Remiseros y taxistas pidieron un aumento de tarifa del 40 por ciento y ahora el Concejo Deliberante debe empezar a tratar el planteo. Fernando Varela, de la Cámara de Remises de la ciudad, sostuvo que la solicitud responde a la suba de costos y fue moderada para no perder más viajes.
“Pedimos un 40%, porque el último aumento fue en los primeros días de diciembre y acarreamos una inflación que supera el 50%. Más allá de eso, la gente está con el poder adquisitivo muy bajo y por eso no se pidió el mismo porcentaje de la inflación", señaló.
En este sentido, explicó que los costos del sector se ubican incluso por encima de la inflación general.
“Cuando se habla de una inflación de entre el 20 y 30 por ciento pero después, cuando uno va a comprar una cubierta, a cambiar el aceite o a cargar combustible, se encuentra con otra realidad", dijo.
La última actualización de precios para el servicio había sido a principios de diciembre del año pasado, con un ajuste del 39,2 por ciento. Desde entonces, la bajada de bandera cuesta $ 840 y la ficha, $ 42, a valores diurnos y de noche, $ 900 y $ 45, respectivamente.
Sin embargo, la devaluación del 120 por ciento, a mediados de aquel mes, licuó por completo el aumento. Frente al nuevo escenario, las organizaciones del sector pidieron a fin de año un nuevo ajuste que compense lo perdido, pero no lograron ponerse de acuerdo y la iniciativa terminó naufragando.