Los árboles son nuestros mejores aliados, ya que captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno y capturan el dióxido de carbono. Por esa razón es importante fomentar una conciencia de protección, conservación y restauración de los bosques; además de hacer un buen uso de los recursos naturales.
“Los árboles cumplen varias funciones vitales para el ser humano. Transforman el dióxido de carbono (CO2) en oxígeno (O2), con sus raíces evitan las erosión de tierra, mitigan las inundaciones de las grandes lluvias y proveen alimentos gracias a sus sabrosos frutos”, señalaba Manuel Jaramillo, presidente de la Fundación Vida Silvestre Argentina en la edición anterior de este día.
¡Planten árboles!
En Argentina, el principal impulsor de la actividad forestal fue el Presidente Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874), quien en un discurso público llegó a referirse a los árboles con las siguientes palabras: “El cultivo de los árboles conviene a un país pastoril como el nuestro, no sólo porque la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse como su complemento indispensable. La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella... ¡Árboles! ¡Planten árboles!”
Finalmente, el 29 de agosto de 1900 fue establecido en nuestro país el “Día del Árbol”, gracias a la iniciativa y la vocación ambientalista del Dr. Estanislao Zeballos, entonces miembro del Consejo Nacional de Educación. Se trata de una fecha destacada a fin de tomar conciencia acerca de la importancia de los árboles para el planeta y la necesidad de protegerlos y conservarlos.
Ley de Bosques
En Argentina, desde hace casi 13 años, está vigente la Ley 26.331 de Bosques Nativos, una herramienta imprescindible para planificar el uso de estos ecosistemas permitiendo equilibrar producción y conservación de la naturaleza.
Sin embargo, a pesar de contar con esta Ley, los bosques nativos de Argentina vienen sufriendo grandes modificaciones producto del cambio de uso del suelo para actividades agropecuarias, urbanísticas y viales. Desde el 2007, en Argentina se perdieron 3.500.000 de hectáreas de bosques nativos y con ellos todos los beneficios asociados. El ritmo promedio ha sido de aproximadamente 300.000 hectáreas deforestadas por año: el equivalente a la superficie de CABA por mes.
El 60% de los bosques nativos argentinos se encuentran en la región chaqueña, que ocupa 11 de las 23 provincias de nuestro país. El Gran Chaco es la ecorregión boscosa más grande de Latinoamérica después del Amazonas y ocupa también parte de Paraguay y Bolivia. Su riqueza e importancia radican tanto en su biodiversidad, su potencial productivo, como en las culturas que lo habitan y los servicios ecosistémicos que los bosques proveen a las poblaciones locales y del país. Pero debido al avance de la deforestación y conversión de sus ambientes naturales, hoy se encuentra entre los 11 lugares más deforestados del planeta. En Argentina ya hemos perdido el 30% de los bosques chaqueños.
“Los árboles y bosques nativos son esenciales para preservar la vida humana y de distintas especies. Ayudan a la mitigación y adaptación al cambio climático, purifican el aire, protegen los suelos, previenen inundaciones, dan sustento a la vida de las comunidades locales y contribuyen a la seguridad alimentaria y el desarrollo económico. Además, concentran más de la mitad de la biodiversidad terrestre -ya que albergan aves, insectos, reptiles y mamíferos- y son fuente de alimentos, agua potable, recursos medicinales y materias primas como madera, leña, carbón y fibras” escribía el titular de Vida Silvestre.
Hoy reforcemos esa necesidad de proteger los bosques y ecosistemas naturales, para protegernos también a nosotros mismos.