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Carlos Perciavalle: "Como artista, mi misión fundamental es unir para sobrevivir"

El Rey del Café Concert repasa su prolífica carrera y adelanta el show que traerá a Río Cuarto el próximo sábado 13 de abril en el Teatro Municipal

El próximo sábado 13 de abril volverá a Río Cuarto, después de muchos años, el talentoso actor Carlos Perciavalle para presentar su nuevo show, “La nave de Perciavalle”, en el Teatro Municipal, a las 21hs. Entradas: $16500-14500-11000

“La nave de Perciavalle” es un show que arranca con un desfile retrospectivo del colosal vestuario del Rey del Café Concert. Carlos Perciavalle recorre sus andanzas con China, Antonio, Susana, un monólogo político y de actualidad en el que también recorre sus experiencias extraterrestres, imágenes de sus grandes momentos en la tele y el teatro. Un artista que tiene más de 20000 funciones realizadas.

En diálogo con Puntal, repasa su prolífica carrera y adelanta dónde nos llevará a viajar con su nave:

-Volvés a Río Cuarto después de muchísimos años. ¿Tenés alguna expectativa especial por este regreso tan esperado por tu público?

-Estoy emocionadísimo de volver a Río Cuarto, donde muy bien me acuerdo las funciones que hice a lo largo de mi vida y tengo la expectativa de que los que son grandes como yo, hayan hablado de mí con sus hijos, con sus nietos y que se junte toda la familia para que disfrutemos juntos de una sesión de “La nave de Perciavalle”, que es este espectáculo que estoy seguro, o casi seguro, que al público de Río Cuarto le va a encantar, la van a pasar estupendamente bien y yo con todos ellos. Ojalá que así sea.

-¿A dónde nos vas a llevar a viajar con la nave de Perciavalle?

-Con la nave pienso llevarlos a donde nos lleve la imaginación de ustedes, el comportamiento colectivo de la gente que esté en la nave esa noche. Es un viaje hacia uno mismo, hacia el interior, hacia todos nosotros a buscar en los que nos rodean, no las divergencias, si no las conveniencias y una vez que descubre las conveniencias, las cosas que tiene en común con gente que aparentemente es distinta porque tiene un pensamiento con determinado matiz, olvidar los matices o sumarlos a la gran paleta que yo pienso desplegar con ese público divino en un momento tan especial como el que está pasando, no solamente la Argentina, si no el mundo entero.

-La política de hoy y de siempre y las crisis económicas, imagino te darán mucha tela para cortar…

-En general no me gusta mucho hablar de política porque soy muy respetuoso de lo que cada uno piensa. La política está hecha por los políticos cuya misión casi fundamental, es dividir para reinar, los artistas en cambio tenemos que hacer lo contrario, unir para sobrevivir. Pero si hay que hacer algún comentario en algún momento porque es actual o porque ese día nos llega al corazón, o a la cabeza, o nos hace reír, o nos pone triste a alguna idea, hay que hablar, hay que decirla, hay que unir para sobrevivir, esa es mi misión fundamental. Yo por eso digo en el show, en broma por supuesto, que soy monárquico y me apoyo en ciertas disquisiciones lógicas para asegurar esta idea, pero de estas ideas y de estas bromas, en la nave está llena de tantas ideas como de público esté sentado en la sala. Espero que así disfruten.

-Los tiempos han cambiado para el humor. ¿De qué se puede hablar y de qué no?

-Creo que tendría, uso el condicional, de poderse hablar de casi todo y casi también lo pongo porque, evidentemente, de algunas pocas cosas, no se puede hablar. La mujer empoderada, un país machista, nos han obligado, de alguna manera, a obedecer algunos cambios en la forma de expresarse que yo trato de respetarla, porque lo único que quiero, como dije antes, es unir, entonces si algunas cosas han cambiado, también cambiaremos nosotros para no herir a nadie, para no molestar a nadie, para seguir uniendo, en un momento bravo y difícil.

Con la nave pienso llevarlos a donde nos lleve la imaginación de ustedes, el comportamiento colectivo de la gente que esté en la nave esa noche. Es un viaje hacia uno mismo, hacia el interior, hacia todos nosotros a buscar en los que nos rodean, no las divergencias, si no las conveniencias y una vez que descubre las conveniencias, las cosas que tiene en común con gente que aparentemente es distinta porque tiene un pensamiento con determinado matiz, olvidar los matices o sumarlos a la gran paleta que yo pienso desplegar con ese público divino en un momento tan especial como el que está pasando, no solamente la Argentina, si no el mundo entero Con la nave pienso llevarlos a donde nos lleve la imaginación de ustedes, el comportamiento colectivo de la gente que esté en la nave esa noche. Es un viaje hacia uno mismo, hacia el interior, hacia todos nosotros a buscar en los que nos rodean, no las divergencias, si no las conveniencias y una vez que descubre las conveniencias, las cosas que tiene en común con gente que aparentemente es distinta porque tiene un pensamiento con determinado matiz, olvidar los matices o sumarlos a la gran paleta que yo pienso desplegar con ese público divino en un momento tan especial como el que está pasando, no solamente la Argentina, si no el mundo entero

-A pesar de tanto consumo en casa de plataformas, streaming y demás, el teatro siempre resiste y en menor o mayor medida, el público acompaña. ¿Ir a ver una obra sigue siendo un refugio?

