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La encerrona del transporte: una crisis aparte

Sin estudiantes de todos los niveles desde el 13 de marzo, con la cuarentena a partir del 20 de ese mes y el paro que comenzó el 13 de abril en Córdoba, el sistema está al borde de la quiebra. Varias empresas ya estaban en concurso antes del coronavirus

“La cuarentena es víctima de su propio éxito”, suele repetir el doctor Pedro Cahn, uno de los mayores referentes en infectología que tiene el país y uno de los que tienen más estrecha relación con el presidente Alberto Fernández, entre aquellos que componen el comité de expertos. De hecho, el último viernes, estuvo entre los cinco protagonistas que saltaron a escena para anunciar la prórroga del aislamiento, que entró en fase cuatro con algunas flexibilizaciones justo cuando el encierro comenzaba a mostrar grietas.

En esa línea, hoy será un día clave en la ciudad porque los comercios volverán a abrir sus puertas, en base a estrictos protocolos dispuestos por el COE Central de la provincia, en línea con disposiciones nacionales. Desde aquel 20 de marzo en que las persianas se bajaron, la actividad del sector fue nula para la mayoría. Unos pocos vinculados con alimentos y bebidas pudieron seguir en marcha. Y en esta cuota de mayor normalidad que mostrará el centro desde las primeras horas de la tarde, habrá un elemento que seguirá ausente: el transporte público.

El sistema de colectivos está en medio de su propio colapso. Ya venía arrastrando desde enero del año pasado un complejo esquema cuando en ese momento el gobierno nacional decidió cortar los subsidios que entregaba para mantener en marcha el servicio, especialmente en el interior. El caudal de pasajeros por kilómetro es bien diferente cuando la lupa se aleja de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Y entonces la ecuación económica se complejiza.

Ayer se cumplió la cuarta semana consecutiva sin prestaciones de urbanos e interurbanos de corta distancia, que eran los exceptuados de la cuarentena. Los de larga distancia nacionales se frenaron el mismo 20 de marzo. Pero en Córdoba, el gremio de Aoita inició el lunes 13 de abril una medida de fuerza en toda la provincia por la falta de cancelación de los haberes de marzo. En ese momento, algunas empresas habían pagado el 50% y otras el 70% de los haberes. Ya para entonces, las empresas habían sufrido el recorte de los estudiantes que desde el 13 de marzo habían dejado de viajar y por lo tanto no recibían los fondos del Boleto Educativo Gratuito. La Provincia anunció allí que si los chicos no utilizaban el transporte, no se iba a girar ese dinero, aunque estaba presupuestado. Pero desde el 20 de marzo, con el comienzo del confinamiento obligatorio, la situación se terminó de agravar para el sistema de transporte en todo el país. En Río Cuarto, los coches circulaban sólo con el chofer y apenas algún que otro pasajero. Si bien las frecuencias ya no eran las mismas de la “normalidad”, era evidente que los costos de combustible y laborales se mantenían con un ingreso fuertemente disminuido. En ese esquema, los subsidios, que eran una parte importante de los ingresos de las empresas, pasaron a ser excluyentes. El corte de boleto desapareció. A tal punto que en la ciudad estiman que entre el 20 de marzo y el 13 de abril que se decretó el paro, los ingresos eran del 5% de lo que habitualmente se recaudaba.

Los recursos de las empresas se concentraban hasta allí en cuatro patas: subsidios nacionales y provinciales, los boletos sociales de la Provincia y el corte de boleto de los pasajeros a través de la tarjeta. Este último es el que se desplomó.

Pero un tema adicional que explican desde las cámaras empresarias es que hay muchos otros costos que se inscriben por fuera del combustible y los salarios. El mantenimiento de las unidades, repuestos, compra de coches en planes largos cuyas cuotas se gatillan en estos meses, cheques a plazo entregados a comienzos de año a proveedores, entre otras cuestiones. Esto es parte común de muchas empresas de servicios, comercios e industrias que acumularon compromisos durante la cuarentena sin tener ingresos equivalentes.

Pero el caso del transporte es particular. Porque además, incluso imaginando que muchas de las empresas que estaban en concurso antes de que esta tormenta se desatara, puedan subsistir, el día después no será simple. “¿La gente se va a animar a viajar en colectivo como antes? ¿Cuándo volveremos a tener un escenario como el de fines de 2019 en cuanto a cantidad pasajeros?”, se preguntan los empresarios.

El propio presidente Alberto Fernández le dedicó ya varios párrafos al sector sugiriendo a los pasajeros que no utilicen el sistema para viajar. También lo replicaron gobernadores y el jefe de Gobierno porteño. En Córdoba, Juan Schiaretti machaca ante quien esté al frente con que es un sector muy sensible y al que hay que ponerle toda la atención cuando vuelva a funcionar para evitar la propagación del Covid-19. En las charlas de empresarios creen que ahí radica parte de la explicación de por qué no hay apuro por destrabar el conflicto desatado hace casi 30 días. Según cuentan, hubo algunas gestiones provinciales para que haya adelanto de dinero a las empresas hasta tanto la Nación gire los subsidios y así volver a poner en marcha los colectivos. “Primero pidieron 40 millones de pesos y luego 21 millones, y no hubo quórum. Con eso se iba a repartir 10 mil pesos a los trabajadores y en la segunda opción, 5 mil. Pero al final fue nada. Seguimos esperando los subsidios nacionales”, señalaron desde Fetap.

Anoche, había rumores de que el dinero ya había salido de la Nación y que podía llegar en las próximas horas a las provincias.

Porque desde este fin de semana no sólo el paro alcanzó a Córdoba por la decisión de Aoita, sino que UTA lanzó para todo el interior del país una medida similar por las mismas razones: falta de pago a los choferes. Incluso podría darse hoy una medida conjunta en la terminal de la capital provincial entre ambos gremios y sería replicada en varios puntos del país.

Gonzalo Dal Bianco. Redacción Puntal