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"Deberemos adaptarnos a un escenario distinto"

Marcos Faletti, antropólogo y psicólogo, analiza cuáles serán los impactos de las medidas tomadas y cómo debe ser el equilibrio entre los hábitos

“Si consideramos la diversidad de sectores de la sociedad con sus condiciones laborales y sociales específicas, nos resulta aventurado pensar en ‘el impacto’ del retorno a las rutinas. Más bien podríamos hablar de ‘los impactos’ que se ajustan tanto a las diferencias singulares de cada individuo, como al sector al cual pertenece y la modalidad de retorno, que varía en todos los casos”, indica el doctor en Antropología y licenciado en Psicología Marcos Faletti sobre los alcances que puede tener para la sociedad y sus instituciones la salida de la pandemia por el coronavirus.

Entre otros puntos, el especialista reflexiona en esta entrevista sobre cómo se retomarán los vínculos afectivos y cómo será el regreso al trabajo luego de casi dos meses de aislamiento social.

- ¿Qué impacto puede tener en las personas retomar las rutinas?

- Sería preferible plantear que existirá un proceso de readaptación a una realidad que, si bien puede percibirse como el retorno a lo ya conocido, será mucho menos parecida a lo conocido de lo que creemos. El regreso a las rutinas, como si fuese el restablecimiento de un orden que la pandemia trastocó, es un mito. Los mitos se elaboran discursivamente y estructuran un modo de dar sentido al devenir. Lo impactante es que no se retomarán las rutinas, sino que se emprenderán nuevos modos de seguir adelante en donde deberemos sobrellevar la tensión entre lo ya instituido y las nuevas condiciones de vida que cuestionan el modo en que concebíamos lo que hacíamos. Esto nos “invita” a pensarnos laboralmente y socialmente de una manera distinta. En ese sentido, volver a las rutinas es un mito, ya que hay algo de lo preexistente que no retorna, y sólo el mito nos lo devuelve imaginariamente para calmar nuestras ansiedades.

- ¿De qué se deben aferrar para que ese cambio no sea tan grande?

- El desafío de abrirse a una situación de cambio, a un devenir marcado por las incertidumbres de saber cómo afrontaremos el reencuentro con los otros, cómo sostendremos las grupalidades en un contexto de distanciamiento social, requiere justamente desprendimientos más que aferramientos. Desprenderse de modos rígidos y únicos de hacer lo que hacemos y de pensar lo que pensamos. ¿Para qué aferrarse a formas de afrontar la vida social que son obsoletas ante un nuevo escenario mundial? En todo caso se sugiere preservar lo aprehendido en situaciones de cambio, preservar las utopías y los proyectos que le dan sentido al esfuerzo de vivir y adaptarse a los cambios, y preservar las incertidumbres que siempre dan lugar a lo nuevo.

- ¿Cómo se deben recuperar los lazos de amistades?

- La situación de confinamiento ha mostrado que la virtualidad es tan real y efectiva como la realidad tangible. La mediatización de los lazos humanos, a través de la virtualidad, se daba en determinadas circunstancias. Incluso ciertas generaciones desconocían las posibilidades de construir lazos valiéndose de un dispositivo electrónico. El contexto actual demostró que la tecnología es mera proyección humana, y que con ella intentamos sostener condiciones de sociabilidad y maneras de comunicación. Seguramente muchos de los lazos de amistad que considerábamos significativos han sido fortalecidos bajo esta situación de confinamiento. Probablemente los encuentro tomaron otra modalidad sin que ello altere el afecto que nos enlaza con el otro. Estamos asistiendo a espacios de encuentro virtuales donde los amigos recuperan vivencias, comparten emociones respecto al presente, añoran el pasado y proyectan salidas o reuniones en el futuro. Mantienen con vitalidad la amistad como lazo de compañía que se funda en una historia común, que los sostiene hoy y que los empuja a seguir apostando a un devenir. Si algo trastocó la pandemia fue la posibilidad del encuentro de amigos in situ, pero habilitó otros modos de sostener el vínculo.

- ¿Afectará a los grupos y sus actividades?

- En este momento, la flexibilización de ciertas medidas de aislamiento permite cierto reencuentro social, pero las grupalidades siguen confinadas al espacio virtual, a las fiestas multitudinarias donde las corporalidades digitales se enlazan en una red social, a los enlaces corales y musicales mediados por la sincronización de ritmos y la edición del video, por las aulas virtuales llenas sin que exista la distancia en las pantallas. Lo que afecta a las grupalidades y sus actividades es el aislamiento, no su flexibilización. Habrá que pensar ese mítico retorno, una vez que el confinamiento tenga fin y se dé paso a lo grupal y a lo masivo. Es un escenario muy lejano en este momento.

Faletti destaca que “una sociedad sin posibilidades de encuentro no tiene experiencia de lo colectivo, y dentro de esas posibilidades de encuentro lo masivo también nos permite dimensionar la pertenencia a un colectivo e identificarnos con causas que desde lo individual no podrían ser emprendidas”.

- ¿Qué se debe hacer con los hábitos que se han generado en el aislamiento?

- Se producirá la coexistencia de hábitos y modos de resolver nuestra vida laboral, social y educativa. El quiebre subjetivo más desestabilizante fue hacer frente a la situación de confinamiento de modo repentino, dado que no había posibilidad alguna de prever lo acontecido. La adopción de nuevos hábitos y formas adaptadas de vivir en confinamiento han fortalecido las capacidades psicológicas y emocionales de sobreponerse a una situación tan disruptiva. Salir del confinamiento supondrá desafíos, pero en un espacio social medianamente conocido y con ciertas fortalezas psicológicas ganadas. Ciertos hábitos serán sostenidos por su funcionalidad, por habernos demostrado que eran más efectivos que otros modos que sosteníamos previamente, y otros quizás formen parte de ese repertorio que sólo usaremos en situaciones que así lo requieran. Habrá que habituarse a una dualidad inicial, en la que convivirán hábitos previos al confinamiento y hábitos adquiridos para suplir lo real.

- ¿Qué se recomienda para aquellos que vuelven a trabajar?

- Quienes vuelven a trabajar, sin haber podido desplegar su actividad en el contexto de aislamiento, se conectan con la tarea que les da un nombre, una identidad y un sostén económico, social y emocional. En ese sentido, es un factor clave en su salud, especialmente cuando el trabajo se realiza en condiciones adecuadas. Para quienes vuelven a sus espacios de trabajo, pero lo venían haciendo bajo la modalidad home office, o cualquiera de las posibilidades que la virtualidad ofrece, constituye un desafío mayor. Deberán asumir nuevamente un cambio de hábitos y procedimientos laborales, y la readaptación de los modos de trabajar que alguna vez tuvieron y que ahora son insostenibles en contexto de distanciamiento social.

El especialista destaca que los escenarios son diversos, pero aclara que “lo que ha quedado evidenciado es que el confinamiento como estrategia preventiva tiene sus alcances y limitaciones”. Y agrega: “Su prolongación en el tiempo genera efectos emocionales y exigencias psíquicas de adaptación estresantes e inclusive severamente perturbadoras en ciertos casos. El retorno a la vida pública nos exige nuevos desafíos, temores, cuidados, recaudos y la proliferación de nuevos rituales para garantizar una asepsia ideal. Creo que nos ayudará a evitar caer en el malestar y en la frustración abrirnos a nuevos modos de hacer lo que hacíamos. Abrirse al devenir y capitalizar la experiencia de la pandemia para construir ese devenir colectivamente”.

Luis Schlossberg. Redacción Puntal