La resiliencia es un término fácil de explicar verbalmente, pero difícil de transitar. Nadie imagina el dolor de perder a un hijo, hasta que ocurre.
"Mi propósito es que mires de otra manera para sanar y aprender"
Cecilia Torres, Licenciada en Gestión Educativa y terapeuta Holística, presentó su libro "Un espacio para sanar" donde narra cómo desde el amor y el aprendizaje pudo canalizar su dolor después de la muerte de su hijo
Cecilia Torres Lic. en Gestión Educativa y terapeuta Holística, acompaña a personas en procesos de duelo y otras situaciones similares. Estuvo presentando su libro “Un Espacio para sanar”, en donde narra su experiencia luego de atravesar la muerte de su hijo Jero de 2 años y como pudo transformar la energía del sufrimiento en fuerzas para aprender y atravesar su duelo desde la paz y no desde el dolor. Cuenta además de su experiencia particular, ideas sobre la muerte, el duelo, autoconocimiento, espiritualidad y algunas herramientas para poder afrontar las adversidades.
Con la premisa de que, la muerte no era lo que nosotros habíamos creído y pensado antes, hay mucho más; Hablamos con la autora quién nos contó todo el proceso de escritura para finalmente verlo concretado en este libro.
¿Cómo surge la idea de escribir tu libro "Un espacio para sanar"?
- La verdad que todo el proceso del libro no surgió con la idea de, sí, voy a escribir un libro. Se fue dando de manera natural. Después de la muerte de Jero, cada día que pasaba, empecé a escribir para vaciar un poco ese dolor, transmutarlo, ese ahogo inicial que literalmente ahoga. Una forma de transformar eso que me estaba pasando, fue escribir. En el proceso, justo llega la pandemia y me encuentra formándome y estudiando diversas terapias. Es ahí en donde me doy cuenta que todo lo que yo sabía de la muerte hasta antes de la muerte de Jero, no me alcanzaba para transitar un duelo, por lo menos no desde la paz, porque cabe aclarar que el dolor va a estar igual.
Cuando me di cuenta de esto, me puse en movimiento, aprendiendo, cuestionándome, empecé a creer en otras cosas. Reconocerme como un ser espiritual, no desde lo religioso. Darle una vuelta de rosca a la muerte y lo que yo pensaba que era la muerte. Eso me permitió transitarlo de otra manera y así surge la idea de contar mi experiencia, no es una receta, solo la forma en que yo lo transite y considero que es más sanadora que tirarme a la cama y sufrir, porque nadie le saca la gravedad al hecho. Es mirar desde otro lugar para aprender.
¿Cómo lograste escribir desde el aprendizaje y no desde el dolor?
- Mi frase muletilla es “frente a cualquier situación, siempre debemos elegir aprender”. Siempre hay más, siempre podemos tener otra mirada sobre la muerte y aprender. Es una tarea difícil, ya que debemos romper patrones y creencias viejas. En el libro planteo que cuando yo me río, cuando yo disfruto un momento, cuando yo soy feliz, esa felicidad es compartida por ellos que no están físicamente, pero que sí nos acompañan desde otro lugar.
¿Cómo está estructurado el libro?
- Es el primer libro que escribo y está dividido por 7 capítulos. El número 7 es muy especial para mí, de hecho, Jero fallece un 7 de abril y fue un trabajo cambiarle la energía a esa fecha, a ese número.
Al principio esa fecha es triste, todas las fechas importantes lo son. Las fiestas, cumpleaños y otros momentos. La energía que se vive ese día es diferente. En mi cuenta de ig (@cecilia.torres7) hice un posteo de duelos y fechas especiales, en donde me dije que no quería vivir el 7 de cada mes como un día feo, como algo ya predestinado a ser siempre un día horrible, sino todo lo contrario, me di cuenta que yo tenía la posibilidad de hacer de ese día un buen día y que para ello era necesario accionar, hacer algo y ser responsable de hacer ese día diferente.
Siempre cuento que, en la primera navidad sin él, fui a comprar los regalitos de todos, pero no el suyo, e inmediatamente me pregunte: ¿Qué le regalaría a Jero? Un dinosaurio. Él amaba los dinosaurios. Hicimos una colecta y compramos juguetes para regalar a los niños que estaban internados en el hospital. Cuando llevamos esos regalos, había un nene internado en terapia de 2 años y nos permitieron entregarle ese dinosaurio, para mí fue mágico, fue por amor, ver a ese nene sonreír fue sanador. La energía que uno vive ese día es diferente, de ahí el número 7 y de ahí los 7 capítulos.
¿Dónde se puede conseguir el libro?
-Pueden consultarme a través de mis redes, en mi cuenta personal de Instagram @cecilia.torres7 y a partir del 09 de marzo en la librería Libre Libro de la ciudad de Villa María.
En tus redes replicaste una pregunta de la Madre Teresa de Calcuta, ¿Dónde deposito todo este amor?
- En el libro lo manifiesto. Es bueno aclarar que no es un libro solo para padres que perdieron a un hijo. Lo escrito en “Un Espacio para Sanar”, se puede aplicar para la pérdida de un ser querido o inclusive la pérdidas o situaciones que nos cambian la vida. Invito a poder mirar desde otro lugar esas cuestiones que nos desacomodan tanto y no desde el victimismo y desde el sufrimiento, sino, aprender a darle la vuelta de rosca y aprender. Siempre aprender.
¿Qué lugar ocupó en este proceso el autoconocimiento?
- La clave para mí, es el autoconocimiento. Sin buscarlo claro, desde mi experiencia personal lo fui descubriendo. Durante la pandemia me vi en la necesidad de volver a mira hacia adentro. De manera muy natural y para nada forzado.
Yo estaba embarazada de mi cuarto hijo cuando ocurrió la muerte de Jero y fue muy fuerte para mí atravesar ese duelo estando embarazada, fue realmente una paradoja vivir la vida y la muerte. Después entendí que es lo mismo, me refiero a que es tan natural la vida como tan natural lo es la muerte. Al proceso lo hacemos igual sea cual fuera la situación en la que estemos.
Tener un hijo en el otro plano es encontrarte con él, desde el amor incondicional. Hay un amor más grande que ese dolor de no tenerlo. Es el amor que uno encuentra yendo hacia adentro. Es el autoconocimiento como proceso interno que nos conecta con un amor espiritual que yo nombro en el libro y lo nombro como la única posibilidad, porque solo encontrando ese camino podemos encontrar la paz, concluyó.
Por Julieta Varroni