Según un relevamiento, por el costo de vida y los bajos haberes cada vez son más los adultos mayores que prescinden de los medicamentos para poder comer.
La caída de recetas comenzó cuando decayó la cobertura social de los mismos.
A la vez los remedios siguieron aumentando de precio, lo que iba tornando inaccesible el alcance para los jubilados y jubiladas.
Tal es así que hay adultos mayores que concurren a las parroquias que tienen farmacias a que les den en forma gratuita el medicamento que necesitan.
Todo tiene que ver con “la crisis económica que golpea fuerte en el bolsillo de nuestros jubilados, que priorizan la comida a los medicamentos, con los riesgos que ello implica para su salud”.
La cruda realidad impacta también en los adultos mayores a quienes tampoco les alcanza la plata para llegar a fin de mes.
Según publicó Puntal, cada vez más jubilados van a comedores barriales y es el único plato de comida en el día.
Se trata de adultos mayores cuyas edades van entre los 78 y 80 años, a quienes no les alcanza lo que ganan para vivir.
En las ONG piden alimentos a la sociedad, como fideos y polenta, por el aumento de la demanda en los barrios.
Otro dato para graficar el cuadro de situación:de 73.000 jubilados, el 60% está por debajo de la línea de pobreza.
A ellos no les alcanza la plata para los remedios:“O compramos medicamentos o comemos”, graficaron ellos mismos.
En esa disyuntiva que se les plantea cotidianamente, “1 de cada 4 jubilados optó por dejar el remedio que necesita para su salud y volcar lo poco que ganan para el pan de cada día”.