Quien habla con Salud & Ciencia es el médico infectólogo Gustavo Martínez (M.P. 23752 – C.E. 8554), jefe del Servicio de Seguridad del Paciente y Gestión de Calidad del Ministerio de Salud de Córdoba y a cargo del Programa provincial de uso adecuado de antimicrobianos. Sostiene que cada vez que una persona ingiere un medicamento genera con ello una modificación en el normal funcionamiento del organismo.
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“Obviamente que uno toma un medicamento para mejorar un funcionamiento de un órgano o de un aparato que no estaba andando bien y que ese medicamento genera cambios que además pueden traer reacciones adversas propias del medicamento o pueden interactuar con otros medicamentos que se esté tomando; o pueden generarme algún tipo de intolerancia e incluso puedo ser alérgico a algunos medicamentos, entre otras consecuencias”, indica Martínez.
Para agregar: “La automedicación saltea todos esos pasos y nunca está bien vista dentro de la medicina porque indudablemente, como profesionales de la salud, lo que se recomienda es el medicamento adecuado a la dolencia que tenga el paciente. Por eso la medicina siempre está en oposición clara a la automedicación”.
-¿Cómo debe proceder una persona que cree estar padeciendo una infección?
-La respuesta es simple: siempre debe acercarse al sistema de salud público, privado, prepago u obra social, el que sea. El puntapié inicial es la consulta al médico de barrio o al médico de cabecera, para tener un acercamiento al sistema sanitario y que se haga un diagnóstico de esa sospecha de infección que tiene el paciente. No siempre esa infección va a requerir el tratamiento con antibióticos, por eso siempre hay que hacer estas disquisiciones. Y el ejemplo característico de esto es el resfriado común o el cuadro pseudogripal, que siempre es provocado por virus y los antibióticos no tienen absolutamente ningún efecto en esos cuadros. Entonces, hay que diagnosticarlo y en base a eso se dará tratamiento adecuado que requiere, individualizado por paciente que hace la consulta en ese determinado momento.
-Por Resolución Ministerial se dispuso una Comisión de Trabajo interdisciplinar, ¿en qué consiste?
-Hay un grupo de personas que estamos trabajando desde el año 2018 de manera multi e interdisciplinaria, porque está integrado por médicos infectólogos, por médicos pediatras, convocando también en alguna oportunidad al Colegio de Veterinarios, al Colegio de Farmacéuticos, a la Asociación Argentina de Microbiología, a la Municipalidad de Córdoba y a las universidades, entre otras instituciones. Y este grupo viene trabajando justamente en acciones para concientizar o para poner en conocimiento de la sociedad de lo que significa esta problemática de la resistencia de las bacterias, fundamentalmente, a los antibióticos. Se necesitaba un lugar de unificación y desde el Ministerio tuvimos la voluntad política, por parte del ministro de Salud, que nos proveyó de una Resolución Ministerial creando una comisión interna del ministerio, para coordinar este grupo de trabajo que no tenía un fin determinado sino más que reunirnos para ver qué acciones podíamos promocionar. El ministro firmó la Resolución en los últimos días y ya tenemos un marco regulatorio con funciones específicas que este grupo va a trabajar.
En ese marco, explicó que se abocarán a la promoción de acciones tales, como por ejemplo, la inclusión -en la instancia de pregrado de las universidades- de contenidos educativos que concienticen sobre el uso adecuado de antimicrobianos. También harán lo propio a instancias de la salud animal y ambiental, considerando la interrelación directa de los tres ecosistemas.
“La idea es promover acciones para cuidar los antimicrobianos. El principal problema que estamos viendo actualmente es la creciente resistencia de las bacterias al efecto de los antibióticos. La Organización Mundial de la Salud ya proyecta que a este ritmo los antibióticos van a dejar de ser efectivos entre el 2030 y el 2050, por lo que si no actuamos ahora, si no educamos ahora, si no cambiamos conductas ahora, vamos a estar en un problema muy serio como humanidad”, consideró Martínez.
Para añadir: “Y las acciones deben estar reguladas desde el grupo de trabajo para tener una visión más holística del problema y que podamos generar este espacio de debate y de información, sobre todo para llegar fácilmente a la comunidad”.
Sobre el final y a modo de consejo dirigido a la población en general, el médico infectólogo recomendó no hacer uso de antibióticos sin el correspondiente diagnóstico y prescripción médica.
“A veces la consulta médica viene con una demanda de un tratamiento antibiótico por parte del paciente y allí es bueno solicitarle al profesional médico que se tome unos minutos para explicarle, si es que no es necesario el antibiótico, por qué no es necesario. Así, el paciente no solo que lo entenderá, sino que después puede replicarlo al resto de la población y hacer saber que los antibióticos no siempre son necesarios, y que muchas veces, cuando no son necesarios, son perjudiciales. Ése tiene que ser el mensaje más claro”, finalizó.