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Lacase: "Se caían las pruebas, me desesperé y me excedí en hablar"

Tanta era la expectativa por uno de los testigos claves que por primera vez el hermano de Nora Dalmasso concurrió como público. Sin embargo, el testimonio del abogado acabó siendo intrascendente. Llamativamente, evitaron hacerle preguntas incómodas

“Lo agarré a Marcelo y lo abracé. Le dije abrazame. Entonces, le conté: Norita se murió. Marcelo se cae, se larga a llorar. Nos quedamos sentados en el auto como diez o quince minutos, llorando. Como a cualquier persona a la que le han quitado a su ser amado”.

Daniel Horacio Lacase llora, sentado en la silla de los testigos. Desde la butaca destinada al público, se ve cómo la ancha espalda del exrugbier se mueve acompasada. A su lado, a menos de dos metros, su amigo también rompe en llanto. Igual que el momento que evoca Lacase, en la banquina de la ruta rumbo a la localidad balnearia de La Barra, en noviembre de 2006. Sólo que ahora, 15 años después, uno de ellos está acusado de haber instigado el crimen de su esposa, y el otro, está sospechado por numerosos testigos de haber desviado la investigación para que el horrendo acto que acabó con la vida de una mujer de 51 años quede impune.

El abogado laboralista de 67 años declaró ayer que el mote con el que se lo citó tantas veces, el de vocero del traumatólogo Marcelo Macarrón, es inapropiado. “Todas las opiniones que di sobre el caso fueron personales. Reconozco que me excedí en hablar con la prensa, pero no era el vocero de Marcelo”.

Gran parte de su testimonio se concentró en el monólogo inicial. En ese tramo, el testigo se preocupó en tratar de rebatir todos los señalamientos que le hicieron a lo largo de este juicio.

Se lo acusó de plantar el rumor de que Nora Dalmasso tenía una relación amorosa con Rafael Magnasco para así desviar la investigación. Sobre eso, dijo que tomó conocimiento unos días antes del crimen y luego ese rumor fue amplificado desde la Fiscalía de Javier Di Santo.

“Se empezaban a caer las pruebas y me desesperé. Tenía miedo de que se cayera la causa, por eso insistí en que se investigara la noche de Río Cuarto (sic)”, dijo en alusión al asado de Banda Norte que Magnasco, su jefe político Alberto Bertea y otros colaboradores de él compartieron la noche del crimen.

Agregó que cuando salía de la fiscalía se topó con un viejo amigo - “el Cholo Bringas”- y este le dijo: “El Rafa está rejodido”.

“Desde la fiscalía me dijeron que había pruebas suficientes y que la causa estaba encaminada”, aseguró.

Por esos días, Lacase, Macarrón y su hijo Facundo ofrecieron la conferencia de prensa del Hotel Ópera, que ayer fue reproducida nuevamente frente al jurado popular.

Facundo había declarado en la misma sala de juzgamiento que ofrecieron esa conferencia porque habían sido mal asesorados por su abogado “de entonces”.

Después de verla, Lacase se mostró desmemoriado. “No recuerdo si yo le dije a Marcelo o Marcelo me dijo a mí, esto es como el huevo o la gallina”, graficó.

Aunque en este mismo juicio Macarrón dijo que sus hijos estaban convencidos de que el abogado laboralista fue quien le armó la coartada a Miguel Rohrer y lo ayudó a librarse de la Justicia, Lacase no le hizo ningún reproche a su amigo.

“Él tiene todo el derecho del mundo a dudar de todo”, dijo. Reconoció que le pidió a la mano derecha de Rohrer, que le acercara una lista con las personas que habrían estado con el empresario en Buenos Aires y que fue él mismo quien se la acercó a la fiscalía.

“Lo hice para colaborar con la investigación y porque me lo había pedido un policía, cuyo nombre no me acuerdo, un pelado era”, dijo y admitió que no se lo comentó a Macarrón.

A diferencia de la actitud hostil que tuvo con otros testigos, Brito mostró un trato condescendiente con Lacase.

No ahondó en la lista de testigos que según los hijos del acusado le facilitó las cosas a Rohrer; como tampoco el fiscal Julio Rivero indagó en la invitación que le habría hecho Lacase al entonces juez de Garantías, Daniel Muñoz, para sumarse de apuro al viaje a Punta del Este.

Ni la defensa ni la fiscalía le hicieron mención alguna sobre al presunto intento de extorsión a Rohrer para mejorar su imagen en la investigación.

A cambio del trato cortés que le dispensó Brito, el testigo se preocupó en ensalzar la imagen del viudo. “Marcelo siempre fue un profesional muy generoso con sus pacientes. Un buen tipo, pero seco y parco como la rama de los Chessi (materna)”.

Agregó que aunque ya no son tan íntimos, siguen siendo amigos.

Si quedaba alguna duda de la estrecha relación con Macarrón, el testigo la aventó cuando confirmó que su estudio letrado le sigue llevando la declaratoria de herederos por la muerte de su esposa.

Alejandro Fara. Especial para Puntal