-El teatro es un invento que tiene como 10mil años, los griegos lo inventaron. El teatro es algo único, imprescindible para la vida, por eso pienso que de alguna manera los creadores, los artistas, viven en un mundo muy privilegiado y muy exigido también, y muy duro y muy difícil. Pero cuando uno se empieza a acostumbrar y se empieza a hacer fuerte, grande y mayor, todo eso pasa a un segundo plano y lo fundamental es comunicarse con la mayor cantidad de gente posible.

-Tanto prensa como público te considera el rey del café concert. ¿Eso significa alguna presión a la hora de subir a las tablas o lo sentís como algo normal?

-No, me encanta ese seudónimo que inventó Lino Patalano hace muchísimos años, adoro el rey del café concert. Al contrario, es algo que me ayuda y me estimula, me divierte, me pone contento cuando me miro en el espejo antes de salir a la función, digo “tranquilo, no te pongas nervioso, porque vos de esto sos el rey, así que vamos con todo y allá vamos”. Yo creo que soy muy feliz y lo demuestro todo el tiempo que estoy en exhibición. Lo hago con entusiasmo, con alegría y con un enorme cariño.

-¿Podrías nombrar una obra, una película y un programa de televisión que significaron algo especial en tu carrera?

-Una obra que significó mucho en vida fue la China Zorrilla, interpretando “La farsa en el castillo” en el teatro de la ciudad Montevideo, la vi millones de veces y cada vez era como si fuera la primera vez, era una cosa notable. Esa fue la obra que más me impresionó.

La película que más me impresionó en mi vida cuando yo era jovencito, muy chico, fue la famosísima “Lo que el viento se llevó”, porque era la historia de una familia colosal en la guerra de secesión, con una Vivien Leigh que estaba notable haciendo una norteamericana cachuda y ella era inglesa, estaba muy bien, con Clark Gable, Olivia de Havilland, realmente un elenco de primerísimas figuras y una historia y una música… hasta hace poco era la película más vista del mundo. Después vinieron otras que también vi y entre las que también incluyo que es “Encuentros cercanos del tercer tipo” que conmovió profundamente y me hizo ver mucho más de lo que me podía imaginar al solo mencionar el título.

Hubo un programa de televisión que me mató que se llamaba “Bárbara Ley” que hacía Beatriz Bonet con libro de María Elena Walsh, que eran los avatares de la justicia visto con humor, por una mujer tan poética, tan profunda y tan genial como María Elena Walsh, con una abogada absolutamente descabellada pero genial que hacía la única, la inolvidable Beatriz Bonet y con un papelito chiquito en el que yo empezaba a trabajar en televisión y que me hizo ganar el premio a la Revelación del Año. Así que por muchas razones fue un programa de televisión que me llegó al corazón.

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-¿Cuáles tus recuerdos de la querida China Zorrilla?

-La tengo muy presente a China, la recuerdo permanentemente y yo hablaba con ella todas las noches así que todo lo hago siempre pienso “ay, esta noche cuando hable con China”… así que en este momento y ante esta pregunta estoy pensando esta noche cuando hable con China le voy a contar que de Río Cuarto me preguntaron cuáles son los recuerdos que tengo de ella. La tengo a ella, en mi corazón.

-Hace poco, acompañado por Marcelo Polino, fuiste a visitar al entrañable Antonio Gasalla. Imagino un momento muy fuerte, emocionalmente hablando…

-Sí, fue muy fuerte, pero distinto a todo lo que me había imaginado. Fui con Marcelo, estaba el hermano, Carlitos, a quien conozco desde que era chico, con su mujer. Y Antonio estaba muy bien cuidado, muy tranquilo, muy apenas sonriendo, no habló nada, tenía un cuaderno en el que dibujaba números, letras, caritas y estuve más o menos una hora hablando porque él no contestaba nada o me decía “si si si si”. Pero dentro del estado grave en que se encuentra, me contaron, los que lo acompañaban, que últimamente estaba más tranquilo, menos agitado. Antes de irme me agarró la mano y yo creí sentir un apretón un poquito más que lo habitual y una ligera sonrisa lo que me hace suponer, imaginar, o querer que me haya reconocido y que haya entablado esa comunicación que nos unió mágicamente durante tantos años.

-Por último, con tantos años de prolífica trayectoria. ¿Cuál es, en general, el balance de lo vivido?

-Mi balance es fantástico. Yo toda la vida hice lo que quise, nunca nadie se impuso en mi voluntad. A veces me equivoqué, otras veces tuve un gran éxito. Los dos, el éxito y el fracaso, es algo como me dijo muy bien hace años Whoopi Goldberg, en una clase del Actors Studio, “mirá Carlitos, hay éxitos y hay fracasos, lo importante que el fracaso nunca te llegue al corazón y que el éxito nunca se suba a la cabeza”.