Ubicada en el noreste provincial, en el departamento San Justo, tiene una constelación de localidades a su alrededor: la más conocida es Miramar de Ansenuza, pero también están Marull, La Para, Brinkmann, Balnearia, La Paquita, Altos de Chipión, Colonia Vignaud, La Rinconada y Freyre, entre otras.
La semana pasada, un grupo de biólogos y expertos en reservas naturales expuso en el Congreso de la Nación sobre las cualidades de la laguna con características de mar interno. En realidad es el mayor lago salado de Sudamérica y el quinto del mundo. La disertación de los especialistas en la Cámara de Diputados fue un paso más en la búsqueda de alcanzar el rango de parque nacional.
El proyecto consiste en proteger el humedal Laguna Mar Chiquita y Bañados del río Dulce mediante la creación de una nueva Área Protegida Nacional en la provincia.
Entre los expositores de Córdoba que llegaron al Congreso estuvo Lucila Castro, que es bióloga, investigadora del Conicet e integrante de la ONG Natura International. “Desde el Grupo de Conservación de Flamencos Alto Andino, que es una red de trabajo internacional con expertos de Perú, Bolivia y Chile, venimos llevando censos para monitorear a los flamencos. En Mar Chiquita lo hacemos en avión por el tamaño de la laguna. Y el Congreso de la Nación, por la relevancia de esta actividad, decidió asignarle una clasificación de importancia nacional. A partir de eso, y dado que además estamos trabajando para que la laguna sea declarada parque nacional, fuimos a exponer al Congreso”, explicó.
El humedal tiene casi un millón de hectáreas ricas en fauna, especialmente caracterizadas por las aves acuáticas, y en particular por los flamencos.
“Llegamos a contabilizar hasta 300 mil individuos de la especie residente en el lugar. Después hay muchas otras clases de aves, sobre todo acuáticas, algunas de las cuales vienen desde el hemisferio norte después de volar 15 mil kilómetros”, indicó la bióloga.
En la zona norte de la laguna se pueden encontrar además mamíferos como el aguara guazú, que está en peligro de extinción; también hay zorros, pumas y otras muchas especies. “Al norte es un humedal tipo bañado, con actividades más bien rurales. Y en la parte sur, en Miramar, La Para, Marull, la actividad es más turística. Con lo de parque nacional se quiere dar una protección para siempre a este recurso natural que es de todos. Lo que buscamos es una armonía entre el recurso natural y lo que la laguna nos da a través de la parte productiva y turística”, señaló la investigadora.
“La idea es que se pueda proteger pero que a la vez existan actividades productivas o turísticas”, agregó Castro.
Un censo de miles
Realizar el censo de flamencos en la laguna no es tarea sencilla. Por eso el grupo de investigadores necesita contar con infraestructura y logística necesarias para relevar la población de aves en el enorme espejo de agua. “Tenemos toda la metodología diseñada. Por el tamaño es necesario sobrevolar. Respetamos cierta altura para pasar por encima de los flamencos pero sin molestarlos. Damos la vuelta completa a la laguna, lo que nos insume al menos 3,5 horas. Adelante va una persona que sabe muchísimo, un observador experimentado, que va tomando nota en base a su conocimiento y la información va siendo constatada por dos fotógrafos que van en la parte de atrás del avión. Eso se procesa luego en la oficina con un software que nos ayuda. Todo requiere un trabajo de logística importante”, explica Castro sobre la labor que realizan.
Nada de todo eso es gratis y los recursos no abundan. “Siempre es complejo el financiamiento porque no tenemos algo fijo y para colmo son carísimos los vuelos. Pero bueno, generalmente a través del grupo de conservación al que pertenezco podemos canalizar fondos”, remarca.
Con respecto a la evolución de la población de flamencos, Castro destacó que “por suerte se mantienen estables en el caso de la especie residente, que es el flamenco austral. Con respecto a las migratorias hay que hacer un trabajo profundo para tener detalles. Lo importante es que el ecosistema está en buenas condiciones”, dijo.
Por último, sobre el objetivo de que sea declarado parque nacional, la bióloga destacó que “nos marcaría en el mapa y además brindaría infraestructura, recursos humanos, y un trabajo conjunto con gobiernos locales y ONG”.
Gonzalo Dal Bianco. Redacción Puntal