Río Cuarto |

Admiten que la carne seguirá en alza y le mete presión al IPC del Indec

Los remates de hacienda siguen mostrando precios más firmes al tiempo que en las góndolas la recomposición comenzó en la segunda quincena de enero tras siete meses de valores estancados. El consumo interno, frenado

El comienzo del año despertó al precio de la carne que venía casi sin cambios desde mediados del año pasado, cuando la inflación dio un salto significativo tras la salida del exministro Martín Guzmán. Ese desacople entre el valor de los cortes vacunos y el proceso inflacionario se mantuvo incluso hasta diciembre y las primeras semanas de enero. A partir de allí y tal como anticiparon muchos integrantes de la cadena cárnica, los precios en góndola empezaron a subir. En paralelo, el clima también fue clave porque aparecieron las lluvias y con ello las pasturas de los campos se recuperaron, lo que permitió a los ganaderos retener animales que hasta ese momento buscaron enviar a faena ante la imposibilidad de afrontar costos de alimentación.

La hacienda en pie recompuso su valor y a partir de allí hubo una réplica en el resto de la cadena. Del otro lado de la balanza hay dos elementos que pueden amortiguar las subas: un mercado interno planchado y el Gobierno que en un año electoral buscará contener la escalada.

Ayer, el presidente de la Cámara de Abastecedores y Matarifes, Leonardo Rafael, justificó que los precios de la carne aumenten porque “estuvo muy barata en 2022” y anticipó que seguirán subiendo.

“La carne estuvo muy barata durante 2022: hubo un retraso de hasta el 70%. En las últimas semanas hubo aumentos del 30% y aún resta entre un 15 y un 20% más de subas en los precios”, señaló el dirigente.

La suba de precios se sintió en el Mercado de Hacienda: por caso, el precio promedio del novillo en pie pasó de $309 el kilo a principios de enero a $418 en la última semana del mes.

Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) durante 2022 el precio promedio de la carne al consumidor creció 42,2%, muy por debajo del nivel general de inflación, que trepó al 94,8% para todo el año.

“El mercado de la hacienda es oferta y demanda. Hubo más oferta de lo que necesitaba la demanda. Además, la sequía hizo adelantar la faena, que en diciembre estuvo cerca de 53 kilos per cápita de consumo”, sostuvo Rafael.

El directivo insistió con que la carne “era un producto barato en relación a cualquier otro de la canasta de alimentos. Por eso, en las últimas semanas hubo aumentos de la hacienda que se trasladaron a los mostradores”.

Frente a esto, el Gobierno tiene previsto anunciar en los próximos días una serie de medidas para contener los precios de la carne, entre las cuales figura un programa de descuentos del 10% para las compras de ese alimento con tarjeta de débito.

Sin embargo, y pese al atraso en los valores en góndola, el consumo no mejoró por el deterioro en los ingresos de buena parte de la población. En ese sentido, el titular de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de CABA, Alberto Williams, advirtió que el consumo de carne está en su peor momento y alertó por la caída que se profundizó durante los últimos años.

Frente a la posibilidad de nuevos aumentos en las próximas semanas, Williams la valoró como “una locura”, ya que con el actual ajuste de precios “no compra nadie carne”, y ejemplificó expresando que “el kilo de milanesas a $2.000 no te lo compra cualquiera".

Al referirse a la posibilidad de que el Gobierno anuncie descuentos al pago con débito para sostener el consumo, señaló que muchos comercios no cuentan con ese medio de pago ya que “la informalidad está en todos lados, no solamente en la carnicería” y además “el carnicero no tiene mucho margen de utilidad, entonces no puede tener los gastos del posnet”.