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"Nadie me cree que en Bulnes era goleador y tenía mucha habilidad"

Mario Escudero hizo un recorrido de su carrera y destacó que si es alguien en el fútbol argentino se lo debe a San Lorenzo.

Nativo de Bulnes y actualmente en Capitán Sarmiento, Mario Rolando Escudero realizó un recorrido de su carrera en San Lorenzo, donde fue parte del título del torneo Clausura de 1995 que significó cortar una sequía de 21 años.

En diálogo con Puntal, el Roly contó su amor y lo que significa en su vida el Ciclón.

- ¿Qué es hoy de la vida de Mario Rolando Escudero?

- Actualmente vivo en Capitán Sarmiento, a 150 kilómetros de Buenos Aires. Hace 13 años que estoy. Ya había dejado y vine a jugar un Argentino C. Estaba haciendo el curso de técnico, un amigo me llamó y me sumé. Cuando terminó el torneo el coordinador me propuso ser parte del cuerpo técnico de reserva e inferiores. Después entré a la Dirección de Deportes del municipio. Estoy cómodo y espero seguir.

- Si le digo San Lorenzo ¿qué es lo primero que se le viene a la mente? ¿Qué significó para usted?

- Si hoy soy alguien en el fútbol argentino es gracias a San Lorenzo. Para mí significó todo en lo deportivo y también me formó como persona. Ser partícipe del equipo que cortó la racha de ser campeón después de 21 años es un orgullo muy grande. Voy a la cancha con mis hijos. Somos socios, compramos metros cuadrados para la vuelta a Boedo. Siempre está presente en mí.

- ¿Cuántos años estuvo en el club? ¿Qué recuerda de sus inicios ni bien llegó de Bulnes?

- Estuve doce años. Llegué en sexta división y fui escalando una por una hasta jugar algunos partidos en reserva. Lo que destaco es que jugué pocos partidos en reserva, no creo que hayan sido más de diez. Eso fue algo atípico porque generalmente se juega mucho en reserva antes de la Primera. Estuve toda una vida, hasta los 30 años.

Al principio, en lo personal, se extrañaba un montón. Llegué de un pueblo como Bulnes y el cambio fue muy grande. Me costó adaptarme. Pero gracias al apoyo de compañeros y cuerpo técnico uno se fue amoldando. La meta de jugar en Primera hizo que no claudicara y pudiera seguir pese a todas las dificultades.

- ¿Cuando empezó a jugar en su pueblo, en Bulnes, la meta era ser jugador profesional? ¿Cuáles eran los sueños?

- No sé si la meta era jugar de manera profesional. Sí tenía buenas condiciones. Nadie me cree que en Bulnes era goleador, tenía mucha habilidad y jugaba adelante. Todos decían: ‘Este va a jugar en Primera, tienen que llevarlo a probar’. Eso pasaba, pero veía muy lejos la posibilidad. Sabía que era difícil desde lo económico, por la distancia. No había las posibilidades que hay ahora.

- ¿Cómo se dio?

- San Lorenzo fue a jugar a Bulnes y nos pudo ver. Junto con Silvio Rizzio quedamos. Y ahí sí la meta ya fue jugar en Primera. De gran ayuda fue el municipio de Bulnes, que llevó a la tercera y séptima de San Lorenzo y permitió que nos pudiéramos mostrar. Ahí arrancó todo.

- ¿Cómo fue su debut en Primera?

- Mi debut fue el 15 de septiembre del 91 en cancha de Atlanta con Argentinos Juniors. Fue un 0 a0 en un partido malo, aburrido. Lo importante fue que se había logrado el objetivo de jugar en Primera. El debut soñado, más para un pibe de pueblo. Todo el esfuerzo de una familia, desde amigos que habían colaborado también desde lo económico porque mis padres no podían. Hicieron muchos malabares para que estuviera bien. Debutar en Primera era devolverles el esfuerzo que hicieron por mí. Fue una de las primeras alegrías.

- Pero el debut no fue en el puesto habitual...

- Debuté de 8. Fue por descarte. San Lorenzo estaba jugando la Libertadores, el suplente en ese puesto estaba lesionado. El Nano Areán le dijo a su ayudante de campo que consiguiera uno que metiera y corriera. No me olvido. Fue un jueves y me dijo: ‘El domingo jugás en Primera’. Fue una emoción muy grande. Llamar a los viejos para contarles. Fue algo inolvidable.

- ¿Por qué considera que el hincha de San Lorenzo lo quería tanto? Incluso en un partido pidió que pateara un penal.

- El hincha de San Lorenzo es especial. Tiene como ídolos a Pipo Gorosito, a Paulo Silas, al Conde Galetto, al Bambino (Veira), al Oveja Telch, pero también quiere mucho a los jugadores que dejaban el alma en la cancha. Por eso me querían tanto y me siguen queriendo. Me tienen un cariño muy grande y estoy muy agradecido. Me mataba por esa camiseta y la gente premió todo el esfuerzo que uno hacía.

