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Seis claves para que tu "huerta urbana" produzca todo el año

Especialistas brindan recomendaciones para gestionar de manera eficiente la huerta en balcones y en espacios reducidos de la ciudad. Uso eficiente del agua, la energía y el suelo, prioridades para obtener los mejores resultados

La falta de espacio en la ciudad es uno de los factores que alientan a la búsqueda de alternativas de producción. En ese sentido, el desarrollo de huertas en contenedores, además de brindar alimentos frescos, también permite reutilizar muchos materiales inorgánicos y orgánicos que suelen desecharse en los hogares. Desde el programa ProHuerta, del INTA, impulsan la creación de huertas en balcones y en espacios reducidos. Y antes de comenzar con la huerta es importante tener en cuenta una serie de aspectos fundamentales, como el sol, el agua, barreras verdes y sombras, entre otros aspectos.

Sol: la luz solar es fundamental para las plantas, ya que les aporta la energía básica para que puedan crecer. Las hortalizas de fruto y las de raíz deben contar con al menos cinco horas diarias de sol, mientras que las de hoja, requieren tres horas de exposición. En tanto, la escasez de luz directa provocará que las plantas crezcan despacio, débiles y que tengan poco rendimiento y muchas enfermedades.

Agua: el agua es esencial para el desarrollo de las plantas, por lo que se debe contar con la cantidad suficiente y segura para el riego. Sobre todo en verano, la recomendación es disponer de fuentes de agua (canillas, mangueras, etc.) lo más cercanas a la huerta. Las hortalizas serán tiernas y sanas siempre que reciban agua en cantidad suficiente y con una frecuencia cotidiana. Si el agua escasea, las plantas disminuyen su capacidad productiva. Por el contrario, el exceso de humedad también es perjudicial, ya que provoca la aparición de enfermedades y deteriora la calidad y el sabor de los productos. Como regla general, es aconsejable regar hasta que el drenaje inferior del envase comience a gotear. No obstante, se debe tener en cuenta la época del año, el tipo de suelo y la especie. Las terrazas y los balcones expuestos al sol generan mucho calor y eso hace que las plantas pierdan agua muy rápidamente. Como complemento del riego, la incorporación habitual de materia orgánica mejora la capacidad de retención de los suelos compactos y enriquece la absorción de los suelos arenosos.

Cercos, barreras verdes y sombras: si la huerta está ubicada en una terraza, es recomendable construir barreras con plantas altas –como cañas verdes o secas– que atenúen los vientos fuertes del invierno y eviten el excesivo calor del verano. También, pueden utilizarse una tela o media sobra para disminuir el impacto de las temperaturas elevadas. En cambio, si la huerta está en contacto con calles o avenidas muy transitadas, se puede colocar una barrera verde en el frente del cultivo para retener el humo y el polvo ambiental. Por otro lado, en el caso de haber perros o gatos en el predio, se debe generar algún tipo de cerco para evitar la deposición de excrementos en el lugar del cultivo, ya que eso puede transmitir serias enfermedades. Para armar estos cercos, se pueden reutilizar algunos materiales como pallets o tarimas, mallas plásticas, etc.

Tierra: en las ciudades, los suelos suelen estar deteriorados. Es común encontrar suelos de relleno – generalmente con arcillas – suelos decapitados – sin sus primeras capas – o suelos con una historia previa que desconocemos. En cualquier caso, es necesario utilizar diversas técnicas agroecológicas que permitan mejorar y enriquecer la tierra. En ese sentido, cuanto mejor sea el suelo, mejores plantas tendremos.

Sustrato: el cultivo en envases nos ofrece la ventaja de combinar, en las proporciones adecuadas, los materiales que utilizaremos para el sustrato. Un buen sustrato aportará nutrientes a las plantas, retendrá las cantidades necesarias de agua y drenará el exceso de humedad. Para lograrlo, se debe mezclar una parte de tierra negra, tres partes de abono orgánico maduro, una parte de arena gruesa, viruta o cascarilla de arroz o perlitas.

El recipiente: los recipientes pueden ser espacios de cultivo y una alternativa para producir nuestros alimentos. Para elegir el envase apropiado, se debe tener en cuenta la especie a sembrar, la profundidad a la que se debe sembrar, la densidad y el volumen de tierra que se necesita.