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El Francés clausuró el capítulo de los amantes

“Fue como venir a escupir un carozo por todo lo que uno y su familia han sido maltratados injustamente todos estos años, como les pasó también a las familias Magnasco, Zárate y Daniele”, dijo un relajado Miguel Rohrer en la improvisada rueda de prensa que ofreció en tribunales luego de su maratónica declaración testimonial, que se extendió desde primera hora de la mañana hasta pasado el mediodía.

Interrogado –es un decir- por el fiscal Julio Rivero, el “Francés” se despachó sin preámbulos contra Marcelo Macarrón y sus hijos Facundo y Valentina, ausentes en la sala de audiencias, donde solo tres mujeres ocupaban el sector asignado a los familiares del viudo.

Rohrer recordó que Macarrón se desvivía por mostrarles a todos que era su amigo. “Era un figureti”, lo definió. Sobre Facundo, dijo que era “el peor hijo de Río Cuarto” por “mancillar con mentiras la memoria de su madre”; sobre Valentina, que “ya es una señora, no una niña, y tiene que hacerse cargo de las cosas que dice”. Recordó que fue él quien viajó a Ezeiza para buscarla cuando volvió de Estados Unidos. “Nadie le pide a un extraño que busque a la mujer que más ama, que era su hija, porque su madre había fallecido y a su esposa la habían asesinado”, dijo el “Francés” para explicar la confianza que por entonces le tenía el viudo.

“Avaro”, “miserable”, “figureti”, “mentiroso”… Rohrer no ahorró adjetivos para referirse a su (¿ex?) amigo Marcelo Macarrón, a quien en sus declaraciones anteriores en la causa –que fueron leídas por la secretaria a pedido de Brito- había definido como “generoso” y “gran amigo”. En un gesto que provocó risas contenidas en la sala de audiencias y la hilaridad generalizada en la de prensa, el “Francés” imitó al abogado Brito al evocar una conferencia de prensa en la que ofreció “un millón de pesos” a quien ubicara a Rohrer en Río Cuarto la noche del crimen. “Está filmado”, insistió el testigo mientras los ojos de Brito pululaban inquietos sobre su barbijo. Rohrer aclaró que compartía viajes con Macarrón porque era el médico de Urú Curé, pero que solo una vez viajaron por placer al exterior. “Yo había organizado un viaje a las Islas Vírgenes, donde tengo un amigo que vive ahí. Y un día me dice Marcelo que había sacado los pasajes. No fuimos capaces de decirle que no estaba invitado”, recordó. Y dijo que el viudo era tan avaro que “nunca supimos de qué color era su billetera”.

Lacase

Cuando Rivero le preguntó sobre su relación con Daniel Lacase, Rohrer no dudó: “Él y Macarrón eran una sola cosa. Era su vocero”. Negó que hubieran conformado un triángulo de amistad y menos aún de negocios. “Yo era amigo de Macarrón y él era amigo de Lacase. No era un triunvirato”, ironizó. También negó que el vocero fuera abogado de la multinacional Del Monte, de la que él era gerente en Argentina. “Lacase me llevaba algunos casos laborales, nada más”, insistió.

Rohrer dijo estar convencido de que Lacase y Macarrón viajaron juntos a Punta del Este para tener una coartada “que los alejara del lugar del crimen” de Nora. Y confirmó que a escasos días del homicidio compartió un encuentro en su casa con Macarrón y Lacase. Pero a diferencia de Guillermo Lenti –su vecino en el country San Esteban-, dijo que él y su esposa estaban con otro matrimonio cuando llegaron de improviso el viudo, su vocero y Silvia Magallanes. “No me acuerdo de qué conversamos. Seguramente lo consolamos. Estábamos todos muy consternados con el homicidio de Nora”, admitió.

Rohrer ratificó que Lacase llamó por teléfono a su mano derecha, Ricardo Araujo, para ofrecerle “limpiarle la cara” en la investigación del crimen de Nora a cambio de una importante suma de dinero. “Antes de eso Lacase me había dicho que había dos personas que decían que me habían visto en Río Cuarto la noche del crimen: Magnasco y Masciarelli. Hablé con ellos y me lo desmintieron. Ahí me di cuenta de que Lacase era un enemigo disfrazado de amigo y no hablé más con él”, precisó. Y contó una anécdota sucedida años después, cuando él manejaba su camioneta en Río Cuarto y vio a Lacase caminando por la vereda: “Di la vuelta, paré la camioneta, me bajé y le pregunté por qué me había acusado. Lacase se orinó encima, le temblaba la pera. No pudo contestarme una sola palabra. Volví a la camioneta y me fui. Su conciencia no está tranquila”, insistió.

Sobre el final de su declaración, Brito introdujo por lectura una sábana telefónica que indica que antes del crimen de Nora hubo al menos tres llamadas entre los teléfonos fijos de las viviendas de Rohrer y Macarrón en Río Cuarto, la última del viernes 24 de noviembre de 2006.

-¿Usted habló con Nora Dalmasso el 24 de noviembre de 2006?-, preguntó Brito, enigmático.

-No, contestó Rohrer.

-No más preguntas señor juez-, cerró Brito, procurando un golpe de efecto que duró lo que un suspiro.

La llamada se hizo a las 11.30 y duró 25 minutos. A esa hora, Rohrer estaba en Pilar (provincia de Buenos Aires) y Nora, en la empresa Grassi o camino a la casa de su madre. Lo más probable es que las interlocutoras hayan sido las empleadas domésticas de ambos matrimonios, a quienes podrían volver a citar para corroborar el notable “hallazgo” de Brito.

Knock out

Rohrer recordó que pese a señalarlo permanentemente como el supuesto amante y homicida de Nora, ni Brito ni el abogado de la querella, Diego Estévez, pidieron nunca a la Justicia que lo sometieran a una prueba de ADN, cosa que él hizo por iniciativa propia ante el fiscal Daniel Miralles.

Fuera de la sala, Rohrer pidió apoyo para el fiscal Rivero, a quien comparó con el boxeador Mohamed Alí, que en 1974 peleó –y ganó- en Zaire contra George Foremann, que ya era una leyenda. “El único que creía que podía ganar la pelea era Alí y su convicción lo hizo ganar la amistad del pueblo de Zaire”, recordó. E instó a darle apoyo al fiscal: “Tenemos que apoyar al único que quiere buscar justicia acá, que es el fiscal Rivero”.

-Es difícil apoyar a un fiscal que no parece tener una hipótesis clara sobre el crimen-, replicó este periodista.

-Yo no sé. Yo leo tus notas y obviamente no estás de acuerdo con él. Pero yo quiero creerle. Quiero apoyarlo.

-Hace quince años que está sospechado en esta causa. ¿Qué opina del Poder Judicial de Córdoba?

-La Justicia no me tiene involucrado, me tiene involucrado el rumor urbano.

-¿Por qué cree que la familia Macarrón nunca hizo marchas? ¿Por qué no es querellante?

-Eso es parte de lo que dije del clan Macarrón: ¿por qué la sacan un mes antes a la mamá de Nora? Pregúntenselo a Juan, o a los nietos, que habrían influido en sacarla de querellante. Más solo lo dejan a Rivero.

“El juicio va eliminando incógnitas y todos los caminos conducen a Marcelo Macarrón”, dijo Rohrer, categórico, antes de abandonar los tribunales, convencido de que, ahora sí, no lo volverán a llamar. Al menos no por esta causa.

Hernán Vaca Narvaja. Especial para Puntal