La cosa parece fácil: tomar del girasol el gen que lo hace mucho más resistente a la sequía e incorporarlo al trigo para que adopte la misma característica ante la falta de humedad. El resultado es un piso más elevado de producción en años como el que transitamos en el que las lluvias fueron moldeadas por una Niña que resiste y se queda.
Sin embargo, eso que parece simple llevó años de trabajo con ciencia básica en los laboratorios y luego en terreno, con ensayos durante varias campañas para terminar concluyendo que el desarrollo era positivo y que los resultados eran los esperados. La innovación es única en el mundo y puso a la ciencia argentina en los primeros planos. Primero se avanzó con la soja y luego con el trigo. En ambos casos se lo denominó HB4. Pero no todo es color de rosas, porque hay sectores vinculados a la exportación que luego de que los aprobara el Ministerio de Agricultura advirtieron que hay riesgos de perder mercados porque la modificación genética no es aceptada en todo el mundo. De todos modos, ya hubo países que le dieron luz verde y muchos creen que el contexto mundial puede acelerar a otros a seguir el mismo camino, debido a la escasez de alimentos y granos. A los cuestionamientos de los exportadores se sumaron los ambientalistas, en una comunión no habitual, pero con razones distintas.
La protagonista central de la historia es la investigadora y científica, integrante del Conicet y docente de la Universidad Nacional del Litoral, Raquel Chan. En diálogo con Tranquera Abierta explica de qué se trata el HB4, que implicancias tiene y responde a las críticas de unos y otros.
“Las últimas noticias fueron bastante simultáneas porque acaban de aprobar soja en China y el Ministerio de Agricultura argentino habilitó ahora el trigo”, explicó la impulsora de la invención.
¿Qué importancia tiene el HB4?
Tiene mucha importancia. Una es simbólica, porque Argentina logra desarrollar una tecnología y deja de ser un exportador de granos brutos con tecnología desarrollada por multinacionales solamente. No es algo menor; porque esto se hizo en conjunto con una empresa, pero con una empresa nacional formada por productores agropecuarios (Bioceres) y un instituto (el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral) que depende 100% del Estado, del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral. Entonces, el desarrollo que fue muy largo, desde la ciencia básica que inició en el laboratorio hasta los ensayos a campo, los ensayos regulatorios solicitados por los distintos organismos, que termina en que se aprueba no sólo en Argentina, que es muy importante porque somos productores, sino también en otros países importadores de nuestros granos. China es la primera vez que aprueba un desarrollo argentino, y lo hizo para soja. Entonces, por un lado está toda esa importancia simbólica, y tal vez tenga también importancia en lo monetario, aunque para eso hay que esperar el éxito comercial. La aprobación implica que ahora se puede sembrar a escala comercial.
De todos modos se vino sembrando...
El ensayo se hizo durante todos estos años pero en parcelas pequeñas para estudio. Ahora, el trigo es un cultivo de invierno y se sembrará ahora para cosechar a fin de año y ahí habrá una cosecha vendible para saber si tiene éxito comercial. Y soja, al ser un cultivo de verano y haber llegado la aprobación de China recién ahora, que era algo condicionante, implica que habrá que esperar hasta septiembre u octubre para sembrar y cosechar en abril de 2023. Si eso resulta, y esperemos que sí, implica un ingreso de divisas muy significativo para el país; y por otro lado en regalía por la patente de la cual son cotitulares la empresa y las dos instituciones públicas. Si hay éxito comercial, por un lado está la venta del trigo o de la soja y por otro lado, aquellos países donde se pueden sembrar. Ahí se multiplican un montón de hectáreas en las cuales la tecnología pasa a tener valor. Los números son muy grandes, pero son especulativos. Pensemos que si el 30% adopta el trigo HB4 en Argentina estamos hablando de más de 2 millones de hectáreas.
En el caso del trigo está la particularidad de que no había transgénicos...
Había un trigo, pero no con esta característica de tolerancia a sequía sino con tolerancia a herbicidas que había sido liberado en Estados Unidos por muy poco tiempo y luego sacado del mercado. Se ve que no resultó o no fue gran negocio. Pero era con otra tecnología.
El HB4 es con resistencia a sequía...
Exacto, con tolerancia a déficit hídrico.
¿Y se piensa en evitar pérdidas de producción por falta de humedad pero también en ampliar a zonas en donde hoy no se siembra trigo?
En principio la idea no es esa; no es ampliar la frontera agropecuaria. Es considerar que el mundo tiene una población creciente de humanos, entre otras cosas por la expectativa de vida. Hay que alimentar más personas y más personas demandan más energía que viene de alguna forma de las plantas. La idea como desarrolladores es producir más en los mismos lugares, no expandir la frontera agropecuaria. Eso sí tendría controversias ambientalistas. Por eso la idea es para producir más en el mismo lugar y la tecnología sirve para eso. De acuerdo a los ensayos que hicimos en muchos lugares y durante muchas campañas, en muchos tenemos una penalidad muy inferior al trigo convencional cuando hay déficit hídrico.
¿Cómo observa cierta resistencia de distintos sectores a esta nueva tecnología?
Hay algún grado de resistencia de determinados sectores que son bien distintos; por ahí van en la misma bolsa pero son diferentes. Hay un sector de acopiadores que en el caso del trigo están enojadísimos porque creen que se les va a acabar el negocio del trigo de exportación. Esto implica etiquetar porque el HB4 debe ir separado del otro porque hay países que lo aceptan y otros que todavía no. De todas formas, nuestro principal comprador es Brasil y lo aprobó. Pero de todas formas irá separado. Los acopiadores piensan que se les acaba el negocio o no son socios, no sé. Habría que preguntarles a ellos, pero no es un problema de que estén en contra de los transgénicos. Están más preocupados porque el negocio de la exportación de trigo sufra.
