Grupos de acreedores privados que acordaron renegociar la deuda con la Argentina manifestaron ayer su preocupación al Gobierno por considerar que las medidas adoptadas tras el canje de deuda "empeoraron en forma dramática" la crisis económica en el país.
Dos de los principales grupos de acreedores que adhirieron al canje de la deuda, el Exchange Bondholders Group y el Comité de Acreedores de la Argentina, emitieron un duro comunicado contra el Gobierno, al que le exigieron un plan económico "coherente".
"Ya no es plausible que el Gobierno de la Argentina culpe de sus problemas al legado económico que heredó. Después de casi un año en el cargo, el gobierno argentino aún tiene que ofrecer una visión económica coherente y sostenible a la sociedad argentina y a los mercados", indicaron en el comunicado.
Los bonistas se preguntaron si sus "sacrificios para proporcionar una estructura de deuda que Argentina es capaz de atender fueron esencialmente insignificantes frente a un país que simplemente puede no estar dispuesto a pagar".
"Los acreedores ya cumplieron su parte, brindando una oportunidad histórica a la Argentina para comenzar de nuevo. Ahora les toca a Argentina y al FMI hacer su parte", señalaron.
El principal grupo de acreedores de la Argentina, el Grupo Ad Hoc, que integraban BlackRock, Ashmore, Fidelity y T. Rowe Price, no adhirió por ahora al comunicado de estos bonistas.
El Exchange Bondholders Group está integrado por los fondos que poseían bonos del último canje de la deuda, y el Comité de Acreedores era el más chico de los tres grandes grupos que negociaron con el ministro de Economía, Martín Guzmán.
"Las preocupaciones de los acreedores han demostrado ser correctas. Las autoridades económicas de la Argentina no sólo no han logrado restablecer la confianza, sino que las medidas políticas adoptadas inmediatamente después de la reestructuración de la deuda han empeorado drásticamente la crisis", indicaron.
Cuestionan que en lugar de permitir que los precios del dólar alcancen el equilibrio y estimulen la actividad económica deseada, el Banco Central ha reforzado una política cambiaria que promueve las importaciones, desalienta las exportaciones y ha agotado las reservas a un nivel peligroso.
Según dijeron, "la brecha resultante de más del 100% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo garantiza virtualmente que las reservas no se puedan reconstruir, un caso clásico de dinero poco sólido que expulsa dinero sólido".
Recordaron que los acreedores "se unieron para proporcionar US$ 37.000 millones en alivio de flujo de efectivo y aceptaron una gran pérdida de valor para allanar el camino del país hacia la recuperación de una profunda recesión y la pandemia de Covid- 19".
Señalaron que la Argentina "insistió en negociar la reestructuración de su deuda comercial antes de elaborar un plan económico detallado y negociar un nuevo programa del Fondo Monetario Internacional".
Y revelaron que los tenedores de bonos "preguntaron muchas veces durante las discusiones de reestructuración sobre la especificidad de un programa económico y expresaron su preocupación por lo que sucedería el día después del cierre de la bolsa".
Dijeron que el ministro Guzmán "se negó asiduamente a proporcionar parámetros específicos de una agenda económica a los acreedores, insistiendo simplemente en que la sostenibilidad fiscal y la reconstrucción de las reservas internacionales eran sus objetivos firmes".
Lamentaron que "los precios de los eurobonos son más bajos que después de las Paso el año pasado".
"En lugar de presagiar una reapertura del acceso a los mercados para apoyar las necesidades manifiestas de inversión de Argentina, las secuelas de la reestructuración de la deuda son un páramo virtual para el crédito argentino", advirtieron.