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A 50 años del regreso de Perón al país: la mirada de un testigo riocuartense

Esteban Miguel Llamosas fue uno de los dirigentes de la ciudad que viajaron a Buenos Aires para presenciar el arribo del líder, después de 17 años de exilio. Además, habló sobre los discursos del expresidente desde Gaspar Campos

Un día como hoy, hace 50 años, Juan Domingo Perón regresó por primera vez a la Argentina, después de 17 largos años de exilio (quiso hacerlo en 1964, pero su avión fue detenido en Brasil, por lo que tuvo que volver a España). En la lluviosa jornada del 17 de noviembre de 1972, el líder justicialista descendió de la aeronave de la empresa Alitalia que lo trajo desde Roma y fue recibido por los militantes que, a pesar de los operativos de control montados por la dictadura de Alejandro Lanusse, coparon el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Entre los miles de asistentes, un grupo de riocuartenses dijo presente. Uno de ellos fue Esteban Miguel “Chachi” Llamosas, excandidato a intendente de la ciudad en la elección de 1983, quien recordó, en diálogo con Puntal, aquel día inolvidable para el pueblo peronista.

“Se vivían momentos de mucha expectativa, pero también había angustia en el país, debido a que en 1972 estábamos en plena dictadura de Lanusse. Con motivo de la llegada de Perón, nos organizamos con un grupo de compañeros y compañeras para viajar a Buenos Aires. Muchos de ellos ya no están, pero fueron figuras centrales de la historia del peronismo de Río Cuarto, como el caso de Julio Humberto Mugnaini. Desde aquí partimos en autos y llegamos a Buenos Aires el 16 de noviembre de 1972. Nos alojamos en un departamento de un familiar a cuatro cuadras de la casa que el general Perón ocupó en Gaspar Campos (Vicente López), por lo que vivimos todo el proceso muy de cerca”, contó Llamosas.

“El 17 salimos bien temprano con destino a Ezeiza. Llegamos a la avenida Ricchieri y nos encontramos con un despliegue militar que nos impidió avanzar. En un momento, mientras estábamos varados, pasó una columna muy nutrida de militantes de La Matanza y nos sumamos con ellos para tomar un camino lateral. Si bien fue muy complicado, logramos llegar hasta lo que hoy es el barrio Eva Perón, por lo que quedamos bastante cerca del aeropuerto. Fue una mañana nublada, pero la emoción nos embargó a todos cuando, alrededor de las 11, entre las nubes advertimos la llegada del avión que traía al general Perón, acompañado de personalidades del justicialismo. Fuimos testigos bastante cercanos a un hecho histórico que, junto con el Día de la Lealtad (17 de octubre), constituye una de las fechas más importante del calendario justicialista.Ese día se movilizó la militancia que quería ver, después de 17 años, el retorno del líder que había estado imposibilitado de venir a su patria”, agregó el excandidato a intendente.

Más adelante, Llamosas dijo que, después de la alegría por la llegada de Perón, vivieron una gran angustia, ya que el expresidente estuvo retenido durante toda la noche en Ezeiza.

“Lo tuvieron retenido, prácticamente detenido. Recién al otro día lo dejaron ir a la casa de Gaspar Campos, lo que generó una verdadera explosión de entusiasmo. Hubo un desfile incesante de militantes durante varios días por esa casa para ver y escuchar al general”, recordó.

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-¿Ustedes estuvieron allí?

-Sí, por supuesto. Perón salía cada media hora y, por una de las ventanas de la casa, con un megáfono, se dirigía a la militancia. Prácticamente, no nos movimos. Lo veíamos y escuchábamos con atención, ya que iba adelantando cuáles eran sus planes a partir del regreso al país. Por la noche, todos hacían guardia, pero se quedaban en silencio, sin hacer ruido, porque el general tenía que descansar. Al día siguiente, por la mañana, volvía la movilización. Fueron días de una emoción indescriptible para la militancia, ya que nos reencontramos prácticamente cara a cara con el general.

-También estuvo en Buenos Aires el 20 de junio de 1973, cuando Perón regresó de manera definitiva a la Argentina y se dio la denominada masacre de Ezeiza…

-Efectivamente. El 20 de junio de 1973 fue el retorno definitivo. Esa fue otra historia, mucho más cruenta y menos feliz y alegre que la del 17 de noviembre de 1972, pero también estuve ahí.

-Muchos dicen que el Perón de los 70 fue el mejor de todos, ¿coincide?

-El peronismo tiene etapas. La última está sintetizada por el momento en el que Perón cambió su frase “Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” por “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Perón volvió del exilio con un mensaje de paz. Vino por la unidad nacional, que se terminó plasmando y que, después, por la dictadura genocida de 1976 se vio interrumpida.

-Hoy, lamentablemente, la situación en Argentina está complicada por las fuertes divisiones que existen…

-Creo que hay que recoger aquella frase de Perón y trasladarla a la realidad de hoy que tanto nos angustia. La Argentina tiene muchas asignaturas pendientes, como el caso de la pobreza. Hay una grieta insostenible. Por eso, todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, debemos tener responsabilidad y encontrar puntos y objetivos comunes. Hay que definir políticas de Estado para superar esta brecha que tanto daño nos hace.

Cómo se vivió en Río Cuarto

En Río Cuarto, la llegada de Perón se vivió sin sobresaltos. En su crónica, el diario La Calle aseguró que todo se vivió con calma, en un día que fue decretado feriado, con una paralización casi total de las actividades.

Durante la mañana del 17 de noviembre de 1972 se desarrollaron dos actos. Uno fue en la sede del Partido Justicialista y otro, en la de la CGT local.

Ambos eventos fueron seguidos de cerca por la Policía y los efectivos del Ejército, aunque no hubo intervenciones, ya que no se produjo ningún disturbio.

Nicolás Cheetham. Redacción Puntal