Y después están los sectores ambientalistas...
Si, que dicen cosas de las más variadas y son de lo más variado. Lo que escuché o leí, que no es mucho porque me pone bastante enojada porque no se plantea un debate científico, es que aumentaría el uso de herbicida, cosa que no tiene por qué ser así. Este trigo se puede sembrar exactamente como el otro y no requiere de ningún herbicida adicional. Es verdad que tiene resistencia al glufosinato de amonio pero si lo prohíben mañana, la tecnología HB4 sigue siendo absolutamente válida. No requiere de ese uso. El trigo convencional se siembra hoy con herbicida y creo que hay gente que ignora esto, que cree que se siembra orgánicamente cosa que no es así. Se usan muchos agroquímicos y ninguno de ellos es particularmente amigable con el medio ambiente, pero es una necesidad. Nadie va a sembrar con malezas ni con hongos. Hay fungicidas, herbicidas, insecticidas y todos los “idas” que son cosas que matan, pero es una cuestión de costo beneficio siempre con el debido control de uso. El herbicida mata la maleza que si uno la deja va a competir por la luz, los nutrientes y el agua con el cultivo, lo que provoca un daño. Y no se inventó nada mejor por ahora. Nadie puede salir a decir que el herbicida es maravilloso, pero es necesario como un montón de cosas que usamos en casa. El repelente para insectos que usamos en nuestras viviendas, por ejemplo. O pensemos en el detergente, la lavandina. Hay que usarlos en la medida justa y lo menos posible, pero lo usamos. No se le puede pedir a un productor agropecuario que saque la maleza a mano porque volveríamos a la época de la esclavitud.
Y en ese punto, ¿los derivados del trigo HB4 son inocuos para la salud humana?
Son absolutamente inocuos, al menos que uno piense que el Senasa está pintado y son todos corruptos. En ese caso habría que dejar de comer todo. Todos los productos que están en la góndola de un supermercado están auditados por el Senasa, que dos por tres dice “esto lo sacamos del mercado” porque no tiene lo que dice, es fraudulento o lo que sea. El Senasa aprobó esto después de un montón de pruebas y estudios, no porque fuéramos lindos. Esos estudios implican la alimentación de animales de laboratorio por empresas tercerizadas, que hay que pagarlas, bajo normas internacionales, comparando ambas variedades. Se alimentan las ratas con HB4 y con el otro y luego de 8 meses hay un informe en el que se detalla el peso, enfermedades y demás parámetros sobre los animales. Al final de todos esos controles y muchos otros, habilitan para consumo animal y humano. Es seguro para la salud humana.
¿Por todo eso, cree que es cuestión de tiempo de que los mercados que aún no lo aprobaron lo hagan?
Y muchos ya lo vienen aprobando. Y hay que aclarar que otros países piden ensayos adicionales. Por ejemplo, China para la soja pidió todos los ensayos de nuevo pero hechos en China. Brasil para aceptar el trigo pidió un montón de información adicional. Cada país tiene su sistema regulatorio y va pidiendo distintas cosas que le parecen relevante para la sanidad humana. Eso lo vienen aprobando todos porque en realidad no se distingue este trigo del otro. El gen que tiene, que es de girasol, se expresa sólo en el estadío vegetativo para soportar la sequía. El grano es idéntico. Por eso a mí no me sorprende que dé todo igual, porque es todo igual. Da diferencias dentro de lo que son los sistemas biológicos que no son sistemas exactos. Lo que dice el Senasa es que la variación composicional que existe está dentro de los parámetros aceptados normales de la variabilidad de los trigos. Insisto, que sea igual al otro no me sorprende porque no tiene nada distinto.
¿Si ponemos dos granos a la par no se pueden diferenciar?
No, no se puede identificar. Sólo si hiciera un examen molecular para corroborar que está el gen. Es un ensayo sofisticado, no es algo que se va a ver. Sí es más fácil de medir en la planta viva porque al ser tolerante a sequía tiene algunos parámetros fisiológicos distintos.
HB4 en soja y trigo, ¿puede haber otro cultivo con este desarrollo?
Por ahora no en estado regulatorio. Se hizo alfalfa, pero todavía está muy alejado. Primero que es un costo enorme hacer todo esto. Por eso no se encara todo a la vez. Y segundo, no siempre da bien, dependiendo el cultivo. Se hizo algodón también, pero están en estado de desarrollo.
¿Y maíz?
Se hizo. No es que dio mal. Pero maíz tiene mucho mejoramiento convencional. Y en el maíz está el híbrido y depende mucho en qué parentales lo pones y con qué hijos híbridos los comparás. Entonces, si bien dio una ventaja frente a los controles normales, es un mercado muy complicado. Porque los parentales los tienen distintas empresas. El gran negocio es vender los híbridos; entonces los parentales no te los dan. Sí mejoramos la planta que se transforma, que es una planta muy ancestral que hoy no se usa, y le da mucha mejora. Pero cuando uno ya tiene eso y tiene que llegar a un híbrido pero no tiene parentales buenos, no es tan fácil. Estaríamos compitiendo contra 30 años de mejoramiento hecho en Estados Unidos. No se sabe que tiene, pero ese híbrido va a dar mejor que casi cualquier cosa que podamos hacer. Sí estamos aplicando HB11, que es otro gen de la misma familia, y que nos permitió mejorar híbridos de maíz. Pero no es para sequía sino para inundaciones y vientos fuertes.