Lo cierto es que además de la CGT, otras instituciones buscan influir en la redacción final que busca tener la reforma. Incluso al Sociedad Rural Argentina hizo alarde de que muchos de sus aportes estaban en el proyecto oficialista; el mismo que ahora debió posponerse.
En ese abanico de intervenciones, un actor clave fue la Unión Industrial Argentina, que representa a un sector que cierra un año plagado de dificultades en muchas de sus ramas de actividad, lo que derivó en una pérdida importante de puestos de trabajo, formales y de pago por encima de la media. En ese contexto, la UIA afirmó, sin vueltas, que el sistema laboral argentino fracasó, y ese es el primero de un total de 10 definiciones que acercó para el debate de los senadores, para tener en cuenta entre diagnósticos y propuestas.
El encargado de llevar esa hoja de ruta que los industriales de Argentina creen necesaria para debatir los cambios en el mercado laboral, fue el propio presidente de la entidad, Martín Rappallini, que fue uno de los oradores esta semana en el plenario de comisiones del Senado, reunido para tratar la llamada modernización laboral.
Los 10 puntos que llevó el directivo industrial fueron los siguientes:
- El sistema laboral argentino fracasó
El régimen laboral vigente no logró generar empleo formal ni reducir la informalidad. En los últimos 15 años no se creó empleo privado registrado, y hoy casi el 45% de los trabajadores está en la informalidad. Esto es el resultado concreto de un sistema que no funciona y que dejó afuera a millones de personas.
- La informalidad es la principal consecuencia del mal diseño laboral
La informalidad no es una elección del trabajador ni del empleador: es una consecuencia directa de un sistema que desalienta la formalidad. Cuando contratar es riesgoso, costoso e imprevisible, el empleo se fragmenta y se expande el trabajo no registrado.
- La litigiosidad laboral es el principal problema del sistema
Hoy la litigiosidad laboral es el mayor freno a la creación de empleo formal: un sistema que convierte el conflicto en regla destruye empleo en lugar de protegerlo.
- Bajaron los accidentes, pero explotaron los juicios
En los últimos 15 años la siniestralidad laboral cayó más de un 70%, gracias a fuertes inversiones de las empresas en prevención, tecnología y procesos. Sin embargo, los juicios laborales crecieron de manera explosiva, debido a un mal sistema de incentivos.
- Argentina tiene niveles de judicialización absurdos
Hoy la Argentina tiene 114 juicios cada 10.000 trabajadores, mientras que Chile tiene apenas 6 cada 10.000, con niveles de siniestralidad similares. Esta diferencia se explica por un sistema que incentiva el litigio.
- Hay más de 300.000 juicios en curso y casi 640.000 acumulados
Actualmente existen más de 300.000 juicios en curso y un stock cercano a 640.000 juicios, lo que equivale a más del 10% del empleo registrado total. Esto es un volumen incompatible con cualquier sistema laboral sano.
- La litigiosidad destruye PyMEs y empleo
Para una PyME, un solo juicio puede significar la quiebra. La litigiosidad excesiva genera bloqueos, paraliza decisiones, frena inversiones y destruye empleo formal.
- Contratar dejó de ser una decisión de crecimiento
Hoy, para muchas empresas, contratar un trabajador es asumir un riesgo ilimitado. Cuando el empleo se percibe como una amenaza y no como una oportunidad, el resultado es menos empleo formal y más informalidad.
- Este proyecto busca ordenar, equilibrar y modernizar
El Proyecto de Modernización Laboral busca ordenar el sistema, reducir la litigiosidad, dar previsibilidad y equilibrar la organización interna de las empresas con los derechos de los trabajadores, adaptando las relaciones laborales al siglo XXI.
- Sin reforma laboral no hay empleo formal sostenible
Si la Argentina quiere volver a generar empleo formal, no alcanza con crecimiento económico. Necesita un marco laboral moderno, previsible y equilibrado. Sin ordenar el sistema laboral, el empleo formal no va a volver.