Ricardo Sánchez. Especial para Puntal.
"El aviso desoído": el relato del mago y la pitonisa
La maravillosa obra de Kika Producciones, se podrá disfrutar el próximo martes 19 de julio a las 16hs. en el Teatrino de la Trapalanda.
El primer paso hacia la maravilla que se despliega como un atlas y atraviesa la piel más curtida mientras sucede “El aviso desoído”, lo da el armazón dramático creado por Marcelo Fagiano.
Se trata de un sugerente esbozo, una secuencia de breves apuntes a través de los cuales se instituye a dos personajes que entrelazarán sus cuitas en un territorio de fábula.
Lo que desde allí se impulsa, apenas delineado en un entorno a la vez familiar e impreciso, es un pasadizo hacia el asombro, sendero de un viaje de retorno hacia la mirada de la niñez.
Delicadamente, la puesta en escena acompaña ese despojo y logra que las acciones y movimientos generen una ligazón emocional en medio de la cual lo humano y sobrenatural se solapan.
En ese clima, la ceremonia teatral marcada por Carlos Alberto Piñero genera una sensación envolvente en derredor de dos criaturas que vienen a ser reformulaciones sutiles de tópicos del género.
Instalada en ese terreno, la acción sucede interlineada por secuencias de distintas tradiciones y leyendas que se desarrollan mediante una iconografía que nos resulta familiar.
Lo representado es una operación cristalina que decide mostrar sus pliegues poniendo frente a los ojos del espectador a los encargados de desarrollar el relato.
Antileo y Rosaluna emergen
Con la tramoya a ojos vista, el protagonista, Antileo (nombre de origen mapuche pero que reverbera a héroe romano), abre sus ojos al mundo, y lo recorre persiguiendo la sombra de su caballo overo.
En esa búsqueda de Antileo, que lo enfrenta al mundo, se esconde apenas el gesto angustiado de quien sale de la cueva platónica y ve como la ingenuidad se le escurre entre las manos.
La figura fantasmal de Rosaluna, que le sale al cruce agitando algo así como la voz de la experiencia, de acento sentencioso y socarrón, se diría que gauchesco, es la que lo agita.
Rosaluna no sólo le anticipa los avatares de ese viaje de iniciación, sino que le pauta las acciones y le subraya a Antileo el devenir de sus aventuras y sus miedos.
Las emociones que emergen del entrecruzamiento entre ambos personajes, se resuelven en secuencias casi minimalistas, más íntimas que físicas, indisolublemente unidas al paisaje que los cobija.
Como si circularan en un espacio frugal y misterioso, que recuerda al que emerge de los poemas de Juan L. Ortiz, esas criaturas de apariencia sencilla, aparecen rodeadas por un halo misterioso.
Para lograr ese efecto, la puesta yuxtapone con delicadeza inusitada, y poco frecuente, elementos que construyen la esencia de diversas técnicas expresivas que son parte de la estética del grupo.
Elementos del teatro de títeres, del teatro de papel, luces que copian el efecto de las sombras chinescas y sonidos que se producen a ojos vista repitiendo el recurso de los viejos radioteatros.
Y en el centro impulsor de la acción, el recurso expresivo del pop up: la utilización delicadísima de esa técnica de ventanas emergentes con imágenes que se despliegan abriéndose desde otra anterior.
Ese juego de acumulación en el que esas imágenes sucesivas se interceptan y se clausuran insinuando la que le sigue, genera un efecto casi cinematográfico que resulta sencillamente magistral.
Como magistrales son las láminas que componen ese puzzle acumulativo, verdaderas obras de arte cada una de ellas, imágenes que expresan el talento de Gabriel Conti en toda su dimensión.
Y mientras el mismo Conti manipula esas láminas que narran la aventura de Antileo, Mayra de Paco asume con acento intrigante la voz de Rosaluna que además completa el ensamble textual y sonoro.
El mago y la pitonisa
Atrapados entre los misterios de la naturaleza, los personajes se descubren a sí mismos mientras se asumen sujetos activos de ese relato misterioso, la vida, a la que se asoman cada uno a su aire.
La teatralidad que surge de esa controversia entre ambos, requiere de una expresión física atemperada, y también en ese sentido la elección del tono dramático es modélica.
A ritmo pausado la pieza desarrolla la humanización paulatina del aventurero principiante, y esa humanidad emergente crece apelando a una imaginería visual y sonora de gran economía.
Se podría abundar en la descripción de los detalles que construyen “El aviso desoído”, pero sería un esfuerzo vano, del todo insuficiente para atrapar el aura que la recubre haciéndola brillar.
Por eso es preciso ver la obra en su desarrollo, en el escenario, ese espacio en el que va creciendo su poder de encantamiento y en el que Gabriel Conti y Mayra de Paco son un mago y una pitonisa.
Él, haciendo aparecer esas figuras de una chistera que parece no tener fondo, y que adquiere la forma de un gran libro semejante a esos que rompen la prisión del plano y avanzan en el espacio.
Ella, descubriendo cosas ocultas o desconocidas, desgajadas de la pura racionalidad, por medio de procedimientos narrativos que se ponen al servicio de la leve intriga que desenvuelve la trama
De maravillar se trata
Como queda dicho, cada uno de esos elementos cumplen una función expresiva y desarrollan un lenguaje decantado y detallista que es rasgo de identidad de la estética del grupo Kika.
En la intersección de las acciones que Conti y de Paco desarrollan en escena, con los aportes sonoros y lumínicos de Marcelo Frankel y Santiago San Paulo, crece la maravilla.
Esa admirable capacidad para relacionar lo que se muestra con lo que se hurta, genera un espectador anhelante, inmerso en el relato, sensiblemente involucrado en la peripecia de Antileo y RosaLuna.
La vibración de esas criaturas que desenvuelven las cuitas propias de la aventura humana según las propias leyes de su mundo, está tan bien calibrada que se ama, se lucha y se teme con ellas.
Ese milagro, que no es tan frecuente, sucede viendo “El aviso desoído”, uno de los trabajos teatrales más emocionantes y sutiles de un elenco artístico riocuartense en los últimos tiempos.
La destilación escénica con la que se expresa la leve pero entrañable aventura de Antileo y Rosaluna, resulta una experiencia estremecedora, cuya profunda vibración conviene no desoír.
FICHA TÉCNICA
“El aviso desoído”
Premio a la Creación y Producción Teatral en la Convocatoria a las Artes Escénicas 2019.
En escena: Mayra de Paco y Gabriel Conti
Dirección general: Carlos Alberto Piñero
Dramaturgia: Marcelo Fagiano
Ingeniería en papel: Gabriel Conti
Diseño sonoro: Marcelo Frankel
Diseño lumínico: Santiago San Paulo