Cuatro meses atrás, tres jóvenes de Laboulaye comenzaron una aventura para ver a la selección en el Mundial: desde Italia se lanzaron a bicicleta con la intención de recorrer más de 6 mil kilómetros para llegar a Qatar. Franco Bussi, Bernardo Costamagno y Nicolás Arce son los protagonistas de este periplo que además suma un fin solidario: ayudar a una escuela de su ciudad natal. Para ello crearon una app llamada “Cafecito” en la que reciben donaciones para costear el viaje, pero un 70% de lo recaudado va dirigido al centro educativo Lucio V. Mansilla.
El proyecto se llama “Soñando en cleta” y los chicos ya han recorrido más de 3 mil kilómetros pasando por Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Bosnia, Albania, Macedonia del Norte y Grecia. Ahora resta el último tramo, que, según la hoja de ruta trazada hasta el momento, sigue por Turquía para luego continuar por Georgia, Armenia e Irán hasta arribar al destino final para acompañar a la Scaloneta.
Desde Estambul, donde se encuentran ahora, Franco y Bernardo dialogaron con Puntal. Aseguraron que, si bien el viaje constituye el gran anhelo para los tres como apasionados por el fútbol y la celeste y blanca, la causa solidaria los motiva aún más en este desafío.
“Esta propuesta fue tomando forma a partir de que sumamos kilómetros. Y hace ya hace más o menos dos meses que, de lo que nos ingresa, un 70% va destinado a esta escuela de Laboulaye. Ayudamos en lo que haga falta y el restante 30% lo usamos nosotros para el gasto diario de comida y de visado para seguir el viaje”, manifestaron los laboulayenses.
El proyecto tiene una cuenta de Instagram, “Soniando en Cleta”, en la que los viajeros van contando detalles de este recorrido, suben fotos y videos y además tienen un link en la bio por el que se puede acceder al enlace para realizar las donaciones.
En tanto, Franco y Bernardo aclararon que, si bien Nicolás tuvo que frenar el viaje por motivos personales, se volverá a reincorporar al grupo la semana que viene en Ankara para seguir camino. “Ya en unos días más vamos a volver a ser el tridente de Laboulaye que llega en bicicleta a Qatar”, subrayaron.
La ruta que se viene
En cuanto al itinerario que resta, Bernardo precisó que ahora costearán el mar Negro: “Hasta la altura de Capadocia, allí entramos para conocer, después volvemos a salir en dirección al mar hasta llegar a Georgia, cruzamos completo el país en dirección a Armenia y luego comenzamos a bajar en dirección sur para llegar a Irán, que lo recorreríamos de norte a sur. La idea sería de allí cruzar en bote hasta Qatar”.
Respecto del destino iraní, Franco recalcó que, si bien es un país que parece peligroso por sus conflictos políticos, hay que romper con esos mitos, ya que las referencias de los viajeros apuntan a que es muy cálido a la hora de recibir visitantes. “Todos los que han estado ahí nos dijeron que es uno de los países más hospitalarios del mundo y que la gente trata de brindarle todo al turista para que entienda que son buena gente al igual que en cualquier otro lugar. Por eso estamos muy entusiasmados con esta parada. Es un país musulmán, al igual que Turquía; las costumbres islámicas son un poco más fuertes, pero no deja de ser un hermoso país y simplemente una cultura diferente. Además sabemos que es uno de los sitios más seguros del planeta”, enfatizó.
A su vez, Bernardo aclaró que afortunadamente ya consiguieron hacer el visado correspondiente, por lo que tienen tiempo suficiente para disfrutar el recorrido y llegar justo a la cita mundialista. “Nos quedan unos 3 mil kilómetros pero andamos muy bien con el tiempo, por eso queremos conocer la mayor cantidad de lugares que podamos”, afirmó.
Miles de anécdotas
En abril los tres salieron con sus bicis a las rutas de Europa y allí comenzaron a vivir diversas historias en cada lugar al que llegaron. Una de ellas ocurrió en una iglesia italiana. Franco contó que los templos religiosos fueron los que más les ofrecieron alojamiento en lo que llevan de viaje. “Nos ha pasado mucho, cuando el clima está feo y queremos dormir bajo techo, golpeamos las puertas y sea de la religión que sea nos abren, nos dan comida y se portan superbién. En Italia nos pasó cuando estábamos en el lago de Garda, dormimos afuera de una iglesia porque por el Covid no pudimos entrar, pero cuando nos estábamos por ir a la mañana vino uno de los sacerdotes, nos entregó un sobre y nos dijo: ‘Este es un regalo de la iglesia para ustedes’ y eran 100 euros. No lo podíamos creer”, relató.
Asimismo, en Eslovenia, Bernardo sufrió un accidente y, si bien afortunadamente no llegó a mayores, ya que no resultó herido, la computadora en la que trabajaban se dañó por completo. No obstante, pese al mal trago en la ruta, también rescataron que hubo muy buenos momentos como el que vivieron cuando conocieron a tres jóvenes ciclistas francesas con las que pudieron compartir más de un mes de recorrido hasta llegar a Albania.
Al mismo tiempo, los viajeros destacaron la hospitalidad que experimentaron en cada uno de los países que visitaron. “La gente ve la bandera y nos invita a comer, a dormir, que nos demos una ducha o lo que sea. Es increíble la ayuda que recibimos en la ruta y a través de las redes también. Nos gusta agradecer esto porque es realmente muy importante para que el sueño se haga realidad”, afirmó Franco.
Los compatriotas en el camino también fueron una parte clave de las hermosas experiencias de esta aventura, según relataron los laboulayenses. “Por Instagram nos pasó que muchos nos contactaron para juntarnos. En Estambul, Fiorella, una chica de Río Cuarto, nos habló para encontrarnos, nos regaló yerba. Es muy lindo porque los argentinos son una familia alrededor del mundo”, describieron los viajeros.
“En bici todos los días uno vive una viaje nuevo. Salimos entre 6 y 7 de la mañana y terminamos a las 9 de la noche. Y cada día es distinto, no sabemos dónde vamos a comer, dónde vamos a dormir y no planificamos nada. Cada día nos sorprende, por eso tratamos de compartir todo en las redes con la gente que nos sigue. La idea que tenemos es hacer el día de mañana algún documental o libro de la experiencia”, señalaron.
Sin entradas, pero la pasión intacta
Por el momento, los laboulayenses no tienen entradas para ver los partidos, sin embargo, aseguraron que “bancarán” a la selección aunque sea desde fuera de los estadios. Aunque no pierden la esperanza de que una mano amiga les ayude a poder conseguir un ticket.
“Nosotros vamos y estaremos afuera desde la Fan Fest, veremos si tal vez las podemos conseguir, pero la idea es alentar como sea e ir viendo en el día a día lo que va surgiendo”, dijo Bernardo.
Por su parte, Franco recordó que tuvieron contacto con Nicolás Tagliafico y con gente relacionada con la selección: “Así que tenemos fe y a medida que vamos sumando kilómetros el proyecto va creciendo, así que estamos seguros de que alguna entrada va a llegar”.
Finalmente, los chicos adelantaron que una vez que descansen de este último reto el objetivo será emprender otro recorrido en bicicleta por América, partiendo desde Argentina.
Luciana Panella. Redacción Puntal