El año comenzó para la Federación de Fútbol de Ecuador con muchísimas expectativas que giraban en torno a una contratación que hacía ruido por el nombre y, claro, la gran carga que tiene ese apellido. Francisco Egas, presidente de la Federación, posó sus ojos en Jordi Cruyff, hijo del mítico Johan, quien estaba trabajando desde hacía un par de temporadas en el Maccabi Tel-Aviv de Israel.
Esas expectativas de juego revolucionario, de cambio de estética, que incluso se vio reflejada en redes sociales y en el escudo de la selección, quedaron muy postergadas pandemia mediante.
En ese contexto, quien apareció para bajar la espuma de todo aquello fue un viejo conocido de nuestro fútbol: Gustavo Alfaro. Con un paso reciente por Boca en el 2019, será quien debute oficialmente en el banco del conjunto tricolor, en el partido de mañana en la Bombonera.
El colega Jerry Roballino, desde Guayaquil, nos habla de la selección y presten atención a cómo se expide sobre Matías Oyola, prócer en Barcelona.
“En Ecuador lo que más existe es incertidumbre, en todos los aspectos, de saber quiénes serán los titulares, entre otras cosas. Ese es el gran interrogante, no hemos podido ver ni siquiera un partido amistoso de Gustavo Alfaro y recién ayer tuvo lista la convocatoria. Se presentará Ecuador frente a la Argentina sin tener más allá de tres entrenamientos. Imagino que Alfaro tiene en su mente una idea de alineación que no la va a poder trabajar y que seguramente la fue confeccionado con la ayuda de personas cercanas a él y que están en el fútbol ecuatoriano. Además ha encontrado muchos contratiempos: algunos jugadores no querían venir a la selección, como Cristian Ramírez, lateral izquierdo, o el delantero Felipe Caicedo. Como si esto fuera poco, Cristian Noboa no puede llegar desde Rusia porque pierde una conexión con el vuelo y por los protocolos de la pandemia se hizo muy difícil sacarlo por otra vía desde Rusia y no estará. A su vez, uno de los arqueros convocados dio Covid positivo al llegar a la concentración de la selección. No quisiera hoy estar en los pies de Gustavo Alfaro”, resalta.
-El año comenzó con la sorpresiva contratación de Jordi Cruyff como entrenador y después llegó su renuncia, pandemia mediante. ¿Cómo fue todo aquello?
-Ecuador vivió un momento previo a la pandemia desde enero, con una crisis dirigencial que entre los altos directivos de la Federación intentaron reestructurar todo, muchas inconformidades y una de ellas fue la contratación de Jordi Cruyff y el misterio de la misma por los valores tenidos en cuenta. Esto confrontó más la relación con los directivos, en el camino renunciaron el director deportivo y Jordi Cruyff, sin tener si quiera un entrenamiento con la selección. Recuerden que por la pandemia se suspendió la Copa América, que era uno de los grandes objetivos del año. Esto evidentemente trastrocó las intenciones de Cruyff, que hubiese tenido algo de tiempo para trabajar y no ir tan a las apuradas como está Alfaro por estas horas. Lastimosamente, no podemos decir si el trabajo del holandés era bueno o malo, porque nunca lo vimos y cayó todo en saco rato.
-Y qué expectativas genera Gustavo Alfaro, evidentemente un entrenador de mucha experiencia y conocimiento.
-Particularmente, tengo muchas expectativas. A diferencia de lo que era Cruyff y cómo se manejó la contratación de él, nos hablaron de proyecto a diez años y que involucraba no solamente a la selección, sino a categorías menores. Debido a la premura, se lo contrata a Gustavo Alfaro con la intención de tener resultados rápidos; mediante un sistema estadístico se llegó a comprobar que el esquema con el cual juega Alfaro es un método fácil y aplicable para las características deportivas que tienen nuestros jugadores. Esto hace pensar en no empezar tan mal. Lo de Cruyff hubiese sido una propuesta más revolucionaria, de posesión, hacer un juego quizá no tan acostumbrado a lo que hacemos aquí. Todos presumimos que la contratación de Alfaro en ese aspecto tiene algo de sentido; lo propio el ser un entrenador que prioriza la defensa, uno cree que intentará plantarse en la Bombonera con la intención de no ser goleado, de hacer un buen partido, y que su intención primordial es no hacer el papelón. El equipo es un rejuntado, como decimos acá entre “solteros y casados”, por los pocos días que llevan. Es una selección extremadamente nueva, con un promedio de edad de 25 años. La mayoría de estos chicos nunca jugó una eliminatoria y varios ni siquiera estuvieron en la selección. Poniendo los pies sobre la tierra, sabemos que es extremadamente difícil para el entrenador argentino.
-El fútbol ecuatoriano tiene casos como Independiente del Valle o Delfín de mucho éxito en su país y en Sudamérica, ¿cómo lo puedes explicar?
-Sin duda, producto del tiempo y la no urgencia de conseguir resultados. Independiente del Valle es una comunidad muy cercana a Sangolquí y ni siquiera allí era el equipo histórico hasta que llega Michel Deller a tener el mando del club. Es un equipo prácticamente sin presión, lo mismo Delfín, un equipo con un único “dueño”; lo decimos entre comillas porque no es una figura que exista, pero sí es una sola persona la que toma las decisiones, y que tampoco era el equipo principal de su ciudad y tuvo el espacio para poder trabajar y conseguir el éxito que finalmente consiguieron. Esas son las características primordiales; además Independiente prioriza muchísimo el trabajo formativo, porque recluta de todo el país y los mete a una concentración, tiene colegios y trata de no solamente involucrar aspectos deportivos, sino también académicos y personales, por eso los jugadores se paran en la Bombonera o el Maracaná y se quieren comer el mundo. Es una formación que los hace distintos y que nunca antes habíamos tenido en el país.
-Finalmente, somos la ciudad de Matías Oyola, desde Ecuador, ¿cómo nos puedes explicar lo que significa el Pony para Barcelona de Guayaquil y para el fútbol ecuatoriano?
-A nadie le quedan dudas de que lo de él está fácilmente en el top ten de los mejores volantes de la historia de Barcelona. Muy pocas veces en la historia del club, un equipo que tiene el setenta por ciento de los hinchas totales del país, un jugador estuvo tanto tiempo y además tuvo la oportunidad de ser campeón y tener una participación histórica en Copa Libertadores como la semifinal de 2017. Es un jugador referente, lo ha conseguido no sólo por los años en la institución, sino por cómo se ha manejado como persona, nunca ha tenido un escándalo fuera de las canchas o algún contratiempo. Siempre ha dejado la impresión, al margen de la directiva de turno, de que es alguien que priorizó el orden institucional del club y hacer prevalecer la honra y el respeto al club. Hoy por hoy, hay muchos jugadores queridos pero nadie supera en Barcelona a Matías Oyola. Le toca ahora jugar menos pero con los pocos minutos que lo hace sigue justificando el cariño que le tiene el barcelonismo y el respeto de los rivales, que lo reconocen un profesional de carta cabal y que le ha hecho muy bien al fútbol, incluso cuando fue convocado a la selección.