El muro artificial más alto del país quedó inaugurado el sábado en el predio del exmolino Río de la Plata. Una de las paredes laterales de la torre que sigue en pie fue acondicionada por el grupo de socios del Club Andino para favorecer el entrenamiento y el dictado de cursos de escalada.
“Hay varios muros en todas las ciudades del país, pero los más altos miden entre 12 y 15 metros. El viejo molino tiene 28 metros de altura y la pared nos terminó quedando de 22”, contó a PUNTAL Marcos Bustos, presidente de la institución e instructor.
Las instalaciones del club tienen un muro interior en el que se practica bouldering, que es una modalidad de escalada que no necesita cuerdas, ya que las paredes son bajas y en la base se colocan colchonetas. Ahora, con la pared exterior, se abre una nueva oportunidad para el entrenamiento físico de escaladores y la manipulación de equipos, ya que se trata del mismo sistema que tienen las rocas donde se practica montañismo.
“Lo que queríamos hacer es imitar los muros europeos, que son bien altos. Estuvimos escalando la pared y es como ir a la montaña, porque estás a 90 grados del suelo, sin ningún descanso”, añadió Bustos.
El muro artificial costó $ 40.000 en materiales, ya que toda la mano de obra fue gratis porque la aportaron los socios. La cuota societaria es de $ 20 (por actualizarse) y la tarifa mensual de los cursos es de $ 200 para socios y $ 300 para público en general.
El club se basa en escalada, pero también incluye montañismo, senderismo y trekking. La actividad viene generando cada vez más seguidores: hay 160 socios, de los cuales unos 30/40 se mantienen activos. Algunos sólo escalan, otros hacen trekking en montaña o en las sierras.
“Un club de montaña acá en Río Cuarto es todo un logro. Lo que hacemos es fomentar este tipo de actividades, organizamos salidas para enmarcar a la comunidad de la ciudad”, aseguró Bustos.
-¿Cuáles son los objetivos que se proponen?
-Tratamos que la persona que tenga ganas de aprender el deporte no tenga que ir a Buenos Aires o Chaltén, o hacer escuela de montaña. La idea es que tenga la oportunidad acá. No nos importa la parte competitiva, sino que aprendan seguridad, manejo de cuerda, equipos, nudos, para que puedan salir, previo unos cuantos ensayos, solos a la montañana. También dictamos cursos de primeros auxilios en zonas agrestes.
Los instructores trabajan ad honorem, nadie cobra nada, según el estatuto. Todo el dinero recaudado en eventos y cursos con invitados de afuera, queda para el club. El 12 de febrero se cumplieron 4 años desde su fundación. La institución nació a partir del deseo de un grupo de personas que tenían interés en la montaña.
Adrenalina en las alturas
Francisco Cánepa tiene 30 años y se acercó al Andino por un viaje a Parque Aconcagua que promocionaban en las redes sociales. “Yo entreno todos los días unas tres horas, y los fines de semana voy a la roca. Hay gente que lo toma más recreativo”, explicó. Francisco forma parte de la comisión directiva, compuesta por ocho integrantes. “Armar la pared artificial era un proyecto que los chicos tenían desde que inauguraron el club”, agregó el joven escalador.
-¿Qué es lo que más te gusta de este deporte?
-Lo que más me llama es la pasión con la montaña, la conexión con la naturaleza. Si bien voy al club a entrenar para prepararme antes de ir a las sierras, también hago viajes en mountain bike. Me gusta la escalada porque te genera mucha adrenalina.
-¿Cuál es la importancia de este muro que acaban de inaugurar?
-Es importante para la región, porque no hay de esa altura, entonces si vas a la roca todos los días, no es lo mismo practicar en la palestra de 4, 5,6 metros que entrenar en esta nueva pared donde además de lo físico trabajás la manipulación de equipos y la seguridad, que es lo más importante.
Las instalaciones del club tienen un muro interior en el que se practica bouldering, que es una modalidad de escalada que no necesita cuerdas, ya que las paredes son bajas y en la base se colocan colchonetas. Ahora, con la pared exterior, se abre una nueva oportunidad para el entrenamiento físico de escaladores y la manipulación de equipos, ya que se trata del mismo sistema que tienen las rocas donde se practica montañismo.
“Lo que queríamos hacer es imitar los muros europeos, que son bien altos. Estuvimos escalando la pared y es como ir a la montaña, porque estás a 90 grados del suelo, sin ningún descanso”, añadió Bustos.
El muro artificial costó $ 40.000 en materiales, ya que toda la mano de obra fue gratis porque la aportaron los socios. La cuota societaria es de $ 20 (por actualizarse) y la tarifa mensual de los cursos es de $ 200 para socios y $ 300 para público en general.
El club se basa en escalada, pero también incluye montañismo, senderismo y trekking. La actividad viene generando cada vez más seguidores: hay 160 socios, de los cuales unos 30/40 se mantienen activos. Algunos sólo escalan, otros hacen trekking en montaña o en las sierras.
“Un club de montaña acá en Río Cuarto es todo un logro. Lo que hacemos es fomentar este tipo de actividades, organizamos salidas para enmarcar a la comunidad de la ciudad”, aseguró Bustos.
-¿Cuáles son los objetivos que se proponen?
-Tratamos que la persona que tenga ganas de aprender el deporte no tenga que ir a Buenos Aires o Chaltén, o hacer escuela de montaña. La idea es que tenga la oportunidad acá. No nos importa la parte competitiva, sino que aprendan seguridad, manejo de cuerda, equipos, nudos, para que puedan salir, previo unos cuantos ensayos, solos a la montañana. También dictamos cursos de primeros auxilios en zonas agrestes.
Los instructores trabajan ad honorem, nadie cobra nada, según el estatuto. Todo el dinero recaudado en eventos y cursos con invitados de afuera, queda para el club. El 12 de febrero se cumplieron 4 años desde su fundación. La institución nació a partir del deseo de un grupo de personas que tenían interés en la montaña.
Adrenalina en las alturas
Francisco Cánepa tiene 30 años y se acercó al Andino por un viaje a Parque Aconcagua que promocionaban en las redes sociales. “Yo entreno todos los días unas tres horas, y los fines de semana voy a la roca. Hay gente que lo toma más recreativo”, explicó. Francisco forma parte de la comisión directiva, compuesta por ocho integrantes. “Armar la pared artificial era un proyecto que los chicos tenían desde que inauguraron el club”, agregó el joven escalador.
-¿Qué es lo que más te gusta de este deporte?
-Lo que más me llama es la pasión con la montaña, la conexión con la naturaleza. Si bien voy al club a entrenar para prepararme antes de ir a las sierras, también hago viajes en mountain bike. Me gusta la escalada porque te genera mucha adrenalina.
-¿Cuál es la importancia de este muro que acaban de inaugurar?
-Es importante para la región, porque no hay de esa altura, entonces si vas a la roca todos los días, no es lo mismo practicar en la palestra de 4, 5,6 metros que entrenar en esta nueva pared donde además de lo físico trabajás la manipulación de equipos y la seguridad, que es lo más importante.