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Arias: desde hace 35 años producen sin agroquímicos y son 100% orgánicos

Se trata de la Estancia Las Dos Hermanas, cuyas tierras fueron donadas por dos inglesas. En el campo de 4.200 hectáreas viven y trabajan dieciocho familias en la siembra de cultivos y en la cría de ganado.

Arias.- Enclavada a unos 12 kilómetros de la localidad de Arias se encuentra la Estancia Las Dos Hermanas, una de las pioneras del sur cordobés con producción cien por ciento orgánica. Su sistema agropecuario está ligado a las buenas prácticas y está libre de agroquímicos o semillas modificadas. El campo forma parte de una fundación que tiene convenios con investigadores de la UNRC que realizan diversos estudios en el lugar, ya que también es refugio de aves silvestres y se llevan a cabo tareas de conservación. 

La superficie del establecimiento es de 4.200 hectáreas y, según aseguró a PUNTAL el administrador general Marcelo Frías, cada centímetro de tierra es utilizado de manera sustentable y ecológica. “Todo es orgánico, si bien sólo hay mil hectáreas que rotamos con agricultura año a año, el resto siguen siendo orgánicas y están en ganadería, les va tocando en la rotación año a año ir cambiando”, afirmó el productor. 

Asimismo, hizo una diferenciación respecto de los establecimientos que realizan producciones agroecológicas. Señaló que estos últimos llevan a cabo las mismas prácticas; sin embargo, precisó: “Los orgánicos estamos certificados por un organismo que determina que efectivamente no usamos agroquímicos ni tenemos semillas transgénicas”.

En este sentido, contó que las llamadas buenas prácticas agrícolas, que se promueven por parte del Ministerio de Agricultura de Córdoba, son las que ellos hacen siempre. “Lo que es rotación, pasturas, bovinos y muchas características coinciden con lo que hacemos, está dentro de la normativa de la producción orgánica de la Argentina”, advirtió Frías. 

La estancia ya lleva casi 35 años produciendo de manera orgánica y a gran escala y, según sostuvo el administrador general, “es plenamente es rentable”.

“Se gana dinero con esto, sí, tal vez no igual a lo de un convencional, habrá años que sí y habrá años que no. Posiblemente a lo largo del tiempo un productor convencional logre más plata en su bolsillo. Pero cuando nosotros consideramos algo llamado “externalidades”, es decir cosas que no están valuadas, o sea nadie valoriza en términos monetarios cuánto es lo que yo le hago bien al ambiente, y ahí es donde realmente ganamos”, subrayó. “Yo produzco oxígeno y capturo dióxido de carbono, cuando mis vecinos no lo hacen. Genero productos sanos. Hay un beneficio a la sociedad en general. Nosotros mantenemos el ambiente, tenemos aves y hacemos conservación. Hay un beneficio público que un productor con un sistema tradicional no brinda”, dijo.

Además, Frías hizo hincapié en que esta forma de producir también genera empleos y produce una vuelta de las personas a la vida en el campo. “Hay 18 familias que viven de este establecimiento. El sistema de producción orgánica da trabajo. Este es un campo con vida, hay familias, hay niños que van a la escuela y viven acá. Y esto es diferente al modelo convencional en el que ya no hay gente que viva en el campo y no hay trabajo”.

A su vez, remarcó: “Hay que pensar en que esta tierra la vamos a dejar a generaciones futuras. Por eso nosotros acompañamos a la tierra en su ciclo biológico, vamos tomando cosas de ella pero esto no es una explotación agropecuaria”. 

Este campo junto con un establecimiento ubicado en Alejandro Roca y otro en Alejo Ledesma son los tres del sur cordobés que forman parte del grupo de productores orgánicos extensivos certificados de la Argentina, denominado Pampa Orgánica. 

En Las Dos Hermanas se toma como prioridad la diversidad de cultivos y por ello en invierno se lleva a cabo la siembra de avena, trigo y cebada; mientras que en verano -en lo que se denomina cosecha gruesa- cultivan soja, maíz y girasol. “Teniendo esta variedad la naturaleza se expresa mejor y está en armonía”, subrayó Frías. 

En referencia a la ganadería, el campo tiene disponibles unas 6 mil cabezas, que se mantienen en la zona de pastizal. “Allí hacemos cría y después hacemos la recría de las hembras para la reposición y el engorde de los machos para la venta. Vendemos ya los animales terminados, las hembras preñadas, o vacas de engorde o novillos gordos”, expuso.

Sobre la diferencia de precios entre los productos orgánicos y los tradicionales, Frías explicó que aún no “hay producciones sanas a gran escala y esto genera que los productos orgánicos tengan un llamado sobreprecio”.

No obstante, rescató que año a año los valores “se han ido acomodando, pero hay que tener en cuenta que no es lo mismo la soja común y la soja orgánica, son dos productos distintos”; y puntualizó: “La tonelada de nuestra soja va a costar un 35% más, pero estamos hablando de otra cosa. Hacemos un intercambio superador porque yo vendo un producto orgánico y regalo al consumidor salud”. 

Una herencia dedicada a la ecología y a la conservación

La Estancia Las Dos Hermanas forma parte de una fundación dirigida por cuatro argentinos y cuatro ingleses y sus tierras fueron donada por las hermanas británicas Rachel y Pamela Schiele, con el objetivo de que se convirtiera en un campo que produjera de manera amigable con el medioambiente desde 1984.

Dentro de las más de 4 mil hectáreas está la laguna Las Tunas, que fue declarada Reserva Provincial. Además la estancia es parte de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas y se realizan tareas de conservación.

Incluso el establecimiento está integrado a la ONG Aves Argentinas,  a la Alianza del Pastizal y al Movimiento Argentino de Producción Orgánica (Mapo).

Diversos investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto -ajustados a convenios que tiene la casa de altos estudios con la fundación- realizan trabajos en el territorio, que es un área protegida y respeta el hábitat natural de gran cantidad de especies de aves y peces que allí habitan. 
Luciana Panella