La primera impresión nos lleva a 1920 y nos invita a disfrutar de un estilo antiguo de la arquitectura donde la nobleza de la madera y la ornamentación de la herrería, nos brindan cobijo en un espacio relajado.
Un complejo turístico tiene por aliados a la economía circular y la sustentabilidad
El proyecto se materializa en Potrero de Garay, a metros del dique Los Molinos, y contempla un restaurante, una proveeduría y cabañas. Con un estilo antiguo, incorpora sistemas de tratamiento de efluentes y de climatización amigables con el medio ambiente
Pero detrás de cada material hay una historia y un nuevo destino de uso, que va en sintonía con las bases de la economía circular.
Otra de las cualidades de la propuesta está dada por el perfil sustentable de su arquitectura, debido a que incorpora sistemas sustentables de procesamiento de efluentes para el aprovechamiento de las aguas como así también al momento de acondicionar los espacios.
“Terrazas de Garay” es el nombre del restaurante que representa el puntapié inicial de un proyecto que busca complementar esa parte gastronómica con una proveeduría y sumar a futuro un puñado de cabañas con su pileta natural y armonizar en conjunto con la naturaleza del lugar, nada más ni nada menos, que en cercanías del dique Los Molinos, dentro de la localidad de Potrero de Garay.
“Ya hemos habilitado el sector gastronómico y después vamos a hacer una pequeña proveeduría para que todo lo que se consume en el restaurante pueda ser adquirido en ese lugar. Todo tiene un aspecto de estilo antiguo, lo que nos permitió reciclar muchos elementos de la construcción, como por ejemplo las puertas y los pisos de madera, entre otros”, señala a Puntal ADC el arquitecto Alberto Depetris, quien a la vez es el responsable del proyecto.
La estética del edificio se complementa también con herrería ornamentada y ladrillos comunes de boca de horno, mientras que la madera ha sido sometida a un tratamiento de laca orgánica, sin solventes.
“Hay sectores del piso que los hemos hecho in situ, lo que nos permitió abaratar costos. También la barra del bar la hicimos con una puerta del placard de una casa antigua y la puerta de ingreso también la recuperamos de una casa antigua, a la que luego refuncionalizamos con rejas en el frente”, describe el profesional.
El interior ofrece vistas despejadas hacia el entorno natural pero con especial cuidado en la climatización que se logra en su mayoría con sistemas amigables con el medio ambiente.
“También hemos diseñado un sistema de tratamiento de aguas servidas con lombrices que desarrolló un médico chileno y que se denomina Toha, en donde primero se procesan las aguas de cocina y van a una primera planta donde se depura la grasa, luego se pasa a la cámara séptica donde vuelven a procesarse. A continuación pasa por un ‘Lombriflitro’, en donde las lombrices comen lo que uno desecha y luego pasa a un tanque”, precisó Depetris.
Vinculado a ese mismo tanque es que se está materializando también una serie de bancales para verdura orgánica, implementando un sistema australiano denominado Wicking Bed que sirve de riego a los vegetales por capilaridad, es decir, de abajo para arriba, y que permite ahorrar hasta un 70 por ciento de agua. “De esta manera se evita la evaporación y la proliferación de malezas, porque la tierra a nivel superficial está seca pero contribuye a generar la alimentación desde el agua porque la raíz busca la humedad”, explica el arquitecto.
Climatización
Otro de los puntos en donde el edificio trabaja en total armonía con el medio ambiente está dado por el acondicionamiento de espacios.
En ese sentido, Depetris expresa que el lugar ha sido dotado de un sistema de geotermia por el cual la climatización interior se logra a partir de la temperatura de la tierra.
“Si bien no alcanza para llegar a la temperatura de confort en pleno invierno o verano, este sistema de geotermia brinda la posibilidad de subir en invierno 4 a 5 grados y en verano disminuir esa misma cantidad. Y esto es posible porque a una determinada profundidad, la tierra mantiene una temperatura estable todo el año de entre 18 a 20 grados, por lo que si el ambiente en invierno está a 5 grados, se inyecta aire con un ventilador a través de cañerías subterráneas y se logra elevar la temperatura por sobre los 10 grados. Y en verano a la inversa”, señaló.
Para añadir más adelante: “También estamos ejecutando una estufa de inercia térmica, que representa una evolución de la típica estufa rusa. Con este sistema se aprovecha al 100 por ciento la combustión de la leña y a la vez se genera biomasa, con lo que decimos que todo esto va a en sintonía con la economía circular de los productos”.
Próximas etapas
Depetris explica que el proyecto se va ejecutando por etapas y que en el próximo paso está prevista la ejecución de una proveeduría que mantendrá la impronta de una estación de ferrocarril antigua. “La gente va a poder comprar cualquier tipo de comida, o bien, encontrar las distintas alternativas gastronómicas caseras que ofrece el restaurante en su carta, elaboradas como hace 50 años. Y a futuro se proyecta complementar todo con un complejo turístico, con su pileta natural y de manera que quien esté alojado en las cabañas pueda abastecerse de verduras y hortalizas frescas de nuestra propia huerta”, sostiene el arquitecto.
Y añade: “Es un concepto diferente que va a permitir relajarse y descansar, y de paso conocer algo diferente y ver que esto no es tan difícil de hacer, simplemente hay que tener iniciativa. Solemos hacer recorridas con clientes que se interesan los fines de semana, bajando al subsuelo, en donde la gente puede ver que no hay una sola alternativa para procesar los efluentes, que es conectarse a la cloaca, y que realmente hay otras alternativas sustentables que pueden trabajarse y no son contaminantes”.
Javier Borghi