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Una semana plena de días felices para todos y todas

Ya sabemos que en realidad todos los días son el Día de la Madre, porque las madres argentinas están siempre presentes en nuestro pensamiento: si no las madres propias, al menos las de los y las protagonistas de nuestra realidad cuyos comportamientos nos invitan una y otra vez a preguntarnos de qué útero habrán salido semejantes criaturas. Pero no podemos omitir la referencia en la culminación de una semana pródiga en celebraciones tan caras a nuestros sentimientos, desde el Día de la Diversidad Cultural -que salieron a la calle a festejar gentes ciertamente diversas, entre los que sostienen que el coronavirus es una creación del poder oculto para colonizarnos mentalmente a través de la vacunación masiva y los portadores de ideas verdaderamente delirantes como la de una segunda presidencia de Macri- hasta el Día de la Lealtad, que más allá de la introducción de la virtualidad forzada por las circunstancias confirmó la regla doctrinaria de que la unidad peronista debe celebrarse sí o sí con una multiplicidad de ceremonias cuyos participantes se denuncian mutuamente como traidores.

Lunes 12.- “Con el diario del lunes, creo que me equivoqué”.- El regreso al ruedo de Mauricio vuelve a dejarlo como un exponente sumamente meritorio en relación con una de las cualidades más notables que históricamente han demostrado poseer nuestros gobernantes, como es la capacidad de elaborar ejercicios autocríticos tan implacables que llegan hasta la autoflagelación. En su caso, asume con lucidez y coraje la responsabilidad por el error que la gente cometió al no haberle renovado el mandato el año pasado: fue porque en 2015 no había querido estropear el clima de optimismo y buena onda que había cuando asumió tirando pálidas sobre la herencia recibida. Es decir, no fueron las tarifas, la pobreza, la inflación, el endeudamiento, la recesión, el dólar y todas esas cuestiones las que transmitieron la sensación de que las cosas no funcionaron del todo bien durante su gobierno, sino esa generosa predisposición de mantener la energía positiva todo lo posible que después iba a terminar por frustrar las expectativas y hacer que la gente confundida decidiera “volver al pasado”. Pero Mauricio conserva el optimismo y está seguro de que “este es el último gobierno populista”, que “vamos a tener otra oportunidad” y esta vez, a la luz de lo aprendido, todo va a ser diferente: no en el manejo de la economía, respecto de lo cual parece que no hay nada que reprocharse, sino que esta vez va a asegurarse de echarle toda la culpa al gobierno anterior.

Martes 13.- Duras críticas del oficialismo a las marchas del 12-O y a la reaparición de Macri.- En esta cuestión Mauricio debería aprender del oficialismo actual, que desde el primer día no deja de recordarnos lo terrible de la herencia que recibió, porque como todo el mundo sabe hasta 2015 la economía funcionaba como un violín, las arcas el Banco Central desbordaban de dólares, el Gobierno no espiaba a opositores ni perseguía a periodistas ni apretaba a los jueces y la infraestructura en salud daba para bancarse diez pandemias juntas, hasta que vino Macri y destruyó todo. Por eso la única explicación posible para las protestas es que no se trata de argentinos (Cafiero) sino de un ejército de zombies (Valdés) que con sus reclamos "repletos de agresión, insultos y maltrato" (Alberto) inspiran a “agarrar un camión y jugar al bowling” con ellos (Dady Brieva). A ver si liquidamos de una vez ese odio irracional de los agresivos maltratadores que a gente cargada de amor como nosotros le cuesta tanto comprender.

Miércoles 14.- Fernández llamó a los empresarios a “trabajar juntos para reconstruir el país” y descartó una devaluación y un corralito.- La presencia de Alberto el el Coloquio de Idea nos llena de ilusión sobre el inminente ingreso de la Argentina en un sendero de prosperidad que, cooperación pública y privada mediante, nos conduzca al éxito al que estamos condenados. Al menos, hasta que Cristina recomiende por Twitter una nota que advierta que con empresarios garcas como los argentinos no se puede ir a ningún lado, en cuyo caso nos congratularemos porque en un espacio plural como el Frente de Todos hay lugar para pequeños matices en las tomas de posición sobre temas de importancia secundaria. Igual, el dato clave es el anuncio de Alberto sobre lo que de ninguna manera va a hacer: los argentinos a los que les sobre un pesito ya saben que pueden dejarlo con toda tranquilidad en el banco, donde su valor está plenamente garantizado porque el mismísimo Presidente de la Nación, nada menos, ha comprometido públicamente su palabra en ese sentido. Es más, en un momento estuvo a punto de agregar: “El que depositó dólares recibirá dólares”, pero lo habría omitido para no entrar en un litigio por derechos de autor.

Jueves 15.- “El programa económico está avanzando de la forma que teníamos prevista”.- En la onda de seguir transmitiendo tranquilidad, y seguramente estimulado por la favorable repercusión de sus declaraciones sobre los manifestantes que no son pueblo, ni gente, ni argentinos, a Santiago Cafiero se le parece haber pasado por alto que su jefe no cree en los planes económicos, justamente porque nunca funcionan como sus autores prevén. La paradoja se podría explicar con diferentes hipótesis: 1) Alberto en realidad tiene un plan económico, pero no lo reconoce porque a) no les quiere dar el gusto a los poderes concentrados que le reclaman un plan económico; b) quiere agarrar a la economía por sorpresa para debilitar su resistencia a funcionar según lo previsto; c) está esperando que Cristina respalde por tuit una nota de Página 12 que respalda el plan económico. O bien 2) Alberto no tiene un plan económico, pero Santiago dice que lo tiene porque a) deslumbrado por los éxitos frente a la inflación, el desempleo y la pobreza, concluyó que semejantes logros no pueden sino haber sido la consecuencia de un plan económico, aunque nadie sepa cuál es, b) no vas a andar tomando al pie de la letra todo lo que dice Alberto y c) no vas a andar tomando al pie de la letra todo lo que dice Santiago. Lo importante, en todo caso, es el mensaje dirigido al quejoso no-pueblo y no-gente: que vayan sabiendo que esta economía es exactamente la que estábamos buscando.

Viernes 16.- Economía envió a Diputados un proyecto para estimular el ahorro en pesos.- Y sí, por asombroso que parezca, la terminante negativa del Presidente de la Nación a toda posibilidad de devaluar no derivó en avalanchas de ahorristas agolpándose en las puertas de bancos y casas de cambio para vender los dólares que tenían amarrocados en el colchón antes del previsible derrumbe de la cotización de la moneda norteamericana. Como según parece para que los remolones se pasen a pesos necesitan un empujoncito adicional, entonces ahí viene el paquete de estímulo con exenciones impositivas y otros pases de magia financieros que por ahí usted no entiende, pero con la credibilidad que tienen las exhortaciones de los gobernantes argentinos a ahorrar en la moneda local tienen el éxito asegurado. Y por si le surge cualquier inquietud, desde ya le decimos que no se preocupe, que el Banco Central ya está listo para salir a comprar a 75 pesos los dólares que seguramente inundarán el mercado desde mañana, por si el derrumbe del precio se pasa de rosca. Porque no es cuestión de perjudicar la competitividad de nuestras exportaciones con un peso que queremos fuerte y rozagante, sí, pero tampoco la pavada.