Lo del penal fue en un partido con Ferro. En la fecha anterior habíamos perdido con Newell’s en Rosario. Pipo erró un penal, Simionato dio un pase corto para atrás y vino el gol de ellos. Perdimos la posibilidad de pelear el título. Así que en ese partido con Ferro la gente estaba caliente con el plantel. Por mi forma de jugar ese día me ovacionaron. Cuando se dio el penal, pidieron que lo pateara. Obviamente, sabiendo mis limitaciones y con Pico en la cancha lo pateó él.

- ¿Qué significó el título del 95?

- Con ese título se cortó la racha de 21 años que para un club grande es mucho tiempo. Habíamos estado cerca un par de años anteriores. Marcó para una gran camada de hinchas de San Lorenzo su primer título después de haber sufrido tanto, de tantas cargadas por salir campeones, de irse al descenso, perder la cancha. El título le devolvió la grandeza, ya en estadio nuevo. Un orgullo ser parte de ese plantel con grandes jugadores, como Ruggeri, Passet, el Negro Silas, el Gallego González, Monserrat, el Pampa (Biaggio), Netto.

- ¿Cuál fue la clave de ese título?

- Fue mantener el plantel tres años. En el 94 estuvimos cerca. Después el Bambino, que agregó algunos jugadores por línea. Obviamente también influyó la categoría de los jugadores.

- Ese plantel también tenía algunos mediáticos, con todo lo que significaba Tinelli, incluso hubo una peregrinación a Luján, ¿fue parte de ese recorrido?

- Esa misma noche, después de lograr el título, estábamos en el hotel haciendo Fútbol de Primera y Tinelli, sabiendo la llegada que tiene, propuso ir en peregrinación a Luján y lo cumplió. No pude ser parte, creo que fue el Gallego González en representación del plantel. Después fuimos al programa de él e hicimos los sketches nosotros de cada uno de los personajes que tenían. Festejamos con él y fue muy lindo.

- ¿Le costó dejar San Lorenzo o consideraba que el ciclo estaba cumplido?

- Costó un montón el hecho de irme de San Lorenzo después de tantos años. Anímicamente no me cayó bien. Se había cumplido un ciclo y los objetivos se habían cumplido. Debutar en Primera, haber sido campeón, estar en la inauguración del Nuevo Gasómetro son cosas que me marcaron. Ser partícipe de todo eso fue hermoso.

-¿Cuál fue el delantero más complicado, al que cada vez que tenía que enfrentar, decía otra vez?

- Fue una época de grandes delanteros. Francescolli, Palermo, Guillermo (Barros Schelotto), el Piojo López, el Turu Flores, el Turco Asad. A nivel internacional pude jugar contra Barcelona cuando fuimos con San Lorenzo a la Copa Gamper e intenté marcar a Figo y Ronaldo en Barcelona, a Guardiola. A Zamorano en el Inter. Compartí cancha y enfrenté a grandes figuras. Pero el más difícil fue el Burrito Ortega, un crack. Sabías lo que iba a hacer, pero no cuándo. Decías va contra la línea, engancha y se la saco. El tema era que cuando pensabas que iba a enganchar, ya había tirado el centro. Era un monstruo.

- ¿Quién era el referente en su puesto?

- Siempre los brasileños mostraron mucho nivel y siguen apareciendo. Cafú, Roberto Carlos, Branco, Dani Alves. Marcadores de punta típicos, esos que juegan bien, que marcan y van bien al ataque.

En Argentina estaban el Negro Clausen, el Negro Altamirano, el Chiche Soñora, que marcaban y atacaban con criterio. Había muchos marcadores de punta que jugaban bien.

-¿Hoy por qué cuesta tanto que aparezcan laterales?

- Hoy no aparecen porque no se van a probar de cuatro o de tres. Son enganches, carrileros o nueves. Lamentablemente ese puesto se perdió. Si bien el fútbol es moderno y está bueno que avance, es una pena que no haya chicos que se vayan a probar como laterales. Ahora los sistemas no lo usan mucho.

-¿Le quedó alguna cuenta pendiente?

- El fútbol me dio un nombre en Argentina. Si hoy soy conocido por alguien es gracias al fútbol. La cuenta pendiente es no haber sido convocado a la selección. Estuve en carpeta, pero no se pudo dar. Otra posiblemente es no haber ganado la Copa Libertadores, que ganó River en el 96. Nos dejó afuera en cuartos de final. El Bambino decía que el que ganara esa serie iba a ser el campeón y fue así. El fútbol me dio todo. Por eso y estoy contento y agradecido siempre.