casa en orden
Tener cada cosa en su lugar es fundamental para los espacios en calma. El caos encima de las mesas o los almohadones mal colocados encima del sillón. La limpieza visual es clave para mantener la tranquilidad. Las cestas y cajas te van a ayudar a tener todas las cosas en orden.
Un rincón en el que poner pausa
Sea como sea tu casa, es indispensable que tengas un rincón para vos donde puedas olvidarte de todo. Leer un buen libro, tomar un café o escuchar música. Sólo basta un buen sillón bien ubicado, añadí una mesita extra y una manta si hace frío, la clave es crear el ambiente más cálido y confortable posible.
POR: ARQ. ANTONELA VARRONI - Mat. 1-11936