Hay algunas comparaciones que se deben tomar con pinzas, como la del agro, que lejos de caer en 2024 mostró un fuerte crecimiento al compararse con un año de sequía como fue 2023. Eso también disimuló la evolución general del nivel de actividad nacional por el fuerte peso de ese rubro en la economía argentina

El final del Gobierno de Alberto Fernández junto al comienzo del de Javier Milei pusieron a la economía argentina en el freezer. En el cierre del 2023 la recesión comenzó a sentirse y se profundizó luego tras la devaluación aplicada por la actual gestión, especialmente por el fuerte impacto en el bolsillo de los consumidores que en muchos sectores paralizó la demanda. Pero no a todos les fue igual: hubo peores y mejores rubros en la economía nacional. Y entre los que pasaron mejor el cimbronazo sin dudas aparece el agro y la minería. El primero por un rebote esperado tras la sequía y baja producción de 2023; el segundo, por su expansión sin pausa desde hace ya varios años y con un acelerador importante de la mano del litio.

En ese marco, el economista Marcos Cohen Arazi, responsable de la sección productiva de la Fundación Mediterránea, realiza un repaso de los que lograron surfear la ola sin caerse y aquellos que fueron arrastrados y aún esperan ponerse de pie. Y la primera observación que realiza es que “el primer año de gestión del gobierno de Milei estuvo marcado por un comienzo fuertemente recesivo y un claro repunte posterior, que no alcanzó a todos los sectores por igual”.

Cohen Arazi recuerda que “ya durante el final del gobierno de Fernández, la economía estaba en recesión y el PIB cayó 1,9% en el cuarto trimestre (medición desestacionalizada). Luego, el shock cambiario, fiscal y monetario que aplicó el nuevo gobierno contribuyó a que inicialmente la economía profundizara su baja, sumando dos trimestres más de caída en el nivel de actividad: -2,1% en el primer trimestre de 2024, y -1,7% en el segundo trimestre. Luego, el repunte económico verificado en el tercer trimestre resultó sorprendente (+3,9%), y devolvió a la economía al nivel de actividad con el que había terminado 2023. Contando ya con un mes más de crecimiento (octubre) y estimaciones preliminares que van en la misma dirección, la economía tendrían un buen desempeño en el cuarto trimestre y terminaría el año saliendo de la recesión”.

Sin embargo, y tal como ya se mencionó, la situación dista de ser homogénea entre sectores. “Los cambios de precios relativos, regulatorios, la estrategia cambiaria, y la disciplina fiscal se tradujeron en cambios de incentivos notables en lo que hace a las decisiones de consumo, ahorro e inversión, que tienen efectos sectoriales marcados”, explicó el economista.

En el análisis del economista cordobés, se toma la información emitida por el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) para conocer cuándo se encontró el piso de la actividad económica. “Como primera medida, es interesante resaltar que mientras la actividad económica general (refleja la situación promedio) tocó fondo en abril, si se analizan los principales sectores económicos, se tiene que algunos no tuvieron merma en la actividad durante el año, como es el caso de agricultura, ganadería y relacionados, minería y pesca. Luego, el primer impacto lo sintió el sector de electricidad, gas y agua, que en diciembre de 2023 tocó su menor nivel de actividad, de ese momento en adelante siempre estuvo por encima”, señaló Cohen Arazi haciendo hincapié en la diversidad de situaciones y cómo le fue a cada sector.

Le siguieron: hoteles y restaurantes (tocó fondo en enero 2024, aunque no repuntó prácticamente en febrero y permaneció en ese piso un mes más), construcción (marzo), transporte y comunicaciones (marzo), intermediación financiera (marzo) y actividades inmobiliarias y empresariales (marzo). Finalmente, el comercio y la industria tocaron fondo recién en junio. De esta manera, ningún sector tocó piso junto con el nivel general de actividad y por ello durante el año pasado se plantearon debates recurrentes acerca de cuándo la actividad económica había tocado piso, fruto de la heterogeneidad sectorial mencionada.

Por el otro lado, el responsable de la sección productiva de Fundación Mediterránea señaló cuál fue la magnitud de la caída en cada uno de los sectores, siempre en base al Emae. En ese marco destacó que el sector que mayor nivel de caída llegó a acumular fue la construcción (-24% respecto de noviembre 2023), seguido por la industria (-14%) y el comercio (-12%). Minería y agricultura no verificaron mermas durante el año, mientras que transporte y comunicaciones (-2%) y actividades inmobiliarias y empresariales (-3%) se ubicaron entre los que menos cayeron. Durante el año, la actividad económica general cayó hasta 4,5% respecto de noviembre 2023.

Finalmente, en la actualidad los sectores que manifiestan mejor desempeño al promediar el primer año desde la asunción de Milei son: minería, agricultura y ganadería, intermediación financiera y actividades inmobiliarias y empresariales, al ubicarse por encima del nivel de actividad previo al comienzo de la gestión de gobierno. Por su parte, construcción resulta la actividad más rezagada (se ubica 14% por debajo del nivel que tenía en noviembre de 2023, seguida por hoteles y restaurantes (-3%).

En un panorama intermedio se ubican los sectores de transporte y comunicaciones, industria, electricidad agua y gas y comercio, que se ubican ligeramente por debajo del nivel de noviembre 2023. “De todos modos, es importante aclarar en el caso de la industria que la situación resulta muy heterogénea también entre subramas industriales. Mientras la industria alimenticia se encuentra 4% por encima del punto de referencia previo al inicio del gobierno actual, la industria textil se encuentra 20% por debajo. En el medio, gran parte de la industria metalmecánica se ubica 11% por debajo, y la automotriz está en paridad (igual nivel que en noviembre 2023)”, destaca Cohen Arazi.

En suma, el nivel de actividad general se ubica 0,6% por encima del de noviembre de 2023 (según la medición del EMAE). “Ello refleja un repunte mejor a lo que podía preverse al comienzo del año, aunque con una gran heterogeneidad interna como ya ha sido descripto”, agregó el economista.

Con la mirada sobre este año, Cohen Arazi destaca que “para el 2025, las perspectivas generales son favorables, con un crecimiento que podría superar el 4%, en parte por efecto de una baja base de comparación y en parte por el impulso de algunas actividades económicas revitalizadas. Entre los posibles dinamizadores se encuentran el crédito, la recuperación de capacidad adquisitiva de los salarios, la menor incertidumbre sobre las variables macroeconómicas y el efecto de las desregulaciones que apuntan a facilitar la actividad económica”.

Y concluyó: “Sin embargo, los problemas de competitividad se anotan entre los factores que podrían mitigar y poner en riesgo la recuperación de vastos sectores de la economía, lo que se conjuga con la persistencia de una importante carga impositiva y una competencia cada vez más abierta con la producción de otros países. Las reformas económicas puestas en marcha hasta ahora, aunque importantes, no reducen significativamente los costos de producción, y allí radica el desafío imperioso para el año que comienza”.