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Adolfo Uriona instó a dialogar, como se hizo tras la crisis del 2001, para sacar a la Argentina adelante

El obispo encabezó ayer la misa a María Inmaculada, que contó con una masiva participación. Pidió caminar juntos en medio del difícil contexto de la pandemia

“Nos cuesta mucho dialogar a los argentinos, cuando me parece que es el camino. Recuerdo que después de la crisis del 2001 se creó la Mesa del Diálogo Argentino, donde monseñor Ramón Staffolani tuvo mucho que ver. Trabajar en el diálogo es un elemento fundamental para salir adelante”, dijo el obispo de Río Cuarto, Adolfo Uriona, al reflexionar en diálogo con Puntal AM sobre la situación que vive hoy la Argentina.

Monseñor Uriona encabezó ayer la procesión y la misa en honor a la Inmaculada Concepción, patrona de Río Cuarto, que contó con una masiva concurrencia.

El obispo Adolfo Uriona presidió la misa en el Día de la Inmaculada Concepción

En su homilía, Uriona señaló:

- “Estamos celebrando a la Inmaculada Concepción, patrona de la ciudad de Río Cuarto y de la Diócesis, en el contexto de la clausura del año dedicado a San José y habiendo comenzado diocesanamente el itinerario sinodal, luego de este tiempo difícil de pandemia”.

- “Sínodo significa caminar juntos... Para emprender este camino el papa Francisco nos propone tener una actitud de escucha, que nos posibilite encontrarnos, discerniendo los senderos del Señor. A fin de motivarnos mutuamente en este caminar juntos, en el iniciar nuevos rumbos, pongamos la mirada en la figura de San José”.

- “El camino del encuentro exige una conversión, que conlleva la renuncia a nosotros mismos, a nuestros criterios y supone una actitud que requiere apertura, valentía, disponibilidad para dejarse interpelar por el rostro y la historia del otro. Mientras a menudo preferimos refugiarnos en relaciones formales o usar máscaras de circunstancia… El encuentro nos cambia y con frecuencia nos sugiere nuevos caminos que no pensábamos recorrer, nos dice el Papa”.

- “Sigamos entonces la invitación del sucesor de Pedro a orar, a escuchar y a participar activamente en este discernimiento de la voluntad de Dios para su Iglesia en este siglo XXI, preguntándonos con sinceridad: ¿encarnamos el estilo de Dios, que camina en la historia y comparte las vicisitudes de la humanidad?, ¿estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del no hace falta o del siempre se ha hecho así?”.

- “Al celebrar nuestra fiesta patronal le pedimos a María Inmaculada que se ponga a nuestro lado enseñándonos a caminar como lo hizo con su Hijo, sosteniéndonos en nuestros tropiezos y ayudándonos a buscar juntos nuevos caminos de evangelización”.