La serie de comedia y fantasía Good Omens, creada por el reconocido autor británico Neil Gaiman y protagonizada por Michael Sheen y David Tennant como un ángel y un demonio que forman una impensada alianza para detener el apocalipsis, estrenará su segunda temporada hoy en la plataforma de streaming Amazon Prime Video.
Basada en la novela homónima escrita por Gaiman junto al fallecido Terry Pratchett, la entrega de seis episodios explorará un poco más la fortuita amistad formada entre Aziraphale (Sheen), un quisquilloso vendedor de libros difíciles de encontrar, y Crowley (Tennant), su opuesto que vive la vida al límite, quienes están en la Tierra desde el inicio de los tiempos.
Ahora, luego de los eventos de la primera temporada y de frustrar el inminente Armagedón provocado por la batalla final entre cielo e infierno, la dupla está dispuesta a continuar con sus vidas cotidianas y sin dramas entre los mortales y en el barrio londinense del Soho, justo cuando el arcángel Gabriel (Jon Hamm) se presenta sin aparente recuerdo de quién es, lo que dispara un nuevo misterio a resolver mientras la dupla busca mantener el secreto fuera de los radares del paraíso y el averno.
El reparto cuenta en esta ocasión con el regreso de Doon Mackichan como el arcángel Michael, de Gloria Obianyo como el arcángel Uriel y de Miranda Richardson como el demonio Shax, y con la incorporación de Luz Carr como el ángel Saraqael, Quelin Sepulveda como el ángel Muriel y Shelley Conn como el demonio Belcebú.
Quienes también vuelven en esta temporada son Maggie Service y Nina Sosanya, aunque sus roles como las diabólicas monjas Theresa Garrulous y Mary Loquacious, que formaban parte de una Orden dedicada a dar nacimiento al Anticristo, ya vieron su capitulación al término de los primeros seis capítulos de la tira producida por Amazon Studios, BBC Studios, The Blank Corporation y Narrativia.
Ahora, las actrices son Maggie y Nina, dueñas respectivamente de un local de discos y de una cafetería ubicadas en la misma cuadra que la librería de Aziraphale, y conversaron con esta agencia -previamente al inicio de la huelga del Sindicato de Actores de Estados Unidos- sobre lo que promete esta entrega de la serie que cuenta con Douglas Mackinnon en el puesto de director y coshowrunner.
-Las acciones de Aziraphale y Crowley en la primera temporada fueron en contra de lo que se suponía que tenía que pasar, con el Armagedón. ¿Qué pueden esperar las audiencias de esta nueva entrega?
Nina Sosanya: Bueno, ahora ya no se asocian tanto con el cielo y con el infierno, así que tratan de vivir vidas lo más tranquilas posibles en la Tierra hasta que el arcángel Gabriel aparece, pero como quieren poder tener un perfil bajo, intentan saber qué está pasando con eso sin alertar al cielo ni al infierno.
Maggie Service: Y eso lleva a todo un misterio, con engaños y desorientaciones, y con algunos humanos como nosotras, que se involucran en eso también. Y también es una oportunidad para ver a los protagonistas en un ambiente más humano, teniendo que vivir de manera cotidiana hasta que el misterio se desata una vez más.
-Sus personajes de la hermana Theresa y la hermana María, de la primera temporada, también sufrieron sus consecuencias. ¿Cómo cambió su participación en esta segunda temporada?
MS: ¡Todo cambió! Nosotras éramos un par de monjitas satánicas en la primera, y ambas la pasamos genial en esa ocasión, hasta que nos llegó un mail de Neil Gaiman donde nos cntaba que estaba escribiendo la seguda temporada, y más que eso, que estaba escribiendo personajes para nosotras, con nuestros propios nombres. Así que son completamente diferentes, y es realmente emocionante poder interpretar estos roles, porque una es más brillante y cálida, que soy yo, y la otra es un poco más apática con la gente. Pero es una dinámica muy interesante para actuar y para traer al mundo de "Good Omens".
-Aunque tuvo su experiencia en cine y televisión, casi todos conocen principalmente a Neil Gaiman como un gran escritor. ¿Cómo es trabajar con él en el rol de showrunner?
NS: Es fantástico, porque me parece que a él le gusta mucho el proceso. Le encanta el proceso de escritura, también le encanta el proceso de compartir eso con los lectores y los fans, y también le encanta trabajar con los actores, que no a todos les gusta (risas). Le gusta mucho estar en el set y ver cómo su trabajo cobra vida, y siempre fue muy agradecido con lo que traíamos a su trabajo para verlo en tres dimensiones.
Parte de una religión ya está en Flow
Parte de una religión, miniserie de tres episodios dirigida por la realizadora Lucía Valdemoros que retrata el encuentro casi fortuito de un grupo de amigos en Catamarca y los conflictos y vínculos que aparecen entre ellos a partir de discusiones y conversaciones de todo tipo, ya se puede ver en la plataforma Flow.
Producida por OBOL y guionada por Santiago Gobernori y Mariano Rosales, la tira de capítulos de 20 minutos cada uno nació en el contexto de aislamiento preventivo por la pandemia de Covid-19, luego de que la dupla tuviera un paso conjunto en el teatro con la obra "Carlos en el centro", que les despertó la idea de desarrollar una propuesta humorística audiovisual con un equipo de profesionales y amigos.
Ambos integran además el elenco de la serie, que cuenta con la participación de Julián Doregger, Malena Medici, Julián Lucero, Valeria Lois, Alan Sabbagh y Nicolás García Hume; y que pone el foco en lo situacional y busca lo particular en lo cotidiano para realzar lo verosímil y, a la vez, generar un extrañamiento alrededor de las relaciones interpersonales y la amistad.
En ese sentido, "Parte de una religión" sigue a Julián, un cura que trabaja en Catamarca y que se reencuentra con su hermano, Santiago, luego de la muerte de su padre, por lo que deciden organizar un asado para recuperar el tiempo perdido.
El almuerzo ocurre en la casa de fin de semana prestada de un tío de Male, la pareja de Santiago, a la que poco a poco llegarán otros personajes, como Nico y Alan, dos actores de teatro; Lucho y Vale, un amigo de la infancia y su hermana -con la que tiene un vínculo demasiado fraternal-; y Mariano, un delivery que nadie llamó pero que, de todos modos, se suma a la reunión.
Juntos, los anfitriones y los invitados entablarán una seguidilla de discusiones y charlas de variados tonos y grados de confianza pero con la misma intensidad, con temáticas tan profundas como triviales que van desde la fe, la vida extraterrestre, el éxito profesional, las parejas, el amor entre hermanos, las vasectomías, la muerte y hasta dónde conviene guardar una